Capítulo 22: El anuncio del periódico.

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Jackson.

Estaba seguro de que aquello estaba lejos, de ser un deseo recurrente. Marcaba cualquier diferencia, tenía una sensación, subordinada, de tenerla cerca, y esa simulación inquietante de intentar alejarla era solo una fachada. No podía odiarla, tan solo con verla olvidaba todo lo externo; no obstante, nada podía pasar entre nosotros, ella no me soportaba, pero, no me rendiría. No tuve las agallas de confesarle mis sentimientos hacia ella, todo fe muy rápido, no fui capaz, no sabía ni cómo hacerlo, simplemente la observé bajar del coche con prisa, como si estuviera huyendo de algo, de mí, quizá.

Estábamos los tres sentados, en la misma mesa, compartiendo la misma comida. Por lo visto, mi padre no le mencionó, a mi madre que nos encontramos esta tarde, en Toronto, a la misma hora en la que tenía que haber estado ya buceando. Ya que, por al contrario, estaría escuchando repetidas veces el sermón de Verónica.

— ¿Has visto el periódico? Han anunciado la fecha de la competencia, bueno, me imagino que ya lo sabes. —pregunto, mi madre, mirándonos a ambos.

—No he tenido tiempo, ya lo veré luego. —respondí, entonces.

— ¿Cómo? ¿No te lo ha dicho Daniel?—Insistió.

—No sabía que seguías en natación. — intervino mi padre.

—No, claro que no lo sabes —dije.

—¿Cómo podría no estarlo? Es lo mejor para él, es lo suyo. —comentó, Verónica.

— Ya he terminado, que lo aprovechen - Finalice.

— Pero, si no has...

— Déjalo respirar un poco. — inquirió mi padre.

Por un momento pensé que se lo diría, pero no lo hizo. Me puse de pie, cogiendo el móvil que resonaba.

— ¿Qué ha pasado?—Conteste alejándome.

— ¿Cómo te termino de ir?—preguntó Arthur.

—Ya te contaré. —respondí.

— Espero que haya valido la pena. Lo que te voy a decir, no te caerá nada bien.

—Dímelo ya. — insistí.

— Daniel le ha puesto fecha a la competencia. Y le ha encontrado un reemplazo a Vadhir. — comentó.

— Si mi madre ya me lo ha hecho saber. —respondí.

—¿Y qué harás ahora? —dijo alertado.

— ¿Cómo que, que haré? Ir mañana a la piscina, hombre.

—Jackson, es a finales del mes, ¿te suena? —Resalto.

Fui directo al navegador de la laptop, para verlo con mis propios ojos. No puede ser, no podía estar pasando, era el mismo día del campeonato de hockey. ¿Cómo es qué?, murmuré.

— Me ha dicho Remi, que le ha visto a Daniel con Connor platicando, ya sabes cómo es, si no estás dentro no hay campeonato. —dijo entre pausado.

— A no ser de qué...

—De que, Connor vaya a las olimpiadas en mi lugar.

Recuperé, varias mañanas, yendo a las prácticas. Sí, Connor, de verdad, quería obtener el primer lugar, no le dejaría ganar muy fácil, aunque fuese la última competencia, ya que después de ello, se lo diría a mi madre, debía dejar todo esto ya y afrontar la situación. Últimamente, estaba pasando mucho tiempo en casa, en cualquier momento se va a enterar de las faltas; y todo lo demás.

Daniel, disimulaba muy bien, no estar enterado de nada, tampoco podría saber que tenía conocimiento de su plan. Debía mantenerme en la sombra, confiar en las personas no era mi fuerte; sin embargo, conocía a Daniel desde que tengo recuerdos en la piscina, sabía que, aunque esto le enojase mucho, no haría nada en mi contra. No obstante, el pasarme tardes en el despacho, de mi padre, se me hacía gracia, no hubiese creído, que quisiese cerrar un proyecto, tomando en cuenta mi visión. Su comportamiento para conmigo era irreconocible.

No había tenido, ningún contacto visual, con Eva, desde el paseo en el lago. La imagen de su rostro, seguía en mí, no podía dejar de pensar en ella, la tenía presente y se hacía más fuerte todos los días. Debía salir, distraerme, tratar de no dejarla entrar en mi mente, si a eso se refería, cuando dijo que debíamos guardar distancia.

—¿A dónde iras a esta hora?—preguntó Verónica, saliendo con la tablet, en su mano de la sala de estar.

— Iré con Arthur. —dije, sin importar que su sermón viniese de momento.

—¿Arthur no es el chico de la avenida Greene, el mismo que, sé, la pasa de problemas?—preguntó.

— No le conoces, no todo lo que oyes, por ahí es cierto. —respondí.

— Pero... —reiteró.

—No me esperes. ¿Vale? Descansa —dije interrumpiéndola.

—No te has dejado ver. ¿Qué has estado haciendo, amigo?—preguntó Arthur.

— Ayudo a mi padre, en una inversión de una galería a la que le ha puesto el ojo. — dije.

— Si no me lo dices tú mismo, no lo creería. ¡Qué mala cabeza la de tu padre, permitir que le lleves el zurrón en una cosa como esta! —dijo entre risa.

— Venga, qué buen amigo eres — dije, compartiendo su risa, añadiendo —¿Qué has sabido? ¿Quién se lo ha dicho a Connor?—pregunté.

— Aún no sabemos quién lo ha hecho. Ya lo solucionaremos, no es la primera vez, que casi te descubren, vamos a pasarla bien, hombre. No digas nada. Briggi viene hacia acá. —murmuró.

RECORDATORIO.

Seamos misioneros de Beverly Hills, no somos de segunda clase, los que seguimos a Jesús somos VIP.

Simplemente EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora