Mientras corría sentía como cada parte de mi ser se debilitaba causa de una extraña sensación. Nisiquiera me percaté cuando mi cuerpo cayó al suelo, pero su velocidad imprudente no dio tiempo a nada.
•••
Cuando mis ojos se abrieron de nuevo estaba ya en la habitación. Recostada entre varias mantas y con otra ropa, una por supuesto más cómoda.
Aegan estaba en una esquina hojeando una especie de revista y revisando de vez en cuando con el rabillo del ojo si ya había despertado.
Cuando notó que intentaba apoyarme sobre mis codos para volver en mis cinco sentidos el se acercó. Se sentó en la orilla de la cama y llevó una mano a mi cabeza comenzando así a acariciar mi cabello.
Era bonito ver a mi ogro así, cuidando de mi y preocupado por como me sintiese yo. Justo en ese momento recordé el porqué corría cuando me desmaye y que justo tenía que ver con el.
-Aegan...-mi voz sonaba débil y cortada.
-Dime.
-¿Tu...trasladaste a otro sitio el cadáver...?
El inmediatamente negó con la cabeza pero al caer con lo que decíamos abrió los ojos como platos.
-¿El cadáver no está?-quisiera decirle que si pero no, no lo estaba, ni tenía la más mínima idea de donde pudiera estar.
Negué con la cabeza y como si de un interruptor inalámbrico se tratase salió disparado hacia el ático supongo.
Me termine recostando y suspirando pesado sobre la cama.
NARRA AEGAN:
Lo que más temía pasó, descubrieron todo. Solo estoy orando para que no se trate de alguien que quiera dañarnos o de alguno de los reyes.
Ahora debía insistirle a Cassandra para que fuese al médico. No podía atenderla el del templo, pues de esa forma sería descubierta, y a pesar de poder decirle que se trataba de un híbrido siendo médico podía descubrirme.
Apenas Cassandra se reanimó un poco me puse en función de hallar al o la idiota que había metido sus narices en el asunto del cadáver. Me pareció extraño, ya que de ser alguien que en verdad le interesará eso me hubiese llamado para hacer una especie de chantaje.
Quizás solo se trataba del guardia del lugar, pensaría que era una presa almacenada y solamente la movería de lugar pero no sé porque me parecía que no se trataba de eso.
Estaba nervioso, si.
Asustado, si.
Preocupado, también.
•••
NARRA MELISSA:
Atareada los últimos días. Sebastián se acercó a mí con una mala noticia. Este astuto encontró el cadáver del marido de Cassandra dentro del ático. Me quedé desconcertada cuando lo dijo. Había dejado el cuerpo tendido en medio de su propia habitación.¿Cómo había llegado a allí? Eso quería decir que alguien más sabía todo. Y también que ese alguien tenía sospechas o sabía del asesino porque lo trajo justo al templo.
Quizás querían chantajearme y Sebastián solo lo impidió. O quizás Sebastián también sería una piedra en mi camino.
-¿No dirás nada?-pregunto inquieto delante de mí cama. Si, se había colado en mi habitación.
Me mantuve en silencio y me acerque a el de forma cautelosa cuidando cada movimiento. Un paso en fallo causaría mi muerte o arruinaría mi prestigio. Por su parte solo hacia falta un descuido, y lo hubo. Desgraciadamente para el, y por suerte para mi lo hubo.
Se giró formando un ángulo de ciento ochenta grados quedando completamente de espaldas a mi. Aproveche ese mini instante para clavar a la derecha del centro de su espalda la daga que traía conmigo desde el borde próximo a donde me encontraba.
Sebastián cayo al suelo al instante. Si estaba respirando no se, porque no me atreví a acercarme. Limpie el mango de la daga y la lance al suelo cuando ya en ella no existiesen huellas mías.
Salí de allí y tranquilamente volví a mi rutina. Aunque...matar ya lo era.
NARRA CASSANDRA:
Le había comunicado a la cocinera que yo tenía la joya, que la persona que fuese en busca de esta me llamará y la devolvería personalmente, si quería obvio, aunque ese dato lo omiti.
Justo esta mañana la cocinera me llamo. Dijo que una chica había ido por el, le dije que me esperase y me vestí yendo al lugar.
Lleve conmigo el anillo aunque no planeaba devolverlo porque significaba mucho para mí. Cuando llegué a la cocina la cocinera extendió su mano señalando la puerta que daba al jardín. Supuse que se refería a que la chica estaba fuera y por eso fui hacia allí. Salí al bello jardín que era testigo que de como cada día leía un libro distinto.
Ese lugar me daba tranquilidad, me transmitía una rara sensación de familiaridad y paz interna y mental. Como ya dije salí al jardín. Mire a todos lados y no vi a nadie, pensé que quizás se había puesto a caminar mientras me esperaba y por eso me adentre un poco más. Cuando llegué a unos arbustos me detuve en seco al escuchar una voz que el oírla para mí, podía generar un trauma. Juraría que estaba oyendo a Annie tarareando "In the name of love". Y lo creía más posible por el hecho de que sabía que era su canción favorita. Seguí la voz y me detuve frente a unos arbustos cuando mis ojos enfocaron a la chica que estaba sentada en las raíces de un árbol.
Su pelo rubio recaía en sus hombros, solo que ahora estaba algo más corto que la última vez que la vi. Un poco más delgada quizás y con un vestido más largo de lo común. Era Annie, no estaba alucinando. Pero...¿También era ella parte de este estúpido reino?
¿Será que ahora todos sabían menos yo?
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Luna De Sangre
Teen Fiction¿les ha pasado que espían a un chico con la intencion de descubrir sus defectos y terminas siendo uno de ellos? me gusta jugar con la mente de los lectores y que cuando piensen que todo estara bien....pum! Dejar caer la bomba, así que agarrense los...