Viejo enemigo

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En el reino de Weselton, las cosas iban de mal en peor, la actitud egocéntrica de su representante los dejaba mal parados.

Mucho más el acontecimiento ocurrido hace diez años atrás, donde se expandió un rumor no tan encantador, su duque trató de asesinar a la reina de Arendelle, usando a sus lacayos como medios de su accionar.

Se dice que además de sus guardaespaldas reales, utilizó a un príncipe novato sin preparación, se salió con la suya gracias a la ignorancia de él

El rey no podía creer tales banalidades, su duque era una persona tan responsable, admirable y noble, lo había nombrado así porque salvó a su hijo de ser fulminado en la batalla, un acto que no podría agradecerle lo suficiente, ni por más títulos que le otorgue.

Eso sin remarcar que el rey sabía muy poco, el duque era una persona muy astuta, poniendo en peligro al hijo del rey para que él mismo pueda rescatarlo, fue una táctica planificada por años, gracias a la distracción y cobardía del príncipe era mucho más fácil de lo que imaginaba.

Aún si fuera cierto los rumores, estaría de lado del duque, lo consideraba la persona más sabia de la tierra, definitivamente debió tener muy buenos motivos para hacerlo.

-¡Esto es inaudito mi rey! -el duque de Weselton golpeó la mesa con una furia incontenible, en su mano tenía agarrado un pergamino de la reina de Arrendelle, con el mensaje escrito en letras claras -¡¿Hasta que los cerdos vuelen?!, nos está mirando la cara de estúpidos.

-Calma, no hay que alarmarse, Arendelle es un reino pequeño, de todos modos no sería una gran perdida comercial.

-Propongo que mostremos a la reina el respeto que merecemos, con su permiso majestad, tengo el plan perfecto para esto.

Saltando como comadreja, el duque arrojó a la mesa del rey miles de pergaminos, con palabras interesante que llamó su atención

-¿Una invasión?

-Si me permite corregirlo su majestad -dijo acariciando su bigote plateado-. Una amenaza de guerra.

El rey, con su enorme barriga, se acarició la barbilla pensativo, ¿valía la pena dar a sus mejores soldados para invadir un territorio pequeño ubicado en el fiordo?

Sin dudas, confiaba en el duque, sin embargo sabía lo exagerado que era, una vez acusó a una súbdita de brujería por tener cuatro gatos negros en su cabaña, sin contar que era una anciana de muy mal aspecto.

Al final se descubrió que era la vendedora de barriles de vino más sabroso del reino, la razón de su descuido de imagen personal era porque pasaba por una depresión, su esposo había muerto en batalla, el rey le dio honores y lo reconoció como un hombre valiente, que luchó con todas sus fuerzas por defender el reino.

Aún así tenía mucha estima por su duque, sentía que tenía una deuda eterna con él, y los súbditos lo respetaban tanto como él, ya que el rey era digno de imitar, si el rey apoyaba o repudiaba algo, ellos lo imitaban con orgullo.

Por eso los guardias de traje rojo era tan protectores con el duque, estaban dispuestos en dar su vida con tal de que no sufriera ningún rasguño.

-Me parece bien ,no, más que bien, una magnifica idea, toma cuantos hombres de mi guardia real necesites, y haz lo que tengas que hacer, te doy mi permiso.

El rey selló los pergaminos del duque con su sello real, apretando con fuerza su anillo, con tal de quedar bien marcado.

El duque ni siquiera contuvo sus ganas de saltar, estaba realmente satisfecho, tener el favor del rey era lo que mejor que le había pasado en la vida

-No lo defraudaré señor mio, todo el mundo verá el poderoso reino que somos, ¡recuperaré nuestro honor!

-Sé que no me defraudarás -asintió la cabeza mientras le estrechaba la mano al duque, como si se tratara de un amigo que no vio en mucho tiempo.

El duque salió del salón del rey, con una sonrisa siniestra dibujada en sus labios, esa hermana de la hechicera comerá polvo, verá lo fuerte que es y se arrepentirá por burlarse de él de manera tan infantil.

Arendelle necesitaba a un verdadero rey, no a una intento de gobernante, una irresponsable, infantil y poco inteligente reina.

Tomaría a sus fieles guardaespaldas, Francis y Erik, ser leal al duque equivaldría a ser leal al rey, también a los hombres más valientes del reino, que medían casi dos metros de altura, tomaría miles de soldados aunque no tan fuertes o valientes, eran buenos actuando en el momento oportuno.

-¡Sí! -se dijo a él mismo con aires de gloria-. Cada vez más admirado y respetado. ¡Oh oh!, como cereza en el pastel, le escribiré una carta a la reina Anna, este pergamino estará perfumado y escrito con letras doradas, para hacerlo más irónico la dulce amenaza que tengo para ella.

''Queridísima reina Anna de Arendelle.

Le escribe el duque del reino de Weselton, con permiso de mi apreciado rey, hemos leído con detenimiento cada uno de las palabras de su carta, estamos completamente indignados ante su respuesta.

Como se atreve usted, con tan poca civilidad, respondernos de manera tan burda, seguir con ese resentimiento de cortarnos de su lista de potenciales socios comerciales, usted eligió su destino, a causa de esta gran ofensa, recibirá una advertencia potencial.

Arendelle será atacada dentro de tres semanas, la primera semana es para que le llegue este mensaje, la segunda semana es para que se quede esperando con desesperación, sin saber que hacer mientras sus huesos se calcinan en la larga espera, como último intento podría enviar su carta de arrepentimiento, y la tercera semana es para que reciba nuestra carta de respuesta, si hay posibilidad alguna de anular la amenaza.

Que tenga un bonito día, recuerde comer galletitas con leche de cabra antes de dormir, si es que puede dormir, sabiendo que la muerte y la destrucción irán directamente hacia su ya condenado reino.''

-Odio admitirlo, esto tomará meses de preparación, quiero que mis soldados den lo mejor, incluyendo la marcha, el entrenamiento en combate y la fuerza.

El duque estaba más que determinado en cumplir su objetivo, si querría que todo salga a la perfección, debía esforzarse en obtenerlo, estaba tan ansioso por enviar la carta, mas debía esperar al tiempo indicado que debía ser enviado.

Aunque tomara días, meses o incluso, años. . .



Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora