CAPÍTULO 18

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— Quiero que revisen cada aldea, cada bosque, cada rincón de todo este reino

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— Quiero que revisen cada aldea, cada bosque, cada rincón de todo este reino.

Los soldados se dispersaron de inmediato, algunos montando sus caballos y otros a pie. La operación estaba en marcha, pero los avances eran escasos. Días se convirtieron en semanas, y aún no había señales de Taehyun. Los informes eran desalentadores, pistas falsas, testigos confundidos y caminos que llevaban a la nada era lo único que obtenían.

Beomgyu apareció en el Gran Salón, su túnica de seda negra ondeando tras él. Sus ojos brillaban con ansiedad mientras miraba a Kai, mismo quien no pudo ocultar su desagrado al verlo.

— ¿Qué han encontrado? — preguntó Beomgyu, su voz temblorosa.

Kai apretó los puños.

— No es de tu incumbencia, Beomgyu — respondió — . Esto es asunto del reino, mi reino y de mi sirviente. No tuyo — Beomgyu frunció el ceño.

— ¿Cómo puedes ser tan insensible? Taehyun es mi amigo también, no solo tuyo — contradijo — . ¿Acaso crees que no me duele su desaparición?

El príncipe se levantó de su silla, su rostro enrojecido de ira.

— ¿Insinúas que yo tengo algo que ver con esto? ¿Que soy responsable de que Taehyun haya sido secuestrado?

Beomgyu no retrocedió.

— No digo eso, pero sé que no lo tratas como un simple sirviente. Hay algo más entre ustedes dos, y no puedo ignorarlo.

Las palabras de Beomgyu resonaron en el salón, y Kai sintió que su corazón latía con furia.

— ¡No te atrevas a acusarme de tal acto!

Los guardias, obedeciendo las órdenes del príncipe Kai, rodearon a Beomgyu. Sus armaduras brillaban a la luz de las antorchas mientras avanzaban hacia el hechicero, quien no ofreció resistencia. Beomgyu miró a Kai con ojos llenos de dolor y desafío.

— Estás cometiendo un error, Kai — dijo Beomgyu con voz firme — . Taehyun es mi amigo, y no descansaré hasta encontrarlo.

[...]

El corazón de Taehyun latía con dolor y desesperación mientras esperaba en su celda. Las paredes de piedra parecían cerrarse sobre él, y el hambre lo debilitaba cada vez más. Los golpes y las palabras crueles de sus captores resonaban en su mente.

Cuando la puerta se abrió, Taehyun levantó la mirada. Sunoo, el líder de aquellos desalmados, entró con una bandeja en las manos. Su sonrisa era siniestra, y Taehyun tragó saliva.

— ¿Tienes hambre, sirviente? — preguntó Sunoo, colocando la bandeja en el suelo — . Aquí está tu ración diaria.

Taehyun miró el plato. Un poco de pan duro y un tipo de sopa aguada. Era apenas suficiente para sobrevivir, pero no lo ayudaría a escapar. Sunoo se burló al ver la expresión de Taehyun.

ᴜɴᴅᴇʀᴡᴀᴛᴇʀ ᴛᴇᴀʀꜱ - ʙᴇᴏᴍʜʏᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora