Desconocidas (JENLISA G!P)

Capítulo 26

«Lᴀʟɪsᴀ»

Me coloce la chaqueta de cuero negra por encima de mi camisa blanca. Vestía de mis pantalones vaqueros simples algo desgastados, porque, aunque tenía una cantidad de dinero razonable como para comprar algo de ropa, decidía gastarla en cosas menos productivas.

Tome las llaves de mi coche, pues hoy me había comprometido a ver a mi padre para asegurarme de que vuelva a tener una reunión con Jennie; Pues que ella se haya levantado tan tarde, había sido mi culpa. No quería hacerla sufrir... Aun si tenia que sufrir yo por ella.

Salí de mi departamento colocando el seguro y bajando las escaleras rápidamente. Me había memorizado el horario de mi padre desde hace unos cuantos días, con el simple hecho de estar en momento con él, donde estuviera a solas sin personas que puedan criticar o mirar de manera juzgona. Ahora se suponía que debía de estar en su oficina de trabajo completamente solo, en el imperio, completamente solo.

Cuando estuve dentro del coche arranque, encendiendo el para brisas debido a la torrente lluvia que caía fuertemente e impactada contra la  vidrio del coche. Cuando frene en un semáforo, estire mi brazo para encender la radio sonando Fairytale de Alexander Rybak.

Mi dedo índice tocaba el volante sincronizado con el ritmo de la música.

I'm in love with a Fairytale...
Even trought it's hurts...
'Cause i don't care...
If i lose my mind...
I'm already curse...

Adoraba el sonido encantador del violin, y el sentimiento que este emanaba para hipnotizar a los que escuchaban la música y eran amantes de los instrumentos clásicos. Yo era una de esas personas. Me encantaba todo lo que tenía que ver con la composición de la música clásica, sus armonías, melodías, etcétera. Simplemente me maravillaba las diferentes orquestas donde transmitían más que sonidos, sino sentimientos.

Como las voces de los solistas eran únicas y resaltaban entre las voces de los coristas, pero sin dejar de recalcar que todos eran buenos en la música. La manera en la que las personas que tocaban los Violonchelos, violines, pianos... Un sin fin de instrumentos de cuerdas, cuerda percusiva —como el piano—, instrumentos de percusión, entre muchos más.

Y me encantaba mucho más que los artistas decidieran poner su corazón en las manos del instrumento, no el corazón del intrumento entre sus manos. Es igual para los que deciden ser vocalistas; Deciden abrir su corazón al público, mostrando una sonrisa sincera, para regalar una música genuina.

Me di cuenta de que ya estaba llegando a la empresa de Marco cuando salí de mi ensimismamiento. Podía estar pensando durante horas sobre música... Y durante horas sobre Jennie. No. Ella podía durar en mi cabeza toda la vida si se lo proponía. Ella era capaz de destruirme y volverme a tener para ella con el chasquido de los dedos. ¿Cuando me jodio tanto como para estar tan enamorada?

Aparque el automóvil en el estacionamiento saliendo del coche, y colocando el seguro mientras caminaba con las manos dentro del bolsillo de la chaqueta rumbo a la entrada de aquella empresa. Cuando abrí la puerta no había nadie tal y como lo supuse. Hoy era un lunes libre, me había vuelto una espía y había escuchado que hoy nadie trabajaría. ¡Gracias a Dios!

Mi corazón comenzó a salir con nostalgia y melancolía sabiendo que me enfrentaría a mi mayor pesadilla, no mi mayor enemigo. Sabía que aquel hombre era lo que yo menos quería ser, y él me tentaba a ser su propia imagen... Lo repudiaba.