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Arreglar el desastre (II)Marizza P. Spirito
—Por eso estaba tan obsesionada con descubrir si Manuel le estaba siendo infiel infiel. Necesitaba sacarse la culpa.—Suspiré—. Qué valores de mierda
nos inculcaron. Así es imposible ser libre.—Pobre...—escuché decir a Pablo al otro lado del teléfono—. Qué jodido es el tarro.
—¿Qué?
—Que la cabeza nos juega muy malas pasadas —se explicó—. Entender que nuestro peor enemigo somos nosotros, a veces nos lleva una vida entera. Espero que se anime a dar el paso. ¿Vos crees que Santiago querrá realmente tener una relación si ella lo deja todo?
—Es que, claro que ella cree que sí, pero... tiene veinticuatro años. No sé si todo esto le va a sobrepasar.
—¿Y va a hablar con los dos? Con su marido y con el amante, quiero decir.
—Eso dice, pero que tiene que ordenar sus ideas primero.
—Yo creo que el marido ya se lo imagina.
—Pobre Manuel —musité, apenada.
Llamaron al timbre y me levanté de un salto.
—¿Esperas visita? —preguntó Pablo.
—Qué vaaa. No serás vos, ¿no? —Sonreí como acto reflejo.
—Ojalá. Estoy trabajando.—Y por cómo lo dijo, sé que sonreía también.
Eché un vistazo por la mirilla y me sorprendió ver a un mensajero. No distinguía lo que traía.
Abrí.
—¿Marizza Spirito?
—Sí.
—Firme aquí.
Un ramo. Un ramo gigantesco, precioso, espléndido, de un rosa pálido conjugado con blanco y verde. El corazón se me aceleró. Le di las gracias al mensajero y me quedé con el ramo en los brazos y el teléfono en la oreja. Me daba miedo preguntarle a Pablo si era cosa suya por si no lo era y hacía el ridículo. Me daba miedo que fuera suyo y no decirle
nada. Me daba miedo que fuera de Filippo.—¿Qué te llegó?
—Un ramo —contesté cerrando la puerta.
—¿Un ramo? —pareció sorprendido—. ¿Y lleva nota?
La cogí, apoyé el ramo en la mesa del recibidor y saqué el sobre con dedos torpes. Sí, había nota, pero nadie la había firmado.
«Through the storm, we reach the shore».
—«A través de la tormenta, alcanzamos la orilla» —traduje en voz alta.
—¿Y nada más?
—No.
Nos quedamos callados. Tragué.
—Te dejo, ¿dale? —dijo Pablo con un tono extraño—. Necesito las dos manos para anudar unos ramos.
—Bueno.
—Te veo mañana. Te mando después un mensaje cuando sepa a qué hora vamos a pasar para buscarte.
—Está bien.
—Genial.
Los dos callamos de nuevo.
—Chau —dije mirando el ramo y con la nota aún en la mano.
—Chau.
Llamaron de nuevo al timbre. Pero...
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Un Plan Perfecto || {Pablizza} ©
Fanfiction¿Qué pasa cuando te das cuenta de que el final de tu cuento no es como lo soñabas? Esa sensación de decepción y desilusión que te invade cuando la realidad no coincide con tus expectativas. Érase una vez una mujer que lo tenía todo: la belleza, el é...