Capítulo 30

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«Jᴇɴɴɪᴇ»

Escuchen Impossible de James Arthur.

No había podido hacerlo. Hace más de un mes que todavía seguía saliendo con Lisa, a pesar de tener una relación con Kai. Tenía suerte de que todavía no habíamos salido en las revistas o por la prensa, todavía nuestra relación no era completamente pública pues nos estábamos conociendo. Y, e de admitir que tenemos una química increíble, pero es más de ese tipo de química familiar... No romántico. El romántico solo lo podía sentir con Lisa, con nadie más.

Y por eso estaba de camino a la oficina de los Manobal, decidida a hablar con todos ellos juntos. Esperaba con todas las ansias que componían mi cuerpo la suerte de que Lisa aceptara dirigirse allá, puesto que también era con aquella que tenía que hablar. Debía de dejar las cosas claras antes de que todo se saliera de mis manos.

Y durante todo este mes no podía haberla dejado, no en el terrible estado en el que estaba. Durante todo este mes me la he pasado en su departamento con ella verificando que no tuviera intenciones de hacer algo fuera de control; No podía permitírmelo. Ella estaba en un estado sorprendente, nunca pensé que tuviese una relaicon tan cercana con aquel chico que me había limitado a ver un par de veces.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron salí de mi ensimismamiento, camine por el amplio pasillo hasta llegar a las puertas del final. Los guardias de seguridad tan pronto me vieron abrieron para mi, frene en seco cuando Lalisa ya estaba ahi frente su padre con la cabeza en el suelo. Miró sobre su hombro y note el rojo de sus orejas, nariz e hinchados ojos enrojecidos. Lo había descubierto todo, y no de la mejor manera.

—Lisa...—llame desesperada, había escuchado aquel sonido de como su corazón  en conjunto del mio se rompían—. Lisa, por favor.

Ella negó con la cabeza, giro sobre sus talones ara encararme.

—No debiste, Jen—murmuró. Enarque una ceja.

—¿No debí que? —se quedó en silencio—. ¡¿Que le dijeron?! —les reclame a los otros dos Manobal.

Kai miraba la situación con angustia, mientras Marco con una sonrisa de arrogancia.

—Las dejaremos un momento a solas —sin más los dos hombres después de unos minutos salieron.

—No debiste, Jennie...—comenzó a negar con la cabeza, sus sollozos de dolor puro penetraban de manera preocupada a mi alma—. —¡No debiste! ¡No debiste! ¡No debiste hacerme creer que para ti lo era todo cuando no era nada!, ¡no debiste hacerme creer que era tu caramelo preferido, cuando era el que más detestabas y luego darías por perdido! ¡No debiste dejarme en segundo lugar, sabiendo que he fallado, merecía el tercero sabiendo que lo había intentado!, ¡O tal vez el primero ya que por ti lo di todo, tal vez no lo di todo porque para ti no fue suficiente!, ¡No debiste hacerme reír y aguantar todas mis lágrimas, debiste dejarme sufrir para no enamorarme de todas las páginas que componían nuestro libro! ¡No debiste dejarme acurrucar entre tus cálidos abrazos, llorando desconsolada a través de tus besos! ¡No debiste dejarme probar tus labios sabiendo que fallaría, no debiste dejarme pensar que algún día tu me querrías! ¡No debiste menearte sensual con tu curveada espalda, sabiendo que adoraria tu cuerpo como nunca he adorado nada! ¡Debiste dejarme llorar por la muerte de mi compañero, pues eso valía la pena y no pareceria una perdedora! ¡No debiste usarme como un plumón que cuando no tiene suficiente tinta lo desechan, debiste Cuidarme como un libro que se guarda durante mil años!, ¡Porque yo si lo hubiese hecho, yo si me había perdido entre tu voz, tu sonrisa, tus ojos, todo tú! ¡Porque tú eras mi todo! ¡No debiste dejarme amar aquellos orbes marrones, eso que escondían pecados que no mereces que te perdonen! Se bien lo que soy pero no debiste recordarmelo, debiste dejarme llorar, sufrir, correr, reír con falsedad, debiste dejarme sufrir y no Cuidarme como que me querías, porque yo si te amaba como no lo merecías. Te dejo, porque no debiste jugar conmigo de esa manera, llorando e inyectando agujas entre mis venas. Te dejo porque para mi lo fuiste todo y para ti no fui nada, te dejo porque me dejaste probar tus labios sin avisarme del peligro, te dejo porque te amo y tu no llegas ni a por mi soltar un suspiro. Por eso te dejo y no volveré, porque no mereces que te ame como a nadie logre.

Y sabía que todas aquellas palabras eran ciertas, y me derrumbe. E inevitablemente las lágrimas se acumularon haciéndome la vista borrosa, no quería perderla, no quería que me dejara. Di un paso hacia delante viendo como ella retrocedía asustada, como si mi tacto fuera tóxico para su perfecta piel. Me senti inmediatamente como ese fenómeno capaz de hacer daño sin pensarlo.

—Lisa...

Ella negó con la cabeza frenéticamente, las lágrimas bajaban descontroladas por sus mejillas rojas.

—¡No!, ¡No des ni un solo paso! ¡Porque luego pensaré que aun me quieres, que después de estos engaños tu aun por mi mueres!, ¡Pero si en verdad morirías por mi ya habrías dejado de respirar, porque lo nuestro entre tu y yo acaba de terminar! Me destruiste como nadie nunca, me hiciste creer que era aquel suéter cálido que cubría tu piel en las noches gélidas, cuando en realidad era aquel viento frío que solo haría que te escaparas, ¡Porque cual era la razón para no advertirme, debiste decirme que yo no era la indicada, que nuestro amor no era nada para tu alma, mientras que mi alma sin ti solo conduce a la nada! ¡DEBISTE!, ¡Debiste advertirme porque duele, y te quiero, y tu no me quieres, y te amo, y tu no me amas, y te odio, y tu me odias, pero yo no te odio como piensas, mientras que tu a mi me detestas! Porque a mis ojos eres hermosa como la luna, pero peligrosa como nunca a ninguna. Tu cuerpo tenso como la ojalata oxidada me indicaba que no me querías, pero yo lo ignore haciéndome ilusiones solo por no dar lo nuestro como cosa pérdida. No debiste enamorarme, no debiste sacarme de mi miseria, porque solo me hiciste creer que yo era el príncipe y tu mi princesa.

Senti un nudo en al garganta. Había hecho muy mal en elegir lo superficial por encima de lo interior. Porque ahora me arrepentía inevitablemente, pero no había vuelta atrás. Había perdido a Lisa, la había perdido por completo. Habíamos terminado para siempre. Ella se iría de mi vida.

—¿Y como sabes que realmente no te amo? —Dije entre sollozos esperanzada, con tal vez la ilusión de que Lisa aun veía algo en mi.

—Porque quien te ama no te hace daño de esa manera tan penetrante. Y ahora me arde, pero juro no creo poder salir de estas tinieblas. Porque tu fuiste la primera persona a la que quise, Jennie, la única persona a la que le entregué mi alma, corazón, cuerpo y espíritu en bandeja de plata; Solo para recibir de vuelta la destrucción total de aquellas partes importantes que me componían. Me destruiste, me destrozaste.... Y lo peor es que aun no logro ver defecto alguno en ti —Río tristemente—. Que te vaya a la perfección con, Kai. ¿Vale?

Las palabras no salían de mi boca, estaban totalmente estancadas. Cruzo por mi lado con las lágrimas bajando aún por sus mejillas, cerrando detrás de si la puerta de un leve portazo. Y caí de rodillas al suelo arrepentida de mi mala decisión, por que, ¿de que me servia la fama si no tenía quien me impulsara a seguir adelante? ¿De que me servía la fama si no tenia en que cálidos brazos acurrucarme en las fuertes noches gélidas?

Todavía no comprendía porque había elegido perderla, porque estaba segura de que ella no volvería por nada en el mundo. Porque note en sus ojos el temor que destellaba a perdonarme y volver a partirse como mis oídos escucharon el eco de su alma desaparecer.

Llore desconsoladamente en el suelo, escuche la puerta abrirse nuevamente, pero no me di la vuelta; porque sabía que no era ella quien volvía por mi. Sentí una mano en mi hombro acariciar, eso solo me hizo llorar de manera tan descontrolada que se me hizo dificultosa la manera en la que respiraba. Kai me atrajo a sus brazos y me apretujo con fuerza... Pero no era estar entre sus brazos lo que pedía.

Era que Lisa volviera por esa puerta sin intención de desaparecer, como hace un rato en sus note la desconfianza que me tenía de como lo volvería a hacer.

Desconocidas (JENLISA G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora