Se avecinan problemas

34 3 2
                                    

Años después

El reino de Arendelle estaba en paz, el comercio de pescado iba bien, el negocio del hielo seguía vigente como años atrás, además las panaderías eran el principal atractivo para las personas que visitaban el reino por primera vez, los vendedores de telas a menudo se inspiraban en las estaciones y tradiciones, por eso se veían muy bonitos cada año.

La reina a pesar de ser distraída y posponer sus tareas, iba trabajando en ser más responsable  y organizada, como lo era su hermana mayor, Kai cada vez se sentía más orgulloso de ella, pero no se lo decía, con simples acciones le demostraba el reconocimiento ante sus esfuerzos, como  ser más servicial.

Anna recordaba con alegría a Elsa y Kristoff cuando vivían en el castillo, mientras tenía tiempo libre, escasos por ser gobernante, aprovechaba para visitar el sótano, donde observaba los recuerdos y tradiciones guardados en su baúl especial

En cambio con Hans, encontró un trabajo como cuidador de caballos, a pesar de soportar tantos años viviendo en un establo, se había hecho resistente al olor desagradable que emanaba los desechos de los equinos, también era muy solicitado para domesticar caballos salvajes, tenía un don de calmarlos cuando estaban inquietos, la gente se asombraba, parecía que con tan solo acariciarlos se ganaba su corazón indomable, por esa razón también le pagaban bastante bien.

En sus horas libres, salía al pueblo para retar a algunas personas a una lucha de espadas, el apostaba casi siempre saliendo victorioso, se las ingenió para hacer su propio equipo de entrenamiento en los establos, como lo hacía cuando estaba encerrado en el establo de su padre, aburrido buscando como matar el tiempo, sin embargo pensaba que en futuro podía sacar provecho de ello.

Vivía trabajando honradamente y ahorrando para tiempos de necesidad, la reina Anna siempre le ofrecía bolsas de monedas para ayudarlo económicamente, mas él se reusaba a aceptarlas, quería trabajar y ganar por su esfuerzo propio, agradeciéndole de todos modos, él con el dinero ahorrado se compró una pequeña casa cerca de las colinas de Arendelle, no era mucho, pero era lo que necesitaba para sobrevivir.

A pesar de estar bien, la mayoría del reino no lo miraba con buenos ojos, aún recordando como trató de asesinar a la antigua reina y mentir sobre la muerte de la princesa, creían que tramaba planes horribles, como persona coherente no los expondría, pero que algún día sería atrapado con las manos en la masa.

Una gran cantidad de personas aceptaban a Hans en el reino, pero no en sus corazones, él no era bienvenido en absoluto, además ¿la reina se le había olvidado todo lo que le hizo en el pasado?, tenía un buen corazón, pero todavía era ingenua, debía saber que las personas como él no cambian, fingen hasta lograr su objetivo.

El príncipe no los culpaba, porque sabía que era complicado deshacerse de viejas costumbres aprendidas, no obstante, había tomado una decisión muy clara, no seguir los pasos de su padre.

Se ganaría la simpatía de algunos guardias de la guardia real, ya que lo habían visto mejorar en su destreza en la espada, es por eso que a veces los propios guardias lo retaban para entrenar, ganándose algunos aliados, esto para beneficio de Hans, ya que su plan todavía seguía en marcha.

La reina, al estar parada en el balcón, veía como Hans se movía con la espada, era notablemente hábil, se preguntaba si algún día podría enseñarle a manejar la espada tan bien como él lo hacía.

Kai entró, despertándole a Anna de sus pensamientos, el estaba con una expresión fuera de lo común en su rostro, ante esto Anna se limpio la esquina de su boca con su propio pulgar, para ver si eso causaba tal desconcierto, pero se sorprendió al ver que no era por alguna mancha en su boca, parecía algo peor.

Una década extrañándote [Hans x Anna Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora