Desconocidas (JENLISA G!P)

Capítulo 13

« Jᴇɴɴɪᴇ »

Me estire en la cama con el sueño eléctrico causandome escalofrío por toda la columna vertebral. Estire mi mano hacia la mesa de noche que se encontraba a mi lado, encendiendo el celular para ver que hora era. Suspire frunciendo el ceño, pues parecía una loca desesperada. Me había dormido dos veces, y las dos veces me había levantado para ver que hora era y saber si ya era corrector y a nuestro punto de encuentro. Pero a penas eran las 11:21 p.m.

No quería parecer lo que en realidad era ante los ojos de la espectadora Lalisa Manobal. No quería que ella pensase lo loca que estaba por que nos volvamos a encontrar... Tal vez porque con ella sentía que podía ser yo misma y que ella nunca me juzgaria. De hecho. Nunca lo ha hecho, y sus ojos me dicen que soy una obra de arte. Y créanme... No hay cosa más hermosa que los ojos de una persona que a penas conozcas te mire como si fueses algo divino. Nunca lo había vivido antes, o por lo menos por personas que no me idolatraran, y se siente espectacular.

Hice una mueca durante unos segundos antes de levantarme de la cama con una brinco que podía despertar a los vecinos de abajo, si es que acaso viviera en un departamento. Rose estaba en la otra habitación durmiendo plácidamente mientras yo estaba camino al armario en busca de una ropa adecuada para salir... Ya no iba a esperar más tiempo acostada en esa cama, esperando que las horas, los minutos y los segundos pasaran más rápido cuando sabia que eso no se iba a cumplir.

Termine de colocarme las zapatillas y la sudadera gris para ocultar mi delicada piel pálida del frío viento se la gélida noche oscura. Sonreí de lado viéndome en el espejo por última vez, pero eso se transformó en una mueca pensando en que tal vez ella no se aparecería por allí. Tal vez me había tomado como un fenómeno por no poder dormir por las noches atormentada y estresada.... Eso me estaba ahogando más que la primera vez que estuve en una entrevista. Y créanme cuando les digo que fue un momento difícil..., por eso no entendía porque estaba tan nerviosa y asustada por una mujer que a penas conocía.

Decidí ignorar mis propios pensamientos y salí de me habitación, para antes de salir de la casa verificar si Rose estaba plácidamente durmiendo. Y acerté, pues aquella rubia dormía como un zapato en la cama.

...

Aun con la sudadera cubriendo mi piel, mientras caminaba tocaba mis brazos entre ellos cruzandolos intentando crear calor, mientras notaba como el aire frio salía de mi boca cada vez que suspiraba o siquiera respiraba y tenía que soltar algo de aire porque el frío que se adentraba por mis fosas nasales era atormentador. Pero pronto mis mejillas se comenzaron a sonrojar cuando note que Lalisa estaba sentada en nuestro punto de encuentro con una cámara arreglando algunas cosas según mi parecer. Note una mueca tierna en su rostro que me hizo soltar una pequeña risa, sinceramente me gustaba cuando estaba en su modo "Vulnerable", y no a la defensiva como siempre.

Seguí avanzando después de admirar su desordenado cabello negro con mechones alborotados, su fina y definida mandíbula a conjunto de su hermosa y pequeña nariz que creaban un perfil perfecto. Cuando sus ojos se dirigieron hasta mi pequeño ser mi corazón sorprendentemente comenzó a latir tan rápido que mi cuerpo comenzaba a doler. Trague saliva mientras sus ojos oscuros se comenzaban a tornar más claros a medida que avanzaba hacia ella. Me hizo sonreír dulcemente el brillo que se hacia relucir en sus orbes mieles.

Me senté a su lado —como siempre en silencio—, mientras sus ojos recorrían todo mi cuerpo haciéndome sentir nerviosa. El silencio que rodeo nuestro pequeño dúo no fue para nada incómodo, me había comenzado a acostumbrar a eso... Que incluso en mis peores momentos lo que necesito es venir aquí y sentarme, recostar mi cabeza en su rígido pero cálido hombro, y sollozar sin que ella juzgue, hable, o siquiera mire. Respetando mi confianza a toda costa.