Shark Tale

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Shark Tale (El Espantatiburones) es una película de animación de Dreamworks, estrenada en 2004. Narra la vida de Oscar, un simpático pez que trabaja en un lavadero de ballenas pero sueña con volverse rico y famoso. Su ambición lo va metiendo en varios problemas hasta que finalmente queda a merced de dos tiburones, Lenny y Frankie, lo que lo lleva a pensar que su corta vida ha llegado a su fin. Sin embargo, cuando un ancla caída del cielo mata sin querer a Frankie y Lenny huye por la culpa, Oscar se atribuye la muerte del tiburón para lograr su tan ansiada fama. El problema es que el tiburón que murió es hijo de Don Lino, el jefe de la mafia de tiburones que a toda costa querrá buscar venganza contra él.

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Lenny no disfrutaba mucho del Quidditch, de hecho, la pasaba fatal durante los partidos. La rudeza, la posibilidad de que algún jugador o espectador saliera lastimado, la ferocidad de los encuentros no hacía sino enfermarlo por dentro. Sin embargo asistía escrupulosamente a cada encuentro porque su hermano mayor jugaba en el equipo de Slytherin, y hubiera quedado mal que no lo apoyara aunque no compartieran casa. Su padre siempre decía que la familia era lo más importante.

-Cuando todos los demás te fallen, tu familia siempre estará para ti, Lenny, recuerda eso. Anda, ve a acompañar a Frankie a su entrenamiento. Pronto volverán a Hogwarts y tiene que mantenerse en forma, ¿quién mejor que tú que eres su hermano para ayudarlo?

-Yo apoyo mucho a Frankie, papá, en serio, pero su forma de practicar con las bludgers es algo bruta…

-Bah, tonterías, hijo. Frankie es fuerte pero no es un salvaje, además siempre pueden usar sus varitas para solucionar cualquier problema. ¿O no?

Después de eso Lenny había desistido de convencer a su padre y se limitó a hacer lo que esperaba de él para que estuviera orgulloso, aunque por desgracia eso no era tan fácil. Se miró al espejo y suspiró: No había forma en que él se convirtiera en el hijo que Don Lino deseaba.

Lino De Niro era uno de los empresarios más importantes de Londres, dueño de varios hoteles y restaurantes. Las malas lenguas decían que solo la mafia explicaba la razón de su exagerado poder financiero, pero lo cierto era que buena parte de su patrimonio era gracias a sus orígenes mágicos; se había graduado de Hogwarts como uno de los mejores en Pociones y Defensa Contra las Artes Oscuras, por lo que no había tardado mucho en montar su negocio en el Callejón Knockturn. Pese a la fama de siniestro de aquel lugar las ventas de pócimas y libros habían resultado muy buenas en muy poco tiempo, lo que lo llevó a invertir en hotelería muggle para la época del nacimiento de su primogénito, Frankie. Éste era un muchacho tan parecido a él como era posible serlo: rudo, poderoso, buen jugador de Quidditch y buen miembro de la casa Slytherin, lo que lo llenaba de orgullo. Todos sabían lo satisfecho que estaba Don Lino con un hijo como Frankie, pero Lenny era otra historia. 

Para empezar, Lenny había ido a parar a Hufflepuff, siendo el primero de la familia en no ir a Slytherin. Dada la fama de los Hufflepuff de ser unos inútiles todo se había vuelto una pesadilla desde su selección, siendo frecuentemente víctima de burlas y bromas por parte de los otros niños de su círculo social. Luego estaba el hecho de que no era bueno en los deportes, o en Pociones, o en Artes Oscuras, todo lo cual eran cosas muy importantes para su padre; y para terminar, no parecía para nada interesado en seguir el legado familiar y volverse un empresario prominente, sino que parecía satisfecho con vagar por ahí con sus amigos Oscar y Angie, ambos de origen muggle. Don Lino no era supremacista pero tampoco le agradaba la idea de que su hijo menor se juntara con la chusma de clase baja, como si temiera que lo arrastraran a la mediocridad.

"Pero si papá se tomara un minuto para escucharme, sabría por qué prefiero pasar tiempo con chusma y no con Frankie y sus amigos. Por Merlín, ¡todo lo que hacen es tan agobiante! Son abusivos, brutos y se burlan de mí solo porque dije que mi materia favorita es Botánica. Pues perdón, perdón por preferir cuidar a las plantas y no divertirme atormentando a los novatos con Bludgers encantadas" pensó de golpe con irritación, deseando tener algo que hacer para no verse con su hermano. No lo precisaba para sus entrenamientos, así que…

-¡Ey, Lenny! ¡Lenny, aquí arriba!- lo llamó una voz pícara que él reconoció de inmediato.

-¿Oscar? Vaya, qué sorpresa verte por aquí, creí que estarías muy ocupado ayudando en el negocio de tu padre.

-Ah, eso. Sí, ya sabes que en vacaciones me toca ayudarlo en su lavadero de coches, pero hoy me dio el día libre y decidí visitarte-respondió el alegre joven bajándose de su escoba y chocando los puños con él a modo de saludo.- ¿Qué hay? ¿Te interrumpo haciendo algo importante?

-No, que va. Iba a verme con Frankie para entrenar, o bueno, mejor dicho; para sostenerle el bolso mientras él vuela y se luce con las chicas- se corrigió Lenny con sorna, haciendo que Oscar lo mirara con simpatía. Sabía lo mucho que su amigo odiaba el Quidditch pero también sabía las presiones a las que se enfrentaba en casa, por lo cual no dijo nada que pudiera humillarlo y solo se sonrió, invitándolo a un plan mejor.

-Angie dijo que hoy había rebajas en el centro comercial. ¿Por qué no vamos a echar un vistazo, eh? Tu amigo aquí presente necesita una gorra nueva y necesito consejos de alguien con buen gusto.

-Vamos, Oscar, ¿buen gusto yo?- repitió Lenny sin creérselo, sonriendo.-Te acompaño si quieres y tomamos unos refrescos, pero no creo tener buen gusto.

-Ah, cómo no. ¿Te has visto en el espejo, hombre? Eres un galán como dicen las chicas, y yo quiero ser como tú. Enséñame a ser como tú, ¡antes de que Angie se de cuenta que hay peces mejores en el mar!- suplicó de forma tan descarada que Lenny no pudo evitar reír a carcajadas, motivado por el desparpajo de su amigo.

-Está bien, está bien, ¡me convenciste! Vamos al centro comercial y te ayudaré a elegir una gorra, y de paso veremos si hay algún regalito que le puedas comprar a Angie. Pronto volveremos a Hogwarts y seguramente un detalle tuyo como bienvenida la hará muy feliz.

-¡Excelente idea! Vamos, sube a mi escoba, te prometo que esta vez volaré más despacio para que no te marees.

-Muy considerado de tu parte. Y por favor estaciona en un lugar discreto, ¡que si los muggles nos ven mi padre me matará!

Oscar asintió entre risas y se elevó con cuidado, pensando en lo mucho que Lenny se merecía esa tarde de amigos. Ojalá su padre se diera cuenta pronto del hijo que tenía, porque Lenny era un muchacho de oro y no sólo la sombra de su hermano Frankie. 

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