Where do I go with nowhere to turn to?
Aquel príncipe arriesgó todo, solo para volver al principio. Kang Taehyun, primogénito del Rey y dueño de los siete mares, estaba de vuelta a la orilla donde comenzó todo y donde no esperó que se acabaría. Se s...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de aquel primer encuentro qué Tae tuvo con el príncipe Kai en la biblioteca, el pelirrojo no pudo evitar apartar su mirada de él. Así que en la mayor parte donde limpiaba lo hacía a lo tonto y el polvo caía en su nariz, al estornudar era claro que no se escuchaba ningún ruido.
Claro estaba qué no pudo estar todo el tiempo junto al príncipe en el mismo lugar, ya que después de más minutos Jeonghan entró haciendo una reverencia al príncipe, para después buscar a Tae, puesto que tenía que mandarlo a hacer algo más.
Sin poder oponerse a la órdenes que Jeonghan le había dado, Tae tuvo que irse de ahí sin poder ocultar un rostro de tristeza, pero tenía la esperanza que al estar en el mismo lugar podrían encontrarse un par de veces más.
Unas cuantas más tareas le encargó el mayordomo de estado a Tae, claro estaba qué le explicaba como hacer las cosas para que su menor las pudiera hacer.
Siendo honestos, Jeonghan comenzaba a dudar en la capacidad del chico para que pudiera trabajar en el castillo, pero al ver lo eficiente qué era en el momento de trabajar no estaría mal tenerlo como uno de los sirvientes. Mientras que éste siguiera siendo igual de eficiente no habría problema alguno.
Ya cuando comenzó a ser la hora para que cada sirvientes se fuera, claro esta qué Yoon se encargó de que cada uno de los sirvientes saliera por la puerta qué correspondía. Aunque algo qué llamó su atención fue el no ver una cabellera roja salir del castillo.
— ¿Dónde estará? — alzó su vista moviendo su pie, mirando la hora en su reloj de bolsillo — . Tendré que ir a buscarlo.
Se encargó de cerrar la puerta y fue por en busca del pelirrojo. Él único lugar que se le ocurrió fue en dónde los sirviente solían vestirse, al abrir la puerta se quedó quieto al ver como el niño batallaba por ponerse una blusa.
El menor al escuchar el ruido de la puerta giró en dirección a ver quien era, sus ojitos se podían ver, aquellos ojos qué parecían pedir ayuda.
— Ven — cerró la puerta y comenzó a ayudar al menor.
Tae agradeció con una gran sonrisa.
— Es momento de que te vayas a tu casa, niño — comenzó a llevarlo a la salida del castillo — , mañana los sirvientes entrarán más tarde. Así que no hay necesidad de que vengas mañana a trabajar.
«Ir a mi casa.» Lo miró confundido, ¿acaso tendría que volver al océano o a que se refería Jeonghan? «No entiendo.» Frunció sus labios.
— Oye, ve a tu casa.
Ambos salieron del lugar, el mayor iba a comenzar su camino hacía su casa, pero notó que el otro chico no comenzaba a caminar. Giró un poco su cabeza y vió que este veía la oscuridad con miedo y podía asegurar que el menor tampoco sabía a dónde ir.
Se veía perdido y solo delante de la puerta del castillo qué Jeonghan no pudo evitar sentir un remordimiento en su interior.
— ¿Tienes dónde ir o quedarte? — se volvió a acercar a él.