Mark se hundió en el sofá de la sala de detención. La habitación era de tamaño medio, con un mobiliario mínimo: el sofá, una pequeña mesita y una planta esquinera que parecía luchar por sobrevivir en su maceta. El lugar estaba sorprendentemente bien decorado para un sitio tan poco acogedor.
Frente a él, un enorme espejo cubría toda una pared. Mark sabía que detrás de ese cristal, alguien lo observaba. Era como estar en una sala de interrogación, aunque no había policías ni luces brillantes. Solo él, el sofá y la planta.
La razón de su espera era un misterio. A sus veinticinco años, debería haber sido capaz de resolver cualquier problema por sí mismo. Pero allí estaba, esperando a su madre. ¿Por qué? No lo sabía.
El reloj en la pared avanzaba lentamente. Mark se preguntaba cuántos minutos más tendría que esperar. La planta esquinera parecía compartir su impaciencia, sus hojas temblando levemente. ¿Qué pasaría primero? ¿La llegada de su madre o su destino en prisión?
El sofá se sentía cada vez más incómodo, como si estuviera diseñado para hacer que los minutos se arrastraran. No tenía nada más que su propia ansiedad y el reflejo en el espejo, que parecía juzgarlo silenciosamente.
Mark se levantó y se dirigió hacia la puerta de la sala de detención. La pequeña ventana en la puerta revelaba a dos policías y un guardia de seguridad, todos absortos en las noticias que transmitían el atentado en los vagones. El guardia parecía especialmente interesado, sus ojos fijos en la pantalla.
La desesperación se apoderó de Mark. Golpeó la puerta. Alguien tenía que escucharlo.
—¡Hola! ¿Hay alguien? —Exclamó Mark en voz alta.
—Estamos esperando a tu tutor. —Respondió uno de los oficiales, evitando su mirada.
—Mi madre está en el trabajo. ¿Que no puedo resolver esto por mí mismo? —Propuso Mark.
—Se requiere un tutor legal, ya que ni siquiera eres de aquí. —Agregó otro oficial con brusquedad.
La respuesta frustro a Mark.
—Tengo doble nacionalidad, está en mi identificación. Parde pendejos. —Aclaró el chico.
—Guarda respeto, muchacho. —Ordenó uno de los policías.
—Lo mismo deberían hacer ustedes. —Replicó Mark con determinación.
El guardia de seguridad, responsable de la estación de tren, escuchó la discusión y se acercó a la puerta.
—No les hagas caso. No has hecho nada malo. —Dijo el hombre, señalando la pantalla de televisión. —Además, parece que alguien con más influencia que ellos está por llegar.
En las noticias, el héroe conocido como "Capitán Steel" entraba a la estación de tren, seguido de una horda de paparazis y reporteros. Pedía un poco de privacidad para dirigirse a las oficinas. Mark se preguntó qué papel desempeñaría el Capitán Steel en su situación.
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SECTOR 13 Los Spaceforce
Science FictionLos Spaceforce son una nueva raza de prodigios, humanos con habilidades increíbles, quienes aparecieron después de uno de los eventos mas alarmantes para la raza humana. La mayoría de ellos se convirtieron en criminales que abusaron de sus poderes...