capítulo 26(final)

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Entre varios del templo lo llevaron dentro

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Entre varios del templo lo llevaron dentro. Tanto a el como a mí madre.

Ambos aún tenían esperanza de sobrevivir aunque las heridas de los dos eran profundas.

Mi madre estaba mejor. Pero el flechazo de Aegan estaba justo a unos  centímetros del corazón.

Minutos después del incidente los doctores salieron y nos pusieron al tanto de la negativa situación, digo negativa porque Aegan no tenía mucha esperanza de vida y mi madre tampoco.

Cuando entre para ver a mi ogro, pensé que estaba inconsciente pero al contrario, estaba despierto mirando el techo.

–Amor...

–Cassandra tu solo fuiste una excepción, en donde mis debilidades salieron a flote y mis inseguridades al borde del precipicio porque mi manera de enamorar siempre fue manchar mis manos de color carmín. No se, la verdad no sé cómo pasó todo. Cómo tampoco sabes en qué momento te enamoras, aunque creo que no existe un instante exacto. Simplemente pasa, simplemente paso—sus ojos tristes chocaron con mi mirada —volvi a lastimarte Cassandra. Eso es lo que hago desde el día mismo en que nos conocimos.

–No digas esas cosas por favor—mis ojos abrieron las compuertas lagrimales dejando caer varias por mi cara.

–Cassandra no resistiré y quiero que antes de morir lo sepas todo. Desde el día en que te conocí sentí algo raro por dentro. No sabría explicarlo, pero sabía a mezcla de miedo con locura. Ese día tu mirada me cautivó, me alertó que no podía vivir sin ti. Estoy enterado de que mi comportamiento no ayudo en lo más mínimo pero entiéndeme, yo solo...

–Estas perdonado si es que alguna vez cometiste un error tranquilo. Ahora deja de pensar que morirás y concentrate en el hecho de que nos mudaremos los tres para un departamento nuevo.

–¿Los...tres?¿Tu madre viene?

Negué con la cabeza y sonreí tierno–estoy embarazada. Tengo una parte de ti dentro.

–¿Estás diciéndome que...ese niño es mio?—en sus ojos se veía la emoción.

Yo me limité a emitir un si en un susurro. Ya que el llanto recurrió a mis ojos cuando la mano de Aegan cayó desplomada hacia afuera de la camilla. No hubo tiempo de nada, cuando hubieron llegado los médicos ya mi chico no respiraba.

Llore, llore como nunca antes había llorado. Me encontraba tendida en el suelo sin más lagrimas ya.

El pasillo estaba oscuro. Solo una luz roja venía de la ventana. Un pequeño rayito, como si de un láser se tratase.

Ahi, en el suelo frío pensaba. Pensaba en que aveces la rutina nos encuentra distraídos, y nos creemos perdidos. No se a donde ir, que hacer. Me siento abrumada por la incomodidad del momento, pero no tenemos la claridad suficiente para saber por dónde comenzar a desenredar el nudo de nuestro malestar.

Solo que no era un malestar cualquiera, había perdido a Aegan, mi ogro, mi monstruo bipolar y sexy, el chico misterioso del bosque...

Nos pasamos la vida planeando, deseando como si fuera para siempre.
Solo los que hemos perdido a alguien sabemos que podemos ser tan efímeros y diminutos. Me quedé pensando en el hecho de como todo pasa en cuestión de segundos. De cómo en un abrir y cerrar de ojos, aquello que permanecía a nuestro lado, ya no está más.  Te voy a hechar de menos toda la vida. El día que nuestro hijo/a pregunté por su padre le hablaré bien de ti. El día que
tu corazón dejo de latir el mío se aceleró. Mis piernas temblaban y yo no podía caer en la realidad, no podía aceptarlo. Sólo pensaba que no iba a verte más. El día que te fuiste mis ojos comenzaron a brillar sin parar, porque jamás se iban esas lagrimas. El dolor que sentí sigue intacto, lo llevo dentro de mi guardado en una caja de cristal que a veces se rompe y vuelvo a sentirlo como el primer día. Hace tiempo que eso pasó, hace tiempo que mi sonrisa se apagó con tu adiós. Hoy te recuerdo con el más profundo  amor. Ahora...me cuidas desde el cielo, lo sé.

Tengo la certeza, de que cuando uno se enamora de verdad, se enamora hasta del nombre. Es por eso, que tan solo pronunciarlo, incluso murmurarlo, como si fueras un secreto inconfesable, le devuelve la idea a mi cuerpo de que te estoy amando bajo tu presencia a pesar de que estés ausente.

 Es por eso, que tan solo pronunciarlo, incluso murmurarlo, como si fueras un secreto inconfesable, le devuelve la idea a mi cuerpo de que te estoy amando bajo tu presencia a pesar de que estés ausente

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Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora