–¿Debemos mudarnos?—me dolía pronunciar esas palabras.
El me miró de forma neutra, vacía, y así, sin más, asintió.
–No, no, no Jack no. No puedo mudarme.
–Cassandra ahora eres mi esposa y no me iré sin ti—dijo con determinación mirándome a los ojos.
¿En qué momento mi vida se había vuelto tan complicada?
Necesitaba irme de la casa, o romper esa relación antes de que algo pasase.
–Jack quiero terminar—susurre pero el alcanzo a oír.
–Cassandra ¿de que hablas?—retrocedio unos pasos y llevo sus manos a la cabeza—no, eso no puede pasar. Es más, si quieres rechazo ese puto trabajo pero no te vayas.
Caí en cuenta lo que había dicho y frote mi cara en frustración.—Debo salir—tome mi móvil de la mesita y una chamarra que había dejado sobre la cama cuando llegue de la escuela. Había caído al suelo por semejante situación pero en mi intento de disimulo volvió a donde estaba.
–Pero...¿A donde vas? Es de noche.—me seguia preocupado por la casa mientras yo intentaba largarme.
–No lo sé pero por favor déjame, hablaremos cuando me calme un poco.—cuando abrí la puerta y mis pies tocaron la acera me sentí mejor. Estar fuera de aquel lugar me transmitía una especie de alivio.
No sabia que hacer, caminaba sin rumbo por las calles. Era de noche y sinceramente tenía miedo. Me percaté de que por suerte había tomado mi móvil. Lo encendí y deslice mi dedo por mis contactos buscando a quien llamar pero solo tenía compañeros de la universidad y alguna que otra colega del equipo.
Y entonces lo vi. Ahí, esperando para ser marcado el nombre de <<Aegan>>
¿Debía?¿Debía llamar a un monstruo bipolar sexy con el que tuve relaciones en la tarde y luego de confesarme su amor se fue sin despedirse?
Definitivamente debía.
No importaba si me llamaban masoquista pero lo llame. El sin embargo no contesto. Insistí una vez más con igual resultado y seguí caminando, seguía avanzando sin rumbo.
¿A donde iba? Así sin rumbo estaba mi vida, caminaba por mis opciones confusa. Por un lado renunciar a todo y arriesgarme a que Aegan me ignorara cuando le confesase lo que sentía. Por otra parte el dejar que Jack me enamorase aunque estaba más que segura que jamás llegaría a sentir con Jack lo que sentía por Aegan.
Mi vida había cambiado al estilo del sombrerero loco. Si, como <<Alicia en el país de las maravillas>>. Esa peli que tanto me encantaba aunque no la podía visualizar delante de mamá porque decía que era algo asqueroso el ver aquellos ratones tan realistas.
Las veía cuando me quedaba a dormir en casa de Annie y está también la disfrutaba. En este caso yo sería Alicia. Jack estaría representado por aquella fiesta del té donde la chica debía cantar y Aegan el conejo. Es que viene como anillo al dedo. Figense. Me aleje de la casa evitando a Jack, y choque con Aegan. Aquel conejo incrédulo que escondía demasiados secretos y me llevo a conocer un mundo demasiado distinto. El entrar en aquel árbol era como representar el haber perseguido a Aegan. Mi pregunta era...¿Que personaje hacia Melissa y Sebastián? Bueno. Eso debía descubrirlo yo.
Volviendo al presente ¿Que hacía?
Una llamada resonó y cuando mire la pantalla de mi móvil mis ojos brillaron de nuevo.
–Aegan...—busque respuesta en la línea.
–¿Que pasa?—no supe decir si estaba enojado o de buen humor pero al menos respondió, bueno me llamo de vuelta y eso era un avance.
–¿Podemos vernos?—hasta yo me sentía patética.
–Es la primera vez que una de tus preguntas no me incomoda—¿Tenía que reirme de eso? Bueno también era la primera vez que una de sus indirectas no me causaba nada—¿Donde estas?
Y ahora...¿Donde rayos estaba?
–Pues...—mi voz temblaba y el teléfono en mi oído también por lo tanto mis manos hacían lo mismo.—hay un árbol y...una carretera.
–¿Cassandra es en serio?—estaba nerviosa ¿Ok?
—Pues...intentaré preguntar.—me acerque a varias personas y a duras penas conseguí una dirección.—¿Demoras?—se que sonaba idiota pero tenía miedo ¿Vale?
–No, tranquila.
Solo dijo eso y colgó. Mis pies jugaban con cualquier cosa con tal de pasar el rato. Pero los minutos parecían horas, que digo horas, días, y lo peor, Aegan no llegaba.
Cuando creí que me moriría, justo en ese momento donde mi paciencia ya pedía a gritos el estallido lo vi venir. Caminaba con su típico andar hacia mi. Su cabello ondulado recaía sobre su frente pero dejándome ver esos ojos color bellotas que tanto amaba.
–¿Estás bien?—miro a mi alrededor y luego paso una mano por encima de mi hombro.
–Si, perdón por llamarte pero—me miro rápido y nego.
–No te sientas cohibida al llamarme. Puedes hacerlo cuando quieras.
Eso me hizo esbozar una sonrisa de boca cerrada y el rio—eso...eso, sonríe.
Como siempre que salía con Aegan el destino era desconocido. Fuimos al mismo bosque pero no a esa cueva. Esta vez solo descansamos en un árbol.
Desde el encuentro en la carretera había notado una mochila en la espalda de Aegan pero no le preste atención hasta que de ella saco un libro.
No puedo creer que sea el típico chico nerd que se la pasa leyendo y que resulta ser siempre el más inteligente de un salón de universidad. Llámenme chismosa pero no me quedaría con la duda.
–¿Lees?
El me miró y asintió.
–¿Como se llama el libro?—pregunte sin miedo a parecer intensa.
–<<Reflexiones>>
Sonreí y el se sentó a mi lado. —¿Puedo leerte algo?—la verdad me hacía mucha ilusión conocer ese lado de el.
–Claro.—le dedique una sonrisa y el busco en el índice deslizando su dedo mientras leía con la vista los títulos hasta detenerse en una.
<<Algunas noches espero por ti, quizás tú también lo haces...damos vueltas por los rincones ya conocidos con miedo a por fin encontrarnos. No debería ser así, no debería pesar más un silencio que nuestro deseo más sincero de leer en nuestra mirada, lo que tanto tiempo hemos ocultado.
¿Esta energía es real? Temo que se trate de un hermoso sueño, un cuento, un engaño, un imposible...pero te vuelvo a sentir y coincidimos una vez más.—Aegan se voltea hacia mí y eso me hace estremecerme—Los sentimientos más puros fluyen de nuevo en todas las direcciones haciendo posible que me leas cuando no escribo...>>Adios estabilidad emocional. Hola amor.
Aegan se acercó despacio a mi rostro. Sus ojos se encontraron con los míos analizando mi mirada detenidamente.
Ya quedaba poco para iniciar un beso. La distancia que nos separaba no llegaba al centímetro, aunque eso cambió, cuando Aegan sujeto mi mentón besándome tierno.
Definitivamente no podía alejarme de ese chico. Y no lo haria. Lucharía con todas mis fuerzas para quedarme.
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Luna De Sangre
Teen Fiction¿les ha pasado que espían a un chico con la intencion de descubrir sus defectos y terminas siendo uno de ellos? me gusta jugar con la mente de los lectores y que cuando piensen que todo estara bien....pum! Dejar caer la bomba, así que agarrense los...