Capítulo 17

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«Lᴀʟɪsᴀ»

Mientras caminaba aún estaba en mi mente ese "Si, te hubiera seguido el juego, Lisa".

Si esa respuesta tanto me gusto, ¿entonces por que decidí escaparme de aquel lugar, en vez de aclarar de una vez por todas si alguna vez podría tener la posibilidad de besar esos labios nuevamente? Me di una abortada mental.

Abrí la puerta de hierro, que me llevaba a caminar unas escaleras costa abajo algo sucias y putrefactas. Cuando llegue al final de estas, sonreí de lado cuando note a Jungkook durmiendo plácidamente en el sofá algo desgastado con uno que otro agujero del cual salía la esponja.

Me acerqué a él, y me puse en cuclillas delante de su rostro, mi respiración arremetia con la suya mientras una sonrisa decoraba mi rostro. Con mi dedo índice y pulgar le pegue fuertemente en la frente, haciendo que este se sobresaltara pegando una pequeño brinco.

—¡Tenías que ser tú! —protesto, tocando su frente mientras acariciaba el lugar herido.

—¿No te alegras de verme por aquí? —Pregunté con un puchero fingido, para después sentarme en el suelo entre carcajadas.

—Estabas aquí la semana anterior, y la anterior, y todos los días vienes para aca. ¿Como quieres que te extrañe? Ya me tienes harto, parece que vives aquí.

—Bonita manera de recibir a alguien que te adora. —hice una mueca fingiendo estar adolorida—. En fin, ¿tienes cocaina?

Él negó con la cabeza, girando su cuerpo para mirar al techo. Hice una mueca tocando mi barbilla con curiosidad.

—¿Y que te queda?

Él suspira fuertemente, conteniendo las ganas de decir algo, para contestar mi pregunta.

—¿Te parece bien algo de Heroína? —Preguntó mirando hacia otro lado, mientras sus manos estabas debajo de su cabeza.

—Sabes que no, por algo es mi favorita —me levante de un salto.

Él se comenzó a levantar lentamente, sus ojos estaban rojos y dilatados como siempre. Sus labios resecos, mientras su delgado cuerpo era decorado por finas ropas que dejaban a la vista sus clavículas. El tatuaje en su brazo se hacia a lucir por esa camisa sin mangas, mientras se acercaba a la mesa donde tenía todos sus ingredientes. O, más bien, todo su trabajo.

—¿Inyectar, fumar o aspirar? —pregunta, moviendo sus manos por todas partes, mientras yo daba vueltas mirando ese lugar que me sabía de memoria.

—Inyectar.

Escuche sus suspiro. ¿Cuantas veces había suspirado en el día de hoy? Creo que tenía un récord.

Escuche el sonido de la jeringa, y podía sentir como mi loba interior agitaba la cola alegremente. Me acerqué a él extendiendo mi brazo, el toco levemente el objeto; para luego apuntar a una de mis venas y clavarla. Inmediatamente sentí el placer apoderandose de mi cuerpo, mientras la jeringa salía lentamente de mi.

Me tire en el sofá con los brazos extendidos, mientras que el se sentaba a mi lado.

—¿Tienes fentanilo?—Pregunté, el aire de repente al tocarme me causó escalofrío, haciéndome temblar.

Desconocidas (JENLISA G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora