capítulo 21

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NARRA AEGAN:

No sabría cómo explicar este momento pero sin duda era raro. El asesino era yo, aquí los papeles estaban sin duda fuera de lugar.

Las manos de Cassi temblaban con un vaso entre ambas a medio llenar de agua. No le serví demasiada por lo que no había tomado casi, solamente la necesaria para tragar la píldora.

Tan solo dos horas antes me encontraba tumbado en mi cama descansando. Mis ojos se cerraban victimas del cansancio y el sueño.

Mi teléfono se encendió y por instinto reflejo revise la pantalla. Una llamada de Cassandra, wao.

...

Y aquí estoy ahora. Sentado en la sala de estar de su casa mientras ella llora porque el cadáver de su "esposo" yace en el centro de su habitación.

-¿Que haremos con el?-pregunte no muy convencido.

-¿Crees que lo sé Aegan?¿Crees que estoy así por gusto?

-Cassandra no tengo la culpa de nada tranquilizate-replique algo molesto.

-¡Aegan todo esto es culpa de este rollo de los vampiros!

-¿Me estas culpando?

-Aegan su cuello lo dice todo.

-Pudiste ser tu, Cassandra nadie tiene ese tipo de mordida solo tú y...-me quedé pensativo por un momento maquinando mi descubrimiento -vamos a llevarlo al templo

-¿Que?!¿Estás loco verdad?

-No, vamos.

Me levanté decidido del sofá y camine hacia la habitación. Abrí y ese olor que desprendía el cadáver me hizo llevar mi antebrazo a mi rostro. No me gustaba, el olor a carne muerta simplemente me desagradaba.

Lo primero que hice fue tomar uno de sus brazos y pasarlo por encima de mi hombro. Su desplome me dificultaba el traslado y a pesar de estar acostumbrado me costó bastante.

Cassandra vino segundos después ayudándome con las extremidades locomotoras. Entre ambos lo llevamos hasta la puerta y ella dejó sobre el suelo la parte que sujetaba su mano derecha para girar el manubrio de la puerta. Con su pie empujó la puerta abriéndola y sacamos el cadáver hasta la verja de la entrada. Ahí yo lo dejé sobre el suelo y Cassandra fue hasta la portada para cerrarla. Cuando hubo cerrado volvió a mi, no podía verla así.

Hace unos días la notaba triste. Sus ojos se cristalizaban con lo más minimo. Su mirada iba más allá de este mundo. Sentía que estaba rota, quizás la vida era demasiado difícil y agitada para ella los últimos días.

No me gustaba verla así...

Había comenzado a sentirme extraño en su presencia. No sentia mariposas en el estómago, pero cada mirada accidental era un infierno. No la veía ni estaba con ella las veinticuatro horas del día, pero cada segundo sin su voz era un caos. Mis neuronas tomaban un rumbo diferente cuando sus sexis caderas se encontraban cerca de mi. No se porque, pero su rostro viene a mi mente siempre que estoy enamorado.

Creo que...

-¡Aegan!¿Me estas escuchando?

-¿Eh?...Si, si.

-Venga ¿Cómo lo llevaremos hasta el templo?

Pensé por unos momentos mientras me recuperaba de ese choque emocional.

Volví a cargar al difunto llevándolo conmigo. Cassandra me seguía y de una manera extraña eso me gustaba.

Cuando llegamos al templo decidí entrar por la parte trasera, ya que era estrictamente prohibido asesinar en días fuera del plazo de casería.

Fue complicado cruzar el muro con el, pero con esfuerzo lo logramos. Decidí detenerme para pensar donde lo íbamos a poner y para que Cassandra se recuperara, estaba agitada.

Después de unos minutos pensando a donde llevarlo decidí esconderlo en el ático. El olor que desprendería si lo metía en alguno de los calabozos despertaría la curiosidad de los demás del templo y terminarían descubriéndolo todo.

Cargamos con el hasta allá vigilando cada paso, pasillo y puerta pos nadie debía ver semejante fenómeno.

En mi cabeza aún rondaba la idea del culpable de todo eso, o más bien, la culpable.

Melissa, sin dudas se trataba de ella. La verdad Cassandra no era, no era capaz de matar una mosca y en su cara se veía el asco al mencionarle todo sobre vampiros. Estoy seguro de que no era ella.

La única persona además de Cassandra con ella y ese nivel de mortalidad era Melissa. Pero...¿Conocía a Jack?

Ese era mi propósito a partir de hoy, descubrir que se propuso Melissa al hacer eso. No iba a defenderla, no esta vez.

Cuando hube dejado el cadáver bien escondido en el ático salí del lugar. Cassandra estaba emocionalmente destrozada. Su mirada estaba vacía. Su rostro aún lloroso. Me dolía verla así.

-Ya quédate hoy aquí. No duermas sola allá. Tendrás pesadillas.

Ella asintió un si de mala gana con la misma expresión de antes. Me acerqué a ella y con un ligero empujoncito a su espalda logré que recayera su peso en mi pecho.

La lleve a mi habitación y al parecer quedó un poco asustada por la decoración, aunque no era para menos si ya se encontraba en un templo de vampiros que parecía decorado por la niña exorcista en plena crisis de depresión.

La deje en la habitación mientras me daba un baño, lo disfruté más que nunca. Quizás porque el cansancio era mayor al de días anteriores.

Me lleve la ropa al cuarto de baño. Acostumbraba vestirme en la habitación pero el hecho de que Cassandra estaba tumbada en mi cama me lo impedía.

Cuando salí estaba en la misma posición, con los ojos cerrados y el semblante de angustia oscilaba entre la preocupación y el miedo en su rostro.

Me acerqué, me tire a su lado y pase una mano por encima de ella atrayéndola y pegandola a mi. Ella abrió los ojos y se aferró a mi espalda con ambas manos. Mis dedos se enredaron en su cabello jugando con cada mechón, provocando así que se quedará dormida.

••••

Aegan no sabía el peligro que corrían. Quizás todo había salido bien, pero...¿Creen ustedes que tratándose de un lugar tan grande con tantas personas...solo ellos sabían de su crimen? ¿Y si alguien más ya estaba enterado que había un cadáver escondido en el ático? Quizás Aegan y Cassandra no corrían peligro....pero, quizás si...;)

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora