Capítulo 25

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Tienda tras tienda íbamos mirando ropa con Sam, creo que llevábamos más de diez tiendas viendo vestidos, remeras, pantalones, faldas y zapatos, pero aún no comprábamos nada.

-Sam -la llamo y ella deja de fijar su vista en un vestido para posarla en mi-, no me gusta la ropa -digo haciendo una mueca.

-A mi menos, pero se un lugar mejor -sonríe.

-¿Que local de ropa es? -pregunto.

-Oh querida Jess, yo nunca dije que era ropa -sonrió dejando ver una hilera de dientes blancos.

Antes de que yo respondiera algo ella toma de mi brazo y sale corriendo fuera del local de donde estábamos, segundos después salimos del centro comercial.

Creo que Sam tiene una mala costumbre de tirar el brazo de los demás para luego salir corriendo.

Corrimos unas cinco cuadras más o menos sin parar hasta llegar a Starbucks. Sam no dijo nada cuando la miré extrañada, solo entramos al local y nos paramos al frente de la caja.

-Hola Sam, mira cuanto has crecido -dice una señora de unos 60 años a pena nos ve, sale detrás del mostrador y se acerca a besar la mejilla de Sam.

Esto es raro y no entiendo nada.

-Hola Bárbara, ¿Cómo has estado? -pregunta amable ella.

-Muy bien linda, mis nietos ya vienen a verme -responde feliz la señora que cuyo nombre es Bárbara.

-Oh eso es bueno, me alegro que se hallan resuelto las cosas.

-¿Que se les ofrece niñas? -pregunta Bárbara.

-Quiero mostrarle a ella -me señala Sam- el lugar donde yo iba antes con mi ex novio -hace una mueca.

-Al fin te diste cuenta que ese chico no valía la pena -ríe-. Con gusto le muestro el lugar.

Yo aún sin decir nada seguí a Sam y a Bárbara quienes caminaban hacia atrás del mostrador y luego pasaban por una puerta.

-Sam -susurro detrás de ella.

-¿Si? -me mira sonriente.

-¿Que vamos hacer? Ya va anochecer y tenemos que ir al hospital.

-Tú tranquila, ya verás que esto te gustara mucho -me guiña el ojo.

-Está bien -bufo-, pero quiero preguntarte algo.

-Dime -dijo con la mirada al frente. Cuando entramos por la puerta de recién había un pasillo que por ahí ahora estábamos caminando.

-¿Por que dijo Bárbara eso lo de sus nietos? -susurré más bajo para que la señora no escuche.

-Sus padres no me querían -dijo Bárbara, al parecer si me había escuchado.

-¿Por que no? -la intriga me come.

-Mi único hijo, el padre de mis nietos, siempre nos llevábamos bien, hasta que cumplió dieciséis años, luego de eso empezó a tratarme mal y a faltar me el respeto, yo nunca supe el por qué de todo eso, hasta hace dos meses -se calla un rato.

Llegamos al final del pasillo y ahí había otra puerta, la mujer la abrió y allí había un gran callejón, seguimos caminando mientras Bárbara seguía contando su historia.

-Ya estaba cansada de que él no me dijera el por qué, entonces lo llamé el día de su cumpleaños. Cuando me atendió lo único que escuche fueron insultos pero yo de alguna forma, no se como, le grité diciendo que me explicara por que tanto odio hacia mi, yo nunca le había gritado a George, y entonces ahí fue cuando me dijo lo que en realidad pasó. Me dijo que yo era la culpable que su padre lo abandonara, no se como ni cuando habló con su padre ya que hacia años que no veía, pero la dolorosa verdad era que él si tenía razón, fue mi culpa que su padre se allá ido de casa y que no hubiera tenido una niñez que merecía, con un padre a su lado.

Al llegar al final del callejón salimos por una rejas y caminamos hacia una parte que yo no conocía de la ciudad, no pasaban autos y eso era muy muy raro. Caminamos por la acera de esa parte de la ciudad y seguí escuchando atentamente a Bárbara.

-Yo no se por que lo había hecho, pero engañé al padre de George con su mejor amigo, él se dio cuenta dos semanas después de que eso había pasado, por eso me dejo a mi y a George. Nunca me había sentido la persona más mierda del mundo con causar tanto daño, porque el padre de mi hijo nunca me fue infiel o me trató mal, sino todo lo contrario. En fin, luego de que le pidiera a George que habláramos tranquilos el aceptó y nuestra relación fue mejorando, aún no nos llevamos tan bien, pero mejor que antes si.

Yo no dije nada solo la miré y le di una sonrisa sin separar los labios. En realidad no sabia que decir por la historia que me había contado hace unos segundos, ella lo explicaba con tanta calma como si no le hubiera afectado, pero se que por dentro la estaba matando, ya antes lo había pasado con Steven y Mike que era un historia algo parecida, solo que ellos no eran mejores amigos.

-¿Que paso luego con el mejor amigo de...? -no sabia como se llamaba su ex esposo.

-Robert, su nombre era Robert -corrigió ella-. El mejor amigo desapareció junto a Robert, no supe mas nada de ninguno de los dos, luego de dos años sin tener pareja conocí a Andrew, pasaron cuatro años de relación hasta que me pidió ser su esposa.

-¿Que edad tenías cuando te casaste por segunda vez? -pregunté.

-treinta y dos -responde-, solo que no me case por segunda vez, la única vez fue con Robert.

-Pero... ¿Que pasó con Andrew? -fruncí mis cejas.

-No acepté casarme con él -dijo mientras cruzábamos una calle aún sin autos.

-¿Por que no? -la mire extrañada.

-No quería casarme -esta vez no pregunté más nada.

Ya no sabia en que parte de la ciudad estábamos caminando, esta parte no la conocía. Mire a mi alrededor y vi que estábamos por entrar a un lugar con tiendas en cada lado de la calle.

Pasaron cinco minutos y ya nos encontrábamos entrando a una tienda, cuando lo hicimos puedo jurar que mi boca si hubiera podido, hubiera caído al suelo.

Era una biblioteca muy grande con más de cinco mil libros de todo tipo de trama. Sin esperar a Sam me fui a una sección que decía "ciencia ficción"

-Veo que te ha gustado ¿He? -dice riendo Sam cuando llega a mi lado.

-¿Gustarme? ¡Este es el paraíso Sam! -agité sus hombros.

-Ya ya, tranquila -ríe-, espera un rato, iré a despedirme de Bárbara.

-Oh, yo te acompaño.

Caminamos con Sam hasta la entrada del lugar que era ahí donde estaba la señora, ella estaba hablando con una chica de más o menos veinte años, cuando nos acercamos pude escuchar que dijo "deja que ellas saquen cualquier libro" recibiendo de respuesta un asentimiento de cabeza.

-Adiós Bárbara, gracias por dejarnos leer tranquilas -dijo Sam abrazando a Bárbara.

-Adiós linda, gracias por la compañía -sonríe.

-Adiós -digo-, fue un gusto conocerte -ella se acerca a abrazarme y le devuelvo el abrazo.

-Recuerda valorar lo que tienes, porque nunca se sabe cuando lo vas a perder -me susurra muy despacio antes de separarnos.

Luego de eso se retira sin darme ni una mirada. ¿Por qué me dijo eso?

IDIOT ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora