Desconocidas (JENLISA G!P)

Capítulo 04

« Jᴇɴɴɪᴇ »

—Esto es todo lo que debes hacer el día de hoy —su mano entro en mi campo de visión, extendiendome un papel.

Suspire. Hoy iba a ser un día día ajetreado como estresante. Myung, mi adorablemente horrible manager, me estaba indicando lo que tenia que hacer hoy. Básicamente gastar tiempo de mi vida en hacer dinero que no necesitaba.... Oh más bien manteniendo una reputación necesitada.

Agarre el papel sin decir una sola palabra. Cosas normales que alguien como yo debía hacer en un día "cotidiano". Y, aunque todo pareciese normal ante la vista de la otra Jennie Kim. Esta vez me llamó más que nunca tener que presentarme al edificio de Industrias Manobal.

Ya había pasado casi un mes desde mi encuentro con esa desconocida. Pero seguía caminando por mi cabeza sin descanso, torturandome de una manera sorprendentemente linda. Quería verla, ansiaba poder ver esos ojos ámbar nuevamente sin tener que poner un pretexto de ir a secuestrarla. Aunque para como va mi suerte; Creo que esa seria la única opción.

—Esta bien, ¿Me puedo retirar? —Pregunté. Ella me sostuvo la mirada unos instantes. Antes de asentir suavemente con la cabeza.

Un poco confundida por esa actitud tan siniestra. Me levante agarrando mis cosas al paso, colgandome mi típico bolso del hombro, y tomando el papel en mis manos antes de girar sobre mis talones. Cuando salí a través de esas dos puertas gigantescas de vidrio, la secretaria, Nayeon, estaba durmiendo plácidamente. Por lo que reí en secreto, y me acerqué silenciosamente.

Me incline hacia ella, y le di dos toquecitos en el lóbulo de la oreja divertida. Pero esta ni se inmutó. Parecía que había muerto aún cuando respiraba y se escuchaban ligeros ronquidos por parte de la chica. Tuve que apartar mi rostro que estaba cerca de ella para poder reír, justo cuando entré sus sueños alzaba su mano un poco para tocar su oreja, como si apartara algún mosquito.

Después de muchos intentos fallidos en intentar despertarla de la misma manera. Opte por la opción que podría llevarme hacia la muerte, pero que sería más que divertido ante la presencia de mis gatunos ojos. Levante mi mano, remagando un poco la camisa hasta la altura de la muñeca, y acercándo lentamente. Hasta darle un cachetada en su regordeta mejilla. Que la hizo despertar de un salto.

Sin poder evitarlo, comencé a carcajear, hasta tal punto de tener que agarrarme el estómago del dolor. Ella estaba en silencio mirándome con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Completamente molesta, podía notar el humo saliendo de sus orejas.

—¡Jennie! —protesto—. ¡¿Que te hice yo para merecer tal maltrato?!

—Pues que eres un animal —murmure, pues todavía estaba recuperando el aliento.

—Bueno, eso no tiene nada que ver con... ¡Espera! ¡¿Como que animal?!

—¡Eres un tierno conejo! —Agarre sus mejillas, haciendo que mostrará sus dientes delanteros—. Mira que cosita.

Recibí un manotazo, que me hizo sonreír.

—¡Eres más que molesta, Jendeukie! —siguió reprochando.

—¿Y me dejas de querer por eso?

Pareció pensarlo un momento. Se tocó la barbilla a lo modo Harry Potter. Antes de asentir firmemente con la cabeza.