Capítulo 28

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Narra Jess

Me quedé mirando a Michael, quién ya se había dormido hace unos cuantos minutos. Miré sus largas pestañas, que con aún ojos cerrados llegaban hasta sus mejillas, su cabello se estaba destiñendo, y por último su pálida piel.

Estaba blanca, parecía un fantasma. Los sueros en su brazo y mano derecha, tubo de oxigeno y las grandes vendas al rededor de su cuerpo me hacían dar escalofríos por alguna extraña razón.

Me daba miedo al ver a Michael así, tenía miedo de que le sucediera algo y que sucediera lo que el había pensado "Y no volver a abrir los ojos"

Rápidamente borro esos pensamientos, Michael estará bien y sí abrirá los ojos.

-Hola -susurra una enfermera entrando a la habitación de Michael-. Solo aplicaré unas inyecciones y luego me iré -dice y yo asiento.

-Está bien -le dedico una sonrisa que se transformó en mueca y sentí una lágrima caer en mis labios.

-No te preocupes, él estará bien -dice mientras pone un líquido en la bolsita del suero.

Todos dicen lo mismo.

-Eso espero -digo secando mis lágrimas.

-¿Eres la novia? -me pregunta.

-Si, lo soy -sonrió acariciando su fría mano.

-Tienes suerte -me susurra la enfermera-, él es muy sexy -dice con una sonrisa pervertida.

Juro que le borraría esa sonrisa de un puñetazo.

-Aja -me limité a decir.

-Bueno, debo irme. Más tarde vendré a ver su estado -dice saliendo por la puerta para luego cerrarla detrás de ella.

-Puta -susurro mirando hacia la puerta.

La próxima vez que diga eso juro que la mato con tenedores de plásticos que dan en la cafetería para el almuerzo de Mike.

-Celosa -escucho decir a mi lado, volteo y Michael está despierto con una sonrisa.

-No has dormido ni veinte minutos, Michael -le regaño.

-No tengo sueño -dice acomodándose en la camilla.

-Está bien -suspiro-. Y por cierto, no estoy celosa.

-Si lo estas, estás celosa de la enfermera sexy -sonríe de lado mirando a la puerta.

Hijo de....

-Es broma -dice riendo al ver mi cara.

-Más te vale Michael, más te vale -vuelve a reír.

-Eres única para mi, no hay nadie más sexy que tú -desvío mi mirada para evitar que me vea sonrojada-, y más sonrojada, mírate -toma mi mano y yo lo veo-. Eres hermosa.

-Michael... -me interrumpe.

-No digas nada -me acerco a el tirando de mi cuello no muy bruscamente y me besa.

(...)

Estoy esperando que me entreguen las donas que Michael me había pedido que compre porque se le habían antojado. Creo que estoy aquí hace como treinta minutos y la puta, digo chica, de la registradora no hace más que nada mascar chicle y estar con su celular.

-Disculpa -digo amable y la rubia teñida me mira-, hace treinta minutos que estoy aquí, ¿Podrías darme mi orden?

-Agh -dijo rodando los ojos para luego voltearse y pedirle al tal "Bill" -qué está en la cocina- mi orden-. Aquí tienes.

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