Cuando llegamos por fin a casa, me desabroché el cinturón táctico y lo dejé sobre la mesa. Después, me dejé caer en el sofá y coloqué mi nueva adquisición, la mochila táctica, encima de la mesa. Saqué de ella el "ex Libro Mágico" que Syr me había regalado unos días atrás, el cual, como ya es de suponer, tenía las páginas en blanco.
—¿Q-qué estás haciendo? —preguntó Bell, sentado en el suelo mientras hacía mantenimiento a sus armas.
Buena pregunta... buena pregunta», pensé por unos segundos, luego abrí el libro en la primera página.
—Creo... Escribiré un diario —le dije a Bell, quien me miraba sin comprender—. ¿Qué? No me mires así. Tengo que entretenerme con algo, es aburrido no hacer nada —argumenté.
—Oh, ya veo —respondió el chico, y añadió—. La diosa no ha llegado. ¿A qué hora dijo que regresaba del Denatus? —preguntó.
—No recuerdo... Ella dijo que esas reuniones solían demorarse —respondí—. Así que no debería tardar en llegar.
El tiempo pasó, una hora, dos, y la diosa aún no apareció.
—Bell, no levantes tanto polvo —dije de repente, recostado en el sofá mientras seguía escribiendo mi diario en el Libro Mágico.
Mientras tanto, Bell estaba ocupado barriendo el piso, soñando despierto por saber el Título que los dioses le otorgarían.
—Estoy nervioso —decía el chico—. Quizás le pida a Welf que me haga una armadura que vaya con mi nuevo título. Me pregunto qué clase de título voy a recibir. ¿Qué te parece "Viento de Fuego"? —preguntó.
Pausé lo que estaba haciendo por un momento, y lo miré.
—Suena genial... —le contesté, para luego volver a escribir.
—¿Tú crees? —preguntó, algo indeciso.
Asentí, e inmediatamente se me ocurrió una idea brillante.
—Es más, ya sé cómo nos podemos distraer mientras esperamos a Hestia —cerré el libro con fuerza, sobresaltándolo por mi inesperada acción—. ¿Qué tal si te enseño a disparar?
Él me miró con estrellitas en los ojos.
—¡¿En serio?! —preguntó con emoción.
—¡Claro! —asentí—. Vamos.
Me levanté del sofá, guardé mi libro en la mochila junto con el lápiz que estaba usando. Saqué de ella la pequeña UZI Pro Pistol y desplegué su culata, tomé dos cargadores y los guardé en mis bolsillos.
Luego me giré hacia Bell y le hice señas a mi cinturón táctico.
—Agárralo. Vamos a practicar afuera.
Él hizo lo que le pedí y al poco tiempo nos encontrábamos al lado de la iglesia abandonada, en un campo de tiro improvisado con algunas botellas viejas que había encontrado por allí.
Le tendí la pistola a Bell, era mejor empezar con algo ligero que con la subametralladora, ya que esta última era un tanto difícil de controlar debido al retroceso de las ráfagas que disparaba.
Con algo de duda, el chico tomó la Beretta 92.
—Es pesado —dijo.
—Sí, lo es —le contesté—. Ahora no la dejes caer porque podrías hacerte daño.
Bell tragó saliva, luego observó el campo de tiro.
—¿Qué hago ahora? —preguntó.
...buena pregunta, ¿y ahora cómo le enseño?
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¿Está bien tener armas modernas en un mundo de fantasía?
Fiksi PenggemarNuestro protagonista, un tipo normal, nada ordinario, tendrá que sobrevivir y vivir una nueva aventura en un mundo donde el Calabozo está en el centro de la ciudad, Orario. El misterio lo rodeará desde su llegada, no sabrá quién o qué lo trajo a ese...