Viaje a Slimgreton

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—¡Todos a bordo!

Gritó el marinero, llamando a los tripulantes que suban al barco, su destino era Slimgreton, todo estaba preparado, el rey de las islas del sur llevaba su más fino traje, en cuanto a los demás tripulantes, estaban bien vestidos, tenían todo lo que necesitaban, a excepción del menor de los doce.

Deseaba decirle adiós a su madre, a Lars, pero sabía cuan triste eran las despedidas para su mamá, para ella él seguía siendo su niño amado, aunque sonase ridículo, apreciaba eso muy en el fondo y cuanto deseaba que su padre pensara así como ella, para Hans era un amor incompleto que nunca se logró solucionar, dejando cicatrices sin sanar.

Hans estaba preparándose para subir, llevaba algunas cosas como un pequeña navaja que le había regalado Lars en su cumpleaños, y un libro de apuntes que le obsequió su madre, con frases y fotos para demostrarle cuanto lo amaba, aunque el segundo regalo no era útil para él, sin dudas le aliviaba el corazón y apreciaba el gesto.

A Hans no le habían ofrecido ropa nueva, ni siquiera algo con que asearse, tal como lo dijo su hermano, su padre es demasiado desinteresado, ni siquiera se molestó en dirigirle la mirada cuando el subió al barco cerca del muelle. 

—Saludos Hans. —Habló el rey de las islas del sur.

Sorpresivamente captó su atención, lo llamó por su nombre, era la primera vez que él comenzaba un saludo, tal vez estar en el establo por tantos años hizo que empezara a alucinar. No, no era posible.

—¿No escuchas que te estoy hablando?, ten— Bryceton enojado le lanzó ropas limpias a Hans, él rápidamente las agarró evitando que cayeran al mar —Puedes bañarte adentro del barco, hay camarotes exclusivos para eso.

—¿Por que hace esto? —Reaccionó anonadado ante su impropia actitud.

—Que bueno que por fin vayas directo al grano, siéntate, tengo que contarte algo importante.

Todo lo que el rey ordenaba, se le obedecía.

Hans sintió algo dentro de sí, algo indescriptible, una sensación de emociones nuevas iban abrumando en su corazón, hasta no le parecía lógico, ¿Por que de repente su padre se molestaría en hablar con él?, su padre lo odiaba, eso estaba claro.

Ambos entraron en el barco, se sentaron cerca de un área especializada para tener reuniones y socializar, su padre se sentó en frente de su hijo, ambos estaban cara a cara, solo una mesa era la distancia.

—Tu madre habló conmigo, después de tantas insistencias logró captar mi atención, los dos hemos decidido llevarte a un lugar donde puedas empezar una vida nueva, en el juicio que tomarás podrás defenderte solo, te darán la libertad que tanto deseaste.

—Así que cediste porque te obligó ¿verdad?— respondió de manera tosca y fría, una fibra de su corazón estaba arrepentido de haberle hablado así.

Se esperaba lo peor, es la primera vez que se dirige a su padre de esa manera, desde que vivía en el castillo tenía sumo cuidado en elegir sus palabras, para ganar si quiera algo de la aprobación de su padre.

Vio algo de reacción en él, algo muy raro de ver, ¿acaso tenía sentimientos?, solo parpadeó unas cuantas veces para quitarse el desconcierto, sin emoción en su voz procedió a responderle:

—Sabes muy bien como debes dirigirte a tu rey, así que trátame con respeto.

A Hans le habían tocado el punto más bajo, después de veintitrés años sirviéndole a su ''carcelero personal'', haciendo todo tipo de trabajos para él, hasta los más sucios con tal de proteger la reputación de su rey, desde niño siempre deseaba que le diga cuan orgulloso estaba de él, se proponía a alcanzar ese objetivo teniendo buena obediencia y hablándole con sumo respeto, mas llegó al limite para hacerlo estallar.

Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora