Harry Potter

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Harry Potter es una saga literaria británica de autor desconocido; consta de siete libros publicados entre 1997 y 2007 que narran las aventuras de Harry, un niño huérfano que descubre el día de su onceavo cumpleaños que es un mago. En la escuela de magia Hogwarts hace dos grandes amigos, Ron y Hermione, pero también se enfrenta a tenebrosos magos oscuros y a un pasado mucho más siniestro de lo que nunca hubiera creído. La saga de Harry fue llevada al cine en ocho películas, además de contar con una enorme cantidad de videojuegos, libros satélite y mercancía de todo tipo. El mundo mágico cuenta también con una saga de spin-off titulada Animales Fantásticos, saga protagonizada por un mago de nombre Newt Scamander y ubicada varias décadas antes del enfrentamiento de Harry con Voldemort.

 El mundo mágico cuenta también con una saga de spin-off titulada Animales Fantásticos, saga protagonizada por un mago de nombre Newt Scamander y ubicada varias décadas antes del enfrentamiento de Harry con Voldemort

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Harry Potter dormía a pierna suelta. Eran apenas las diez de la noche pero él ya estaba rendido de sueño, producto de haber pasado todo el día con su amigo Ron en el callejón Diagon viendo escobas y comiendo helados. Era lo esperable en unos niños de su edad, quienes estaban a nada de recibir sus cartas de Hogwarts y por lo tanto se morían por ir al callejón a babear ante los escaparates, deseosos de comprar sus varitas y útiles además de helados levitadores. Él en particular cumplía once años al día siguiente, así que su carta ya no podía tardar. Contaba con eso, pero el agotamiento y el calor del verano pudieron más y se quedó frito ni bien su cabeza tocó la almohada.

Siempre había soñado con ir a Hogwarts, la mejor escuela de magia del mundo. Como cada niño mágico del Reino Unido había crecido oyendo los relatos de los mayores sobre el castillo, sus fabulosos banquetes de bienvenida, sus salones de clases, sus terrenos con bosques y lago incluido que hacían imposible aburrirse para cualquiera que estuviera allí. Se decía que en Hogwarts las escaleras cambiaban de dirección por sí solas y que tenía habitaciones secretas repletas de tesoros mágicos y criaturas, aunque aquello último podía ser un poco fantasioso, no estaba seguro. Los hermanos mayores de Ron, los gemelos Fred y George, les enviaban cartas muy seguido hablándoles de tenebrosos magos que habían impregnado su magia oscura en diferentes rincones del castillo. Hagrid a su vez les había mostrado fotografías de su huerto y los terrenos del bosque, por lo que morían por llegar y comprobar si era cierto que allí las manadas de centauros corrían con salvaje libertad mientras estudiaban los cielos.

"También está el pueblo de Hogsmeade, pero no podremos visitarlo hasta tercer año… a menos claro, que Fred y George nos presten su mapa" pensó en sus sueños, mientras recorría la campiña en escoba para luego estar en medio de un estadio de Quidditch lleno. Era una lástima que todavía no existiera ningún hechizo para soñar con lo que uno quisiera a voluntad, pero estaba bien. Quizás un día no necesitara soñar y todos esos deseos se convirtieran en una realidad.

(...)

El olor del tocino y los huevos fritos lo despertaron con una sonrisa, haciendo que bajara las escaleras a toda velocidad hasta la cocina, donde gustaba desayunar con su padre. El comedor era más grande y elegante pero él seguía prefiriendo la cocina, un sitio íntimo y lleno de olores agradables como el de su desayuno y el de las flores mágicas de la ventana, regalo de la profesora Morningstar; la encargada de enseñar Botánica en Hogwarts era su vecina, vivía a pocas calles de allí y era una persona sumamente agradable.

-¡Buen día, papá!

-Debí saber que no podría terminar el desayuno antes que te levantaras- rió Sirius al verlo tan entusiasmado, ocupando su silla y mirando con deleite la comida y los regalos apilados en la misma mesa.- Feliz cumpleaños, hijo. ¡Procura comer algo en lo que abres tus obsequios!

Sirius observó a su hijo adoptivo abrir paquetes con la felicidad propia de un niño, sintiendo el conocido nudo en el estómago que venía a él en cada cumpleaños de Harry. Era entonces cuando más recordaba a sus difuntos amigos James y Lily, los padres biológicos de Harry, quienes habían caído en la Primera Guerra Mágica a manos del mago oscuro Lord Voldemort.

Había sido amigo de James desde su época de estudiantes en Hogwarts, teniendo una relación de hermanos más que de amigos. Pasaban las vacaciones juntos, cometían sus fechorías en el castillo juntos y eran castigados juntos; al graduarse todo había seguido igual, incluso James lo invitó a ser su padrino de bodas al casarse con Lily Evans, su novia desde el quinto año. Sirius conocía lo suficiente a Lily para saber que era una chica estupenda, así que estaba seguro que serían muy felices juntos. Un tiempo después, cuando tuvieron a su primer hijo Harry, le pidieron que fuera el padrino del niño. Él aceptó gustoso porque los quería mucho a ambos y eran su familia del corazón. Nunca creyó que el destino y la guerra lo obligarían a hacerse cargo legalmente de su ahijado tras la muerte de los Potter, a quienes se les dio un funeral de héroes junto a otros caídos en la guerra.

"Parece que hubieran pasado mil años desde entonces, pero han sido solo diez" reflexionó ocultando su melancolía detrás de una gran sonrisa, mientras veía a Harry poniéndose uno de sus regalos sobre el pijama (una camiseta de su equipo favorito de Quidditch). Como era natural el pequeño no recordaba nada de sus padres, porque ni siquiera un mago podía recordar cosas de su primer año de vida; por eso, y en realidad era mejor así, Harry vivía su vida tan feliz y normal como era posible para un niño mago, sin recuerdos felices de sus padres pero tampoco sin recuerdos oscuros, de los tiempos en que James y Lily debían ocultarse de los seguidores de Lord Voldemort. Sirius nunca dejaría que Harry los olvidara, pero tampoco lo haría vivir en la melancolía por un pasado trágico.

"Prefiero lidiar solo con los recuerdos tristes a empañar la felicidad de Harry. Él no tiene la culpa de lo que pasó, es mejor que viva mirando hacia el futuro y no hacia un pasado que no puede cambiar…"

-Ey, papá, ¡mira lo que me envió la señora Weasley!- exclamó Harry sacándolo de sus cavilaciones, mostrándole una caja de chocolates caseros de aspecto delicioso.- Qué amable de su parte, ¡Ron tiene mucha suerte de tener una mamá que cocina tan bien!

-¿Oh?

-Pero claro, yo tengo un papá que cocina igual de bien- rectificó con una risita al tiempo que pinchaba con su tenedor un buen trozo de tocino, saboreándolo gustoso y mirando de repente por la ventana.- Oye, papá… ¿esa lechuza que se está acercando no será…?

Sirius se apresuró a abrir la ventana y una gran lechuza marrón oscuro se metió a través de ella, planeando hasta posarse sobre la mesa y volcando varios envoltorios de regalos en el proceso. Harry no miró los papeles ni la azucarera derramada, toda su atención se había puesto en la carta que la lechuza le entregó y que lo hizo gritar de alegría mientras corría a abrazar a su papá: era la codiciada carta de admisión a Hogwarts, con su sello oficial y la correcta caligrafía del director Dumbledore en ella. 

-¡Mi carta, mi carta de Hogwarts! ¡Ya puedo ir a Hogwarts, papá, debemos salir ya mismo para comprar mi varita!- gritó lleno de emoción mientras Sirius lo abrazaba, orgulloso, y lo calmaba lo suficiente para leer juntos la carta. Allí se detallaban todas las cosas que precisaría para sus clases, desde ingredientes de pociones y libros de hechizos hasta guantes protectores de piel de dragón; naturalmente irían ese mismo día a hacer las compras y naturalmente Harry subió a su cuarto como un rayo para enviar una carta a Ron, pidiéndole encontrarse en el callejón Diagon para hacer esas compras juntos. 

"Por fin ha llegado ese momento, ¿no, James, no, Lily? Nuestro Harry se va a Hogwarts. Pronto hará nuevos amigos y vivirá sus propias aventuras, Merlín permita que no sean como las nuestras" pensó con una mezcla de orgullo y tristeza por la inminente partida de su hijo al castillo. Claro que deseaba verlo avanzar en la vida y vivir sus propias experiencias, pero al mismo tiempo lo atemorizaba que fueran a tocarle momentos tan duros como los que ellos habían vivido de jóvenes. Voldemort había muerto y sus seguidores habían sido desbandados y encarcelados, pero nunca se sabía cuándo aparecería otro peligro en el horizonte.

Suspiró. No podía permitir que sus temores lo convirtieran en un hombre prematuramente viejo, que vivía esperando lo peor. Harry apenas tenía once y la vida por delante, y él debía estar ahí para apoyarlo en todo lo que pudiera. Si las cosas se ponían peligrosas estaría ahí para ayudarlo, y si todo iba bien y normal también estaría ahí para compartir su alegría. En ese consistía ser un buen padre, y él definitivamente quería ser el mejor padre posible para Harry Potter.

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⏰ Última actualización: Sep 30, 2023 ⏰

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