capítulo 13

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Aegan noto mi semblante de confusión y coloco una de sus robustas manos sobre mi muslo. Yo ante tal escena cerré mi boca y el por otro lado entabló una conversación con los demás miembros de la mesa.

Melissa miraba de reojo de vez en cuando y de manera perspicaz soltaba alguna que otra indirecta.

Luego de que pasaran casi tres horas todos empezaron a levantarse excepto Aegan, Melissa y el chico.

–¿No te vas?—solto Melissa de mala gana mirándome.

Aegan le dedicó una mirada asesina y ella desvió la suya cerrando el pico.

El anciano asomó una vez más su cabellera de plata por la puerta y le hizo una señal a mi chico para que se acercara. Este no dudo en levantarse y  obedecer aproximándose a la puerta.

Susurraron algo y luego Aegan se acercó al chico del cementerio con un semblante serio. Le dijo algo que no pude entender pero el sonrió. Una sonrisa de boca abierta dejando ver su hermosa dentadura. Luego y ya por último se acercó a mí, Aegan por supuesto.

–Sebastian te llevará a tu casa—acaricio mi mejilla y se acercó un poco más susurrando en mi oido—si te toca un solo pelo avísame. Tienes mi número y estaré pendiente al móvil.

–¿Quien es Sebastián?—mis mejillas se ruborizaron por la cercanía.

Aegan señaló al chico del cementerio. El hermoso de ojos azules que me miraba desde su posición con inexpresion.

Cuando Aegan salió del lugar Melissa se levantó y lo siguió. Tuve deseos de perseguirla, o quizás tomarla por el cabello y dejarle en claro que ese chico era mío.

Sebastián o como se llamase el que me llevaría a casa como niña pequeña se levantó de su puesto y se aproximó a pasos rápidos.

–¿Nos vamos?—lo mire por un momento y luego moví el rostro de arriba a abajo asintiendo. El empezó a caminar y yo lo seguí como perro a su dueño.

Ya fuera del lugar paso una de sus manos por encima de mi hombro, quedando en un abrazo. Por supuesto me sonroje a tope pero él no lo noto, estaba ocupado mirando el frente.

–Cassandra...¿verdad?—seguia mirando el frente.

–Si, y tu eres Sebastián ¿No?—alce mi mirada porque al igual que Aegan me rebasaba en tamaño.

Él asintió sonriendo y yo también gesticulé una sonrisa de boca cerrada.

–Bonita sonrisa—vocalizo aún sin mirarme.

–Gracias, tu también eres guapo— me sentí la chica más patética del universo al decir eso.

–Lo se—ambos reimos—¿Eres novia de Aegan?

No se imaginan cuanto hubiera querido decir que si. Hubiera querido decir que era suya y que él era mío pero no, no era así

–No—senti como mi voz expresaba mi inconformidad con la respuesta.

–Y entonces...¿Porque se besan?

Yo también quería saber eso. Pero solo me limité a no responder y Sebastián permaneció el resto del camino en silencio. Una cuadra antes de llegar a casa le dije que continuaría sola, acababa de recordar que había salido desde la mañana y no sería bien visto para los vecinos y menos para Jack que llegará con un chico al que nadie conocía, bueno yo tampoco literalmente.

–Te veré otro día hermosa—sonrio y hubo un detalle en su boca que me enmudeció. Sus dientes, siendo mas específica sus colmillos eran largos.

El creo que lo noto, porque cerro rápidamente su boca y se giro desapareciendo por las calles oscuras de mi ciudad. Me quedé un momento en el lugar mirando la dirección por donde se fue, pero luego de unos minutos volví a casa.

Para mí total suerte cuando llegue la casa estaba como la deje. Jack no había llegado. Saque mi móvil e intente encenderlo pero estaba apagado. Conecte el cargador al mismo y fui hacia el baño por una ducha.

Me quedé ahí un rato. Deje que el agua se deslizara por mi cuerpo sin evitar sentirme un poco mejor a su paso.

Cuando salí como aún mi teléfono no cargaba por completo me vestí, algo cómodo y fui a la cocina, no había comido nada en todo el día y en ese lugar solo me brindaron una sustancia que parecía sangre. Se que es raro pero juro que su sabor se parecia.

Narra Aegan:

No saben cuánta rabia me dio dejar que ese idiota acompañará a Cassandra a su casa. Era yo quien debía hacer eso. Bueno el caso es que ahora estoy en graves problemas. Debo derrotar a la madre de Cassandra y le dije a los miembros de BFE que ella estaba de acuerdo cuando se que Cassandra aunque se entere de toda la verdad no lo estará porque al fin y al cabo es su madre.

En estos momentos estoy escuchando un sermón de Melissa. No entiendo con qué derecho hace estas cosas porque la he cortado infinitas veces.

No la estoy escuchando, solo miro por la ventana hasta que oigo su nombre.

–...como con esa tal Cassandra—habia suficiente enojo en su voz para acabar con un ejercito.

No sé desde que momento el tan solo hecho de mencionar a Cassandra hace que vuelva a la realidad, o que preste atención a algo que no me interesa.

–¿Que pasa con ella?—me limité a decir debido a que no había prestado atención a lo demás

–¡¿ME ESTAS ESCUCHANDO?!—solto enojada

No, ja.

–Si Melissa, claro que sí.

Se acercó a mí con un movimiento rápido pero mi mano fue más veloz y la detuvo—¿Que haces?

–¿Ya no me quieres?¿No extrañas nuestras noches de...?—cubri su boca antes de que terminase.

–No quiero volver a oírte, sale de mi habitación—su semblante cambio a serio y estuvo a punto de revatirlo pero mi mirada freno cualquier intento.

Salió azotando la puerta y yo me tire sobre la cama. Desplome mi cuerpo cansado sobre esta cerrando mis ojos pero a mi mente vino el rostro de Cassandra.

Joder¿Porque? ¿Porque pensaba tanto en ella?

No Aegan no.

Basta

Deja de pensar en ella joder...

Narra Melissa:

Juro que no parare hasta acabar con la mosquita muerta esa. No sólo con ella, con toda su familia y no parare hasta verla suplicando que pare. Tengo el poder suficiente para destruirla. Y eso hare. Traeré mil infiernos a su vida.

Esa misma noche no pude quedarme quieta, debía averiguar quién era ya.

Por suerte mi poder y mis habilidades me ayudaban y fui a mi habitación. Monte todo lo necesario para crear un portal y la localicé rápidamente. Estaba sentada con una especie de televisor y alimentándose con comida humana.

En ese momento en mi visión apareció alguien más. Alguien fuera de mis objetivos pero que podía servirme para arruinarle la vida. Un chico apareció en la sala, muy guapo de hecho.

Para mí total sorpresa se acercó y la besó. Ella correspondió y lo siguió emocionada mientras él le entregaba unos frascos de comida humana.

No pude ver mucho porque Aegan entro como loco enfurecido a mi habitación cerrando la puerta de golpe

–¡Nisiquiera lo pienses!-me miro con furia y comencé a asustarme cuando sus pupilas comenzaron a volverse rojas.

Fue ahí...que me asuste...

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora