Capitulo 3: Obligación

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Kaira se recostó en el sofá, sintiendo cómo los cristales de sus manos y su rostro comenzaban a integrarse en su piel. La sensación era extraña, como si su cuerpo se reconfigurara a nivel molecular. Los bordes afilados de los cristales se desvanecieron, y pronto no quedó rastro de ellos.

Mark, se acercó con una taza de té de manzanilla. La fragancia calmante llenó la habitación mientras él se la entregaba.

—Me duele la cabeza. —Comentó Kaira, aceptando la taza con gratitud.

—¿Qué pasó? —Preguntó Mark, sentándose en el sillón frente a ella.

—El caso que me asignaron estaba relacionado con ese narco. Encontré las pruebas necesarias en su casa. Lamentablemente, fui descubierta y las cosas se complicaron... un poco. Destrocé unas cuantas cosas, pero estará bien. —Explicó Kaira, dando un sorbo al té. —Cuando llegue la policía, encontrarán más evidencia que lo incrimine. Harán el trabajo por mí.

Mark asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

—Por eso las cosas se complicaron en el caso que te asignaron. —Asumió Mark.

Kaira se levantó con una sonrisa cansada.

— Me voy a recostar. Que te explote una granada en la cara te marea. —Comento Kaira con una risa irónica. —Hasta mañana.

—Hasta mañana. —Respondió Mark, observándola mientras se retiraba.

El chico fue a su habitación, preocupado. Sabía que su madre era la más resistente a daño que conocía, pero no podía evitar inquietarse. Dejando eso de lado, mañana tendría que ir a su universidad para darse de baja y entrar en la academia. Debía hacerlo lo antes posible; de lo contrario, las multas o incluso un arresto por daños a la propiedad privada podrían complicar aún más las cosas. Pensaba que era un fastidio, pero al menos, mañana sería otro día.


La mañana siguiente.

Kaira se encontraba lavando a mano su abrigo, que se había manchado de tierra, polvo, hollín y sudor. No quería arriesgarlo en la lavadora; después de todo, era su prenda "especial" y la única que conservaba.

Mientras frotaba con determinación, su mente divagaba. Había recibido una llamada temprano en la mañana: nuevas pruebas que podrían cambiar el rumbo del caso. ¿De dónde habrían salido? Se preguntó con una sonrisa maliciosa. En su línea de trabajo, las respuestas no siempre eran evidentes, y la verdad solía esconderse en los rincones más oscuros.

Por otro lado, Mark se preparaba para su propio desafío. Las oficinas de la academia aguardaban su llegada. Acta de nacimiento, registro médico, papeles de estudiante, identificación: todo un proceso legal que requería paciencia y diligencia. Buscó en línea los horarios de inscripción. Afortunadamente, aún tenía tiempo; los registros se realizaban de 8:00 AM a 2:30 PM.

—Ya me voy. No sé a qué hora regresaré. —Mencionó Mark, ajustándose la mochila.

—Cuídate mucho, hijo. —Le dijo Kaira.

Recordaba cuando ella misma había asistido a completar su servicio laboral. La academia era más parecida a una escuela de habilidades especiales que a cualquier otra cosa. En su carnet, estaba registrado como portador de la habilidad de "piel blindada" de nivel 2.

—Estoy seguro de que te irá bien. —Añadió Kaira, acercándose a su hijo. —Pero recuerda no usar todos tus dones.

—Lo sé. —Respondió Mark, sonriendo. —Supongo que heredé tu poder, madre.

SECTOR 13 Los SpaceforceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora