Capítulo 3: Sabores y secretos compartidos.

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—Ev, Eva, despierta ya, que te la has perdido. —susurraba Manira a mi oído. —Te dije que la debíamos dejar dormir un poco más. —recalcó Irina, murmurando a la distancia.

—Lo siento, chicas, no me he dado cuenta. —dije entonces.

—Qué extraño verte dormir mientras vemos una peli —dijo Selene. Añadiendo: "Eso es cierto, te he sacado antes de la cama."

—No es tan malo, ya la hemos visto unas cuentas veces —dije.

—Venga, salgamos. —dijo Selene.

Quiero hacer énfasis a la grandeza de esos hermosos seres humanos, sí, a mis amigas de infancia con las que teñimos lazos inefables.

Selene, no había un día que no demostrara su humor tan expresivo. Sus pequeñas hermanas eran todo para ella, siempre dejaba ver sus dientes, si no lo hacía, no era ella, simplemente, un inquilino en su cuerpo, robando su contagiosa energía.

Manira era más seria, su vida era tan reservada y agobiada, nada de confianza e interés a todo él quisiera conocerla, no confiaba en cualquiera que se parece al frente; sin embargo, su corazón puro y sincero, enaltecían su belleza y le hacían una aliada única e indispensable, su madre tenía una capacidad de unir almas con sus manos, era una de las mejores reposteras de nuestra ciudad, había logrado que el señor Jerry se enamorara de ella con tan solo una "Tarta de limón" era muy inusual, pero cierto. E Irina sí, Irina era la más distraída e incluso más que yo podría serlo, se podría pasar horas mirando el retrete sin que le molestara. Tenía su lado hostil, el que reservaba sus problemas, hasta que lográbamos que nos lo hiciera saber. Irina nos hacía soñar a todas con su inalcanzable seguridad.

No olvidábamos el tiempo en la primaria donde había estado enamorada de Diego un chico lleno de misterios y gustos extraños, fue su primer amor y lo seguía siendo en la secundaria; aun cuando él no tuviera idea de sus sentimientos, solo la viese como de su familia, porque si, sus padres tenían buena relación familiar y allí fue donde empezó todo, si de bromas se trataba ya habría sospechado algo, pero ninguno decía una sola palabra; hasta que un buen día determinamos la situación de ambos y rompimos barreras.

Manira celebraría su fiesta de cumpleaños, fue la mayoría del colegio y él estaba en la lista, bailes, risas, lágrimas, noche en la que por supuesto terminaría con una declaración de amor, palabrería, empujones y nervios sobraban en el club, conseguimos que se acercaran y tuviesen una libre conversación, lo último que percibimos fue que los dos terminaron por irse y no precisamente juntos, para no caer en detalles, sucedió lo que pocos nos imaginamos y muchos esperaron, le dieron por sentado a su amistad, Diego rompió todo lazo que tendría con ella, pidió distancia porque no le agrado la idea de que sus sentimientos fueran más allá de lo que él podría sentir por ella.

Fueron días, semanas, meses de consuelo, todo lo que se prestara para la situación lo podríamos solucionar las cuatro, aunque no podríamos cambiar lo que sentía, mostrábamos sentir empatía, pero era inútil, bastaba con tenernos a nosotras mismas para sanar y volver al ruedo, lastimosamente esa unión empezaría a cambiar cuando nuestros rumbos tomaran orden en la Universidad, nos iríamos a diferentes ciudades, Manira y Selene entrarían en la Universidad de Nueva Orleans, Irina a Hanói en Vietnam, y yo me quedaría en Inglaterra, posteriormente entrar en la Universidad de Literatura en Londres era mi anhelo...

Rumbo a casa, escuchábamos Like This de Kelly Rowland, si la inigualable Kelly de Georgia, esas músicas que provocaban alteraciones y sacaban esa buena energía que surgía en cada sistema y partícula del cuerpo haciéndonos ver como unas desesperadas, cantar Hip-Hop a todo pulmón era siempre el plan de cada recorrido, dejándonos llevar por el soprano de nuestra ahora aliada de andanzas. Instantes de voces tatareando y movimientos fuera de control.

Simplemente EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora