Juego de niños

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Todavía quedaba más camino por recorrer, el par de pelirrojos no intercambiaron palabras, Hans parecía más pensativo de lo habitual, Anna por su parte tamborileaba los dedos de sus manos sobre la aterciopelada tela de su vestido.

—Así que. . .—dijo Hans, tosiendo levemente, para romper el hielo—. ¿Se escuchó tan fuerte incluso para viajar hasta allá?

—Si —dijo segura, entonces lo pensó de nuevo y cambió de parecer-. Bueno no -Anna gustosamente le explicó—-. Fue lo suficientemente fuerte para que yo lo oyera, no fue tan estruendoso para despertar a los demás.

Mientras ella hablaba, pensó para sí mismo, prestando poca atención a sus explicaciones, Anna siempre hablaba con tanta emoción, algo tan característico de ella, tiene la misma intensidad como cuando la conoció por primera vez.

Seguía hablando hasta que un viento con hojas rojizas pasó en frente de ellos, desprevenidos.

—¡¿Pero qué?! —expresó imprevisto—. ¿Por qué suena así? —la fuerte brisa lo sacó de sus pensamientos, era un viento que sonaba con zumbidos entrecortados, al mismo tiempo era armonioso.

—Es Gale, es su manera de expresarse —respondió Anna, el viento jugaba con sus mechones y su capa, haciéndola caer hasta arriba de su cabeza, luego la brisa se dirigió a Hans, inflando sus ropas y haciendo que las telas se ondulen.

—¿Gale, eso qué significa? —preguntó con una ceja arqueada, el viento le provocaba cosquillas, pero reprimió esas ganas de reír.

—Eh, no lo sé —se encogió de hombros, siendo sincera acerca de su ignorancia—. Olaf simplemente lo llamó así.

Gale traía una carta con la respuesta de Elsa, ella tomó la carta entre sus manos y asintió, a lo que Gale fue de regreso a donde vino.

—¡Dile a Elsa que la quiero mucho!

El príncipe se había olvidado de Elsa, sorprendido porque siguen comunicándose a pesar de no vivir juntas, de una manera menos convencional cabe reconocerlo, aún se preguntaba ¿Cúal era el motivo de haber abandonado su título de reina y pasarlo a Anna aquella responsabilidad?, sin embargo necesitaba hacerle ver a la reina lo más raro que pasó ahora.

—¿Acaso hablaste con el viento? —Hans trataba de encontrarle un sentido a lo que acaba de ver.

—No es el viento en sí, es, eh. . .

Luego Gale regresó sutilmente, tomando la carta que le entregó a Anna hace unos momentos, a lo ella se sorprendió, pensaba que ya se había ido.

—¡Oye! —dijo fingiendo estar molesta, estaba formando una sonrisa y entrecerraba los ojos—. ¿Con que quieres jugar, eh?

Gale hizo sonidos de aves, y envolvió la carta entre sus hojas, se escondió entre los árboles más cercanos, dándole una pista a Anna sobre la clase de juego que quería probar.

—¡Juguemos entonces!

—¡Anna, no tenemos tiempo para esto —expresó molesto, girando los ojos hacia arriba—. Solo déjalo y. . .

No pudo terminar la oración porque Gale los jaló a ambos, envolviéndolos en una especie de huracán, pero no tan agresivo, provocando que los dos gritaran por la adrenalina, se estaban sintiendo mareados con cada vuelta que daban, pero en ese instante cayeron en el lugar boscoso de las colinas.

Anna cayó de cara sobre un montón de hojas secas, al levantarse su cabello estaba desordenado y sopló algunas hojas que entraron a su boca.

—¡Haaans! —gritó Anna agitada, pensando que Gale lo arrojó muy lejos de ella, se levantó de un salto y buscó por todas partes—. ¡¿Dónde estás?!

Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora