XX SMUT XX
Los miro a ambos, los veo desesperados por alivio. De reojo veo que Aro se levanta de la cama para sentarse al otro lado de la habitación, quiere seguir siendo público de este espectáculo.
+ ¡YO! – dice Caius para lanzarse.
Pero me desvío de su camino y me giro a Marcus.
- "Quien supo esperar, llegó a triunfar" dicen por ahí, así que creo, tesoro, que es tu momento ¿Qué opinas? – digo, dejando a Caius enfadado y a Marcus con una sonrisa arrogante en la cara. Todo esto, mientras escucho la risa de Aro de fondo.
+ Stai zitto, fratello (cállate, hermano) – murmura Caius a la risa de su hermano.
Marcus se levanta, aún con esa sonrisa, y se acerca a mí en todo su esplendor.
+ Me parece perfecto, cariño – responde Marcus a la pregunta que le había hecho antes.
Según acaba la frase, cierro la distancia entre nuestros cuerpos. Enredo una de mis manos en su pelo; con la otra, lo agarro muy fuertemente de la cintura para acercarnos aún más. Nuestras bocas chocan. No intenta luchar por el control, sabe lo que le espera así que lo asimila. Sonrío ante este acto. Su boca, poco a poco, de despega de la mía. Siendo él, el que esta vez, me recorre con besos la parte superior de mi cuerpo. Voy notando como va clavando los dientes para marcarme.
- No tienes por qué hacer eso, rey. Soy todo tuyo. – le digo al darme cuenta de esto.
El me ignora y sigue su trabajo robándome suspiros de placer. Hasta que llega a mis oblicuos, que para. Mi erección está en su máximo nivel y por lo que veo, la de él también.
No tengo tiempo para más tonterías. Lo agarro del cuello, estampo nuestras bocas y vamos en trompicones a la cama.
Sus rodillas chocan y cae. Lo giro hasta tenerlo boca abajo.
- Ponte en tus rodillas, gattino (gatito). Que me toca a mí saborearte.
Tiembla de anticipación, pero cumple mis órdenes. Yo seguía de pie al lado de la cama, deleitándome con la vista. Agarre con las manos su culo y despegué sus nalgas lo más que pude. Ocasionando un sonido de sorpresa por parte de los tres hermanos. Su agujero se apretaba y aflojaba según pasaba mi dedo pulgar por la zona, jugueteando. Se acerco a mí, por instinto, haciendo que casi meta mi pulgar en él.
Mientras jugaba con él, comencé a besar la parte de atrás de su cuello, su espalda, sus nalgas hasta que lentamente pasaba la lengua hasta llegar a su agujero casi virgen. Estuve así un rato hasta que noté que poco a poco se iba adaptando al movimiento y añadí un dedo, que al poco se convirtieron en dos que empecé a mover en tijeras, muy lentamente, adaptándolo aún más a lo que le está por llegar. Curvé mis dedos, causando que temblara.
+ ¡Oh Dios mío! ¿Qué fue eso?
- Eso, mi amor, es el lugar que hará que disfrutes de mí. Prepárate.
Según hablo, él abre un poco más sus piernas, dejándome espacio entre ellas y ajustando sus brazos sobre la cama.
Agarré mi miembro, lo deslicé de arriba abajo por su trasero, hasta que de un golpe lo introduje completamente. Notando su jadeo de dolor, me quedé quieto esperando que se adapte. Me movía lentamente.
+ ¡más rápido!
Con eso me movía más fuerte, con más precisión. El ruido del choque de nuestros cuerpos se escuchaba, igual que nuestros jadeos de placer.
Mientras seguía bombeando. Una de mis manos agarro su pelo en una coleta, haciendo que levantara la cabeza y me mirara de lado. La otra la deslizaba por su cuerpo, jugando con sus pezones, toqueteando su abdomen y enrollándola en su pene, causándole un jadeo de sorpresa. Muevo mi mano lentamente.
- ¿Te gusta esto, gattino?
+ ¡SÍ!
- ¿Sí, que?
+ ¡Sí, signore! (señor)
- Que bien, porque a mí me encanta.
Aumento más mis embestidas y levanto su cabeza, trayendo la coleta hacia mí y le muerdo la oreja y le beso el cuello profundamente.
Estoy a punto. Él también.
Apuro todos mis movimientos hasta que él llega, sigo con las embestidas y termino yo. Caigo encima de él, aún dentro, en la cama. Los dos jadeamos por aire, aunque no nos haga falta.
Lo atraigo en un beso profundo y salgo de él. Me mira con un brillo en los ojos, que sé que yo también tengo.
- ¿Te encuentras bien, tesoro?
+ Más que bien. Me encuentro mejor que nunca. Gracias, amore.
Me levanto, permitiendo que él lo haga también. Se dirige hacia el sillón en el que está sentado Aro viendo todo con satisfacción.
Me giro para ver a un Caius excitado, muy excitado, pero con el ceño fruncido. Decido molestarlo.
- Viendo que estás molesto, creo que es mejor que esperemos a otro día – digo, imitando que me voy del cuarto. Paro cuando noto una mano agarrándome de la muñeca.
+ Ni se te ocurra irte y dejarme así – dice señalando su notable erección.
- Tus deseos son órdenes para mí, teddy. (osito)
Nos besamos con fuerza, con poder. Y me empuja haciendo que caiga de espaldas en la cama. Levanto una ceja divertido.
+ ¡Oh, venga! No me mires así. Déjame poder tener el control de algo, al menos.
Levanto las manos en rendición.
- Puedes hacer lo que desees con mi cuerpo, biondo. (rubio)
Se lanza sobre mí. Me besa el cuello, y pronto sigue recorriéndome el cuerpo. No digo nada, lo único que sale de mi boca son suspiros de placer. De repente se gira para dejarme en frente su miembro y el mío en frente suya. Un 69 en toda regla. Mi no necesitada respiración se corta cuando me lame el falo de arriba abajo. Lo imito y empiezo a juguetear con mi lengua alrededor. Llevo metida la mitad cuando un jadeo surge de mi garganta, que vibra en su pene y se contrae del placer. Mierda, me acaba de hacer una garganta profunda.
Utilizo mis manos, las subo, rodeo su cintura y voy toqueteando todo lo noto, centrándome en cierto agujero que quiero poseer. Cuando estamos en el vilo. Paramos. Intento reincorporarme, pero no me deja. Me empuja de nuevo sobre la cama. Se coloca bien, incitándome a ayudarlo con mis dedos. Cuando ya llevo dos dedos, los quita. Mientras me besa lo noto, de repente, rodearme el pene con su ano.
- Joder, Caius – mascullé entre sorpresa y placer.
Él me mira orgulloso y se sigue moviendo. Mis manos van hacia sus caderas para ayudarlo con la velocidad, que aumenta más. Caius rebota sobre mí. Mi boca se pasea por toda la piel en la que tengo alcance en esa posición. Los dos acabamos al tiempo.
Llevamos un par de minutos estirados en la cama, cuando decido levantarme.
+ Los lazos son oro brillante. – dice Marcus.
- Venga ya, no te hagas el tonto. No te acordabas ni de los lazos, lo que tu querías era un buen polvo – le digo mientras vuelvo a besarlo – Bueno, ahora sí, creo que voy a vestirme. Ustedes deberían hacer lo mismo – los repaso con la mirada.
En este intercambio acabo de descubrir tres cosas importantes para mi vida:
A Aro le excita escucharme los pensamientos más oscuros;a Marcus, morderme; y a Caius verme debajo de él, de cualquier manera.
Besos darks.
Voten y comenten.
(Espero haber cumplido sus expectativas. En caso de que tengan alguna sugerencia, de cualquier tipo, siéntanse libres de comentarla. Veré lo que puedo hacer para cumplirla.)
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EL ROMANO
FanfictionEn tiempos de la Antigua Roma, el mejor guerrero Magnus, se encuentra siendo vampiro. Tras milenios vagando por el mundo y conociendo gente y especies de todo tipo, llega a Forks. Donde lo recibirán una familia de vampiros con sus problemas.