Misericordia 2/2

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Los guardias rápidamente quitaron la bolsa, se trataba de él, el príncipe de las islas del sur, cuando terminaron lo lanzaron al suelo con todas sus fuerzas, riéndose a carcajadas, el cayó cerca de los pies de Anna, ella no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, estaba horrorizada.

—Como verá su alteza, no he mentido, su merecido aspecto viene al estar trabajando en el establo de la familia real por estos largos meses.

El aspecto de Hans era irreconocible, tenía la piel pálida, los ojos hundidos, las mejillas secas y lo peor es que su cuerpo había perdido mucho peso.

—¡¿Cómo puede permitir esto?! —comentó Anna indignada—. ¡Él es un ser humano, y en el peor de los casos es su propio hijo!

—No la traje para que me rete —respondió el padre molesto e indolente.—. Yo sé muy bien como tratar con mis asuntos.

—¡¿Y a su hijo de esta manera?!

El rey no respondió enseguida, solamente le dio una mirada de rechazo a su hijo, alzando la cabeza para evitar el desagradable olor a estiércol que emanaba.

—Por desgracia, pero no por siempre. — Cuando terminó aquella frase pudo ver el rostro de Hans bajando con vergüenza.

Anna pudo sentir el quebranto que debió pasar Hans en ese momento, ella pudo ver en unos instantes como Hans la veía a ella, en esos pocos segundos era notable los profundos sentimientos que quería gritar para liberarse del dolor, como si sus dientes fueran barrotes de hierro que no le permitían abrir la boca, rindiéndose.

—Llévenselo, necesito hablar con la princesa a solas.

Los guardias obedeciendo la orden del rey agarraron fuertemente los brazos de Hans, él apenas emitió un quejido de dolor, entonces se fueron lo suficientemente lejos para que pudieran hablar solos...

—No lo puedo entender —dijo Bryceton tratando de analizar las palabras si sentido de la gobernante de Arendelle—. ¿Qué pasó con ese dolor, odio, rencor. Acaso no quería usted que sufra las consecuencias de sus actos?

—Si, si quería pero no de esta manera...

—Le estoy haciendo un favor, como rey no me interesa el asunto de otros reinos, pero lo que hizo este no tiene nombre, arruinó mi reputación, la reputación de mi reino.

—¿Por qué no lo puso en una celda entonces?. —Anna se agarraba los cabellos, lo que estaba procesando su mente, un padre inhumano sin amor fraternal era inconcebible para su ella—. O mejor, ¡un juicio justo!, pensé que en su carta quería referirse a eso, la tal llamada justicia pura y dura.

—Ahí esta el punto, mi justicia no es como la suya.

—¿A que se refiere? —preguntó Anna poniendo una mirada aterrorizada.

—Ojo por ojo, diente por diente, ¿lo recuerda?, eso es lo que justamente quiero hacer, el respeto que sienten mis súbditos hacia mi no es por ser un bondadoso y amigable rey, el respeto se gana, y lo gano infundiendo miedo y obediencia, porque si no. . .

—¿Si no qué? —Anna se había arrepentido de preguntar aquello.

—Les llegará ¡la muerte! —Apenas sonrió, con una mirada de profunda satisfacción mirando hacia el horizonte.

Anna estaba con un semblate atónito, confuso, esa sonrisa que él emitía era asombrosamente igual a la sonrisa cínica que le dirigió Hans al abandonarla aquel momento, traicionándola dolorosamente, apuñalándola por la espalda, hasta que un pensamiento intrusivo pasó por su mente ''No es mala idea ¿se lo merece, no? Es una basura de persona, ahora yo tendré la satisfacción de dejarlo morir, ni siquiera va a perecer a causa de mí, sino por su propio padre''

Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora