Los Spaceforce son una nueva raza de prodigios, humanos con habilidades increíbles, quienes aparecieron después de uno de los eventos mas alarmantes para la raza humana. La mayoría de ellos se convirtieron en criminales que abusaron de sus poderes...
Heydi se quedó mirando por la ventana del cuartel, observando la ciudad que duerme bajo la oscura noche. Piensa en todos los problemas que les aquejan a los héroes, como la delincuencia, los traficantes, la corrupción, la pobreza. Que aun estando día a día trabajando para resolver esos problemas, parecen no bajar. Se pregunta si podrá hacer algo para cambiar las cosas, para hacer de la ciudad un lugar mejor y más seguro. Sabe que su padre lleva años luchando contra el crimen, pero no es fácil. Sabe que hay muchos riesgos involucrados. Sabe que hay muchas vidas en juego.
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— Heydi, ¿qué haces ahí? — Le dice una voz detrás de ella. Es uno de sus compañeros, un chico rubio y nervioso.
— Nada, solo pensaba — Responde Heydi, girándose hacia él.
— Vamos, el grupo nos espera. Estamos listos para salir a patrullar. — Le dice el chico, señalando a los otros tres aspirantes que están junto a la puerta.
— Está bien, ya voy. — Dice Heydi, siguiéndolo.
Antes de salir del cuartel, los cinco novatos se reúnen con su superior, un hombre de mediana edad, con el cabello canoso y el bigote recortado, también es un S.F. (Spaceforse) como se les conoce común mente a los "alterados". Su poder tiene que ver con la manipulación de metales. Tiene una voz gruesa y seria, pero se ve la preocupación por sus pupilos. Les da las indicaciones que tienen que seguir al salir a patrullar, como vigilar cualquier acto sospechoso en ciertas zonas, además de cuidarse.
— Recuerden, son novatos, no héroes. — Les dice el superior. — No se metan en problemas innecesarios. Si ven algo raro, avisen por el comunicador y esperen refuerzos. No actúen por su cuenta. Están aquí para aprender, no para morir.
— Sí, señor. — Responden los novatos al unísono.
— Y tú, Heydi. — Le dice el superior, mirándola con especial atención. — Sé que eres la hija del Capitán, pero eso no te hace especial. No te confíes ni te arriesgues más de la cuenta. Tu padre confía en ti, pero también en mí. No quiero darle malas noticias sobre otro, incidente.
— No se preocupe, señor. — Dice Heydi, con firmeza. — Sé lo que hago. No le fallaré a mi padre ni a usted.
— Eso espero. — Dice el superior, asintiendo. — Bueno, ya saben lo que tienen que hacer. Buena suerte.
Los novatos le agradecen y le saludan con respeto. Luego salen del cuartel, dispuestos a cumplir con su deber.
El equipo está formado por cinco aspirantes a S.T.A.R.S. todos con algún poder: Heydi, la hija del Capitán; el chico rubio y nervioso, que se llama Luis, una chica morena y curiosa, que se llama Ana, otro chico moreno y tranquilo, que se llama Carlos, y un chico alto y fuerte, que se llama Jorge. Todos ellos salen del edificio con rumbo a su zona asignada, montando en una patrulla. Heydi se sienta en el asiento del copiloto, junto a Jorge, quien conduce. Los otros tres van en el asiento trasero.
