capitulo 20

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NARRA MELISSA:

Los últimos dieciocho días han sido para maquinar en mi cabeza el perfecto y detallado asesinato de mi objetivo. Con este le arrebataria a Cassandra a su marido y dejará de meter sus narices en propiedades ajenas.

Se que no tengo ese derecho sobre Aegan ya que como tal no estamos casados pero no iba a permitir que Cassandra o quien fuese esa chica alterara el futuro que me había imaginado a su lado.

Y así como quien no quiere la cosa decidí marcar territorio.

Hace unos días comencé a trabajar en su oficina. Era mucho lo que había avanzado en menos de una semana. Al parecer Cassandra no le daba la suficiente atención al chico, o simplemente este era un asqueroso.

Solo tuve que poner algo de coqueteo y mostrar algo de piel para que el chico me llevara a la cama. Bueno, es una expresión, porque tuvimos, y tenemos sexo en la oficina.

Estos días me la he pasado con el, y sinceramente no es alguien desagradable, al contrario.

-¿Piensas eso?-estaba sentado como de costumbre en la silla giratoria dejando ver hasta poco más abajo de su pecho debido al escritorio.

-Si, si le entregamos nuestro capital al banco luego tendríamos que pagar impuestos.-jugueteaba coqueta con el encaje de mi vestido mientras que por otro lado Jack no dejaba de mirarme.

Bueno, ya tenía la atención de su novio. ¿Que sigue?¡Ah! Cierto. Hacer que se concentre en el y dejé a Aegan. Y yo, ya sabía cómo lograrlo.

-Oye guapo-me acerque provocativa-¿Porque no vamos a tu casa hoy?

El me dedico una mirada seductora-Claro, Cassandra siempre llega tarde y no le importará ver la cama algo destendida-rió y yo le seguí la forzada carcajada para no levantar la más mínima sospecha, aunque el simple hecho de hablar de ella me daba náuseas.

Luego de una extensa jornada de trabajo fuimos a la casa. ¡Una mansión en la que vivía la señora! La entrada parecía una película, el césped recién cortado, la puerta barnizada, la reja pintada y seguridad nivel cien. Sin duda la casa de los sueños de toda persona con intereses fructíferos.

Después de parquear el carro Jack abrió la gran portada dejando ver un jardín de ensueño. A mi derecha una fuente de agua algunos arbustos y macetas con flores. Ante mí un trillo que conducía a la entrada y a mi izquierda solo arbustos podados tan perfectamente que no parecían reales.

Después de que me deslumbrace con todo el contenido de la casa Jack me ofreció un trago. El cual acepte. Con Jack borracho sería más fácil ejecutar todo.

El chico puso el móvil en silencio. Y justo como lo planee Jack ya estaba algo tomado.

La verdad ya me daba miedo, las cosas estaban saliendo demasiado perfectas. Nunca me habían salido las cosas como hoy y eso daba miedo. Tenía pánico, horror del camino que me estaban haciendo tomar mis celos pero yo quería que Aegan fuese solo mío y Cassandra solo era un estorbo. Con ella presa o llorando por su maridito iba a tener el camino libre.

Fui dulce una vez y me lastimaron, fui cariñosa y no lo valoraron, soporte más de lo que debía soportar, aguanté más de lo que toda chica debe aguantar, hice cosas que la gente no haría por mi, oculte mis sentimientos para no ser lastimada. Por eso no soy cruel ¡No! No lo llamen así, solo soy realista.

Volviendo a Jack, el cual ya estaba muy pasado de copas y era la hora justa para yo actuar.

Cuando entro a la habitación con la...una, dos, tres...cuarta botella de tequila decidí que era el momento indicado para darle un empujoncito al más allá.

En un momento en el que ni el mismo sabía quién era me acerque a su cuello. Quizá en su tonta e inquebrantable burbuja de ingenuidad pensó que iba a besarlo, pero apenas mi boca se aproximó a su cuello mis colmillos atravesaron su suave piel dejando un hoyo a su paso.

La sangre corría por su espalda y él, cada vez más débil, perdió el conocimiento.

Bueno ya, había dejado en su cuello una mordida mortal de un vampiro pura sepa. Listo, ahora solo faltaba la estúpida de Cassandra.

Deje que el cuerpo de Jack cayera en el suelo y comencé a eliminar toda prueba de presencia externa en la casa. Lleve la copa que me pertenecía a la alacena y arregle muy bien la cama. Vamos, el crimen perfecto diría yo.

Cuando hube terminado abrí la ventana. Cómo pueden imaginar no iba a salir por la puerta principal. Estaría arruinando con los pies lo que con tanto empeño lograron mis manos. Salte como si no hubiese un mañana por el empinado balcón de la casa Vermont emprendiendo el camino hacia el templo con la conciencia alterada pero el corazón tranquilo.

NARRA CASSANDRA:

Como si fuese poco el hecho de que Jack y yo no estábamos en los mejores términos, se me había hecho imposible llegar a casa antes de las once de la noche. Estaba ayudando en el templo a crear figuritas de papel. Si, parecerá simple pero el arte manual siempre me ha gustado.

Cuando llegué a casa como de costumbre deje caer la llave sobre la mesita de centro de la sala y avance a la cocina. Estaba muerta de hambre y supuse que Jack no había llegado ya que de lo contrario hubiese salido de inmediato con su típico "Cassi cariño".  

No había mucho en la nevera, a pesar de ser "gente de poder" como solía decir mi madre también pasábamos aprietos a fin de mes, en ocasiones también pedimos dinero prestado.

Prepare lo primero que encontré, depositando en mi plato unos filetes de cangrejo del día anterior y tomé dos bebidas energéticas llevando toda la comida a la habitación. Una vez que abrí la puerta y encendí la luz la bandeja de comida cayó directamente al suelo cuando mis ojos divisaron un hilillo de sangre cercano a mis pies proveniente de un charco de sangre sobre el que yacía el cadáver de Jack.

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora