Capítulo 19: Un encuentro en el museo.

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Eva.

No solo, ver a mi padre, en mis sueños, fue lo que hizo que despertara a gritos, sino después, cuando logré conciliar el sueño, cuando bastó horas, para que una yegua blanca me llevase a la tranquilidad. Si, un herbívoro, cabalgando hacia mí, sin detenerse hasta tener nuestros ojos, tan cerca; un tanto como para despertar desconcertada, de no poder encontrarle sentido a aquella fantasía recurrente, que llego a calmar mi pánico, porque si, no tuve miedo alguno, ni porque viniese deprisa, como un relámpago.

Momento, en el que mi madre, entró a mi cuarto y me propuso salir de la cama.

—Es una bonita mañana, para salir a recorrer el sendero. ¿No lo crees, cariño? —dijo extendiendo las cortinas.

Unos segundos fingí estar dormida, pero, al oír la palabra "recorrer", me hizo abrir los ojos.

—Sí, ya me debo ir a la academia. Lo he entendido. — dije, tomando la toalla para ducharme.

— Hoy no irás al Rowling. Ya hice un par de llamadas, Liz está al tanto. Los chicos te harán llegar los apuntes.

—¿Puedo saber por qué no iré?

—Venga, ponte los tenis —dijo evadiendo mi pregunta. Al parecer sería un día lluvioso, una parte del infinito cielo, empezaba a tornarse un poco gris.

Su buena capacidad para dar pasos largos y su liderazgo seguían firme, como los de un atleta.

—¿Cómo va el colegio?—preguntó.

—Ha ido bien.

—¿Solo, ha ido bien?

Asentí.

—¿Y tú, tu galería? Por un momento, pensé que un largo suspiro era su respuesta.

—Hay un nuevo accionista que vendrá en unas semanas a la exposición, en la que llevamos meses trabajando.

—¿Eso es bueno? —pregunté.

—Sí, claro que lo es. La gran verdad es que, es mi primera presentación como directora. Espero que todo vaya bien, hay que hacerle un par de modificaciones pero estará lista. —suspiró de nuevo.

—Seguro lo harás bien, mamá. —le deje saber.

Asintió posando su mano en mi hombro con leve sonrisa.

—¿Quieres hablar de lo que pasó anoche?—preguntó entonces.

—Solo fue un mal sueño.

—Cariño, sabes que pue...

—Mamá, de verdad no es nada. Mejor dime. ¿Por qué has hecho que pierda el día, no estás pensando, pasar todo el día dando pasos largos? —preguntè, en sarcasmo.

—Está bien, está bien, Eva —dijo, levantando sus manos con resignación. ¿A qué no adivinas?

—No, no lo sé.

— Tengo los boletos para ir al Museo Hall, pensé que podríamos ir. ¿Te parece, qué dices?

— ¿No me digas qué es el que está en Toronto? —pregunté, sin mencionar mis escritos.

— ¡Así es! ¿Ya le conoces?

— No, me suena, creo haberlo escuchado.

— Animate. Marchs y su hijo irán también. Nuestra visita tiene que ver con el nuevo accionista que te mencioné, y también con que le eches un vistazo, quizá algo de allí te inspira a volver a escribir. — Comento.

— Si tú lo dices

—¿Y entonces qué? —pregunto.

—Sí, está bien. — dije, al final.

Simplemente EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora