Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]

Descubriendo al farsante

Hans estaba plácidamente dormido, sintiendo como la almohada aterciopelada era lo adecuadamente cómoda para él, las sabanas eran suaves y muy abrigadas lo que le permitía descansar de una manera fascinante, abrió los ojos lentamente, gracias a los rayos del sol que acariciaban sus parpados.

Hasta que una ráfaga de alerta lo despertó de su modo inconsciente, como choque de vidrios rotos, se sentó precipitadamente, tratando de recordar que es lo que había pasado antes de despertar, miró a su lado derecho, que estaba limpio y organizado, hasta girar la cabeza lentamente hacia la izquierda, donde se sobresaltó al ver a Kai quien lo estaba mirando con ojos juzgadores y sentado con un semblante tan serio que daba miedo.

—Espero que haya dormido muy bien, príncipe Westergaard —lo dijo con tono de voz gutural, no se veía nada feliz, tampoco Hans.

Hans frotó su mentón inmediatamente, se dio cuenta que su barba había sido rasurada, entonces su mano pasó de su mentón hacia su sien, hasta llegar a su cabeza, notó que su cabello había sido cortado, asemejándose a su corte de pelo cuando tenía 23 años.

El príncipe estaba paralizado, expresión facial denotaba estar atrapado en el peligro, ya no podía hacer nada para escapar, era muy tarde, viendo el aspecto gélido de Kai podía deducir una cosa, lo enviarían de nuevo a casa o mandarían a cortarle la cabeza, preferiría que fuera la ultima opción.

—Usted se preguntará, ¿por qué estoy aquí solo, hablando con usted, en vez de estar dando ordenes a los sirvientes del castillo como lo hago regularmente?, ¡¿y yo me pregunto, por qué usted no está en Slimgreton?! —su voz cada vez se iba acentuando entre el nivel de seriedad a ira moderada—. Nuestra reina me dio la estricta orden de explicarle como logramos descubrir que era usted cuando despertara de su letargo y para interrogarle como es que llegó hasta aquí, para mi desgracia.

—Fue un accidente, no era mi intención estar aquí. . .—Kai lo interrumpió respetuosamente.

—Permítame explicarle mis detalles primero, sobre lo que pasó la noche anterior.

Hans asintió,  estaba dispuesto a escuchar con atención todo lo que Kai tenía para decirle.

—Eran casi las diez de la noche cuando usted fue noqueado por nuestro guardia, todo fue muy difuso para comprender en un instante, hasta que la reina confesó sus intenciones.

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—¡Yo solo quería que Max lo calmara, santo cielo! ¡¿Acaso lo mató?!—Las manos de Anna se estaban sacudiendo del susto, y presentó sus dientes castañeando, esperando lo peor—. ¿Doctor, puede revisarlo?

El doctor acercó su oído al pecho de Hans, olvidando toda la conmoción que causó el guardia, para hacerle sentir un poco más tranquila a la reina 

—No se preocupe alteza el paciente no está muerto, está inconsciente.

—Gracias a Dios —Anna se puso la mano en el pecho, dando un largo suspiro de alivio—. ¿Habrá como despertarlo?

—¡Oh, oh! —dijo Olaf alzando la mano mientras saltaba —. ¿Podemos despertarlo lanzando bolas de nieves directo a su cara?, así reaccionará rápido para jugar con nosotros.

—No es necesario —comentó el doctor pasivamente—. Su pérdida de conciencia dura generalmente unos segundos, seguramente despertará en cualquier momento. . .

Pero, nada pasó.

—Tal vez dure más tiempo de lo estimado.

—Hasta eso tratemos de no molestarlo —dijo Kai, buscando una opción más razonable—. Lo más adecuado será dejar que descanse.