Where do I go with nowhere to turn to?
Aquel príncipe arriesgó todo, solo para volver al principio. Kang Taehyun, primogénito del Rey y dueño de los siete mares, estaba de vuelta a la orilla donde comenzó todo y donde no esperó que se acabaría. Se s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Allí, en lo más profundo de las aguas, descansaban los animales que la habitaban, sin saber que una de las amenazas del océano estaba cerca de ellos.
Las primeras señales de una corriente marina transmitían alarma y todos los peces comenzaban a nadar lo más rápido que podían, tratando de escapar de aquellos que los seguía detrás.
El sonido de armaduras, aleteo y gritos resonaban debajo del mar, guardias qué seguían a una sola persona que solo los miraba con burla. Por más que nadaban rápido ninguno era capaz de alcanzarlo, mucho menos con lo que este poseía, con lo que era capaz de hacer.
A pesar de que chocaba con otros peces no era impedimento para que logrará escapar, de lejos podía escuchar los gritos de aquella persona que alguna vez considero amigo, pero ahora ya no podría llamarlo así nunca más.
Las pocas personas que había tenido como familia desde hace más de diez años lo habían traicionado, y ahora uno de ellos lo estaba persiguiendo para llevarlo al Rey, para matarlo.
Pero ningún guardia logró atraparlo, nadó y nadó a pesar del dolor qué su aleta sentía. Sabía que ya estaba cerca de las profundidades, poca luz era lo que lo ayudaba a ver, no había algún otro pez cerca de él. Estaba en aguas desconocidas.
Estaba solo, sin nadie a su lado...
[...]
Aquel suceso qué ocurrió hace cinco años, ya había quedado en el olvido, al menos para algunas personas, porque había otras quienes no podrían olvidar aquel suceso que los marco.
Los golpes de una puerta resonaban a modo de insistencia, uno de los ayudantes reales estaba a cargo del hijo del Rey, pero este ya estaba demorando en salir y solo lo hacía preocuparse. Meneaba su aleta con preocupación.
— ¿Tae, ya estás listo? — acercó su cuerpo a la puerta, esperando escuchar algún ruido.
Pero no, no había ningún ruido que lo convenciera de que aquel chico seguía en su habitación.
— Voy a entrar — aviso antes de abrir la puerta lentamente, asomando primero su cabeza — , ¿Tae? — lo nombró, mirando a todos lados. Su cama se veía vacía — . ¿Taehyun? — no lo veía por ningún lado — . ¡Volvió a salir del castillo!
A toda prisa comenzó a nadar, buscando a los guardias para que diera el aviso, porque a pesar de que había pasado tiempo de aquello, el Rey cuidaba mucho a sus hijos, no quería que les pasara nada, pero Tae, para el gusto de su padre era algo problemático.
Fue así como dos chicos se encontraban alejados del castillo, uno de ellos siguiendo a su amigo pelirrojo quien de los dos se veía mucho más emocionado que el otro, el otro sentía que temblaba del miedo, a lo cual intentando no alejarse de su amigo.
— Ta-Tae, hay que irnos — se quedó un poco detrás de él.
— ¡Jungwoo, apúrate! — dijo con emoción quedando a unos cuantos metros de aquel barco hundido.
