capítulo 25

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No, no, no.

Después de tantas precauciones todo esfuerzo había sido en vano. Todo había sido tirado por la borda cuando Cassandra salió del lugar seguida del monstruo bipolar y sexy que aunque lo negase ya la amaba con todo su ser.

Corrió los alrededores llegando a la parte donde se encontraba inquieto y revolcándose en el suelo lo que llamó su atención desde arriba.

NARRA AEGAN:

La seguí porque prometí cuidarla. Prometí estar con ella hasta el final y eso haré porque no juro en vano. Jure un día no soltar jamás sus manos, y como diría Morat, las mías por ella pongo al fuego.

Mi piel se sentia rara, debía entrar o las consecuencias serian graves.

Cuando pude alcanzarla estaba agachada volteando un cuerpo que estaba en el suelo. En el momento en el que pude fijarme de que, o mejor dicho de quién se trataba vi a su madre. Su madre estaba tendida en el suelo. Una flecha atravesaba su pecho con la punta hacia abajo.

Cassandra me miró asustada y la verdad no sabía que hacer.

NARRA CASSANDRA:

Mi madre, era mi madre la que estaba tendida en el suelo con una flecha atravesando su pecho. Era la misma que me había dado la vida hacia casi dieciocho años. Era la mujer que amaba más que a nada al borde de la muerte. Para mi la señora Leonor era ese amor que sobrepasaba los límites de la cordura a pesar de haberme engañado. De haberme mentido sobre mi identidad.

Sostuve su cabeza con ambas manos llorosa y fue cuando entro en acción Melissa.

–Alejate de ella...Cassi. Fue ella quien mato a Jack y a Sebas—refuto mamá desde su posición.

¿A Jack y a Sebas?

Me giré y Melissa me miraba de manera que daba miedo. Mi madre solo me miraba a los ojos con una mirada neutra, nula o vacía demostrándome que no estaba en sus sentidos, en ninguno.

–¿Melisa tu...mataste a Sebastián?—pregunto Aegan mirándola con decepción.

–No se de que habla esta mujer—decreto.

–Fuiste tu, fuiste tú y lo sabes. Me contaste todo mientras tomabas licor hace unos días sin notarlo. Me dijiste que solo querías que Cassandra atendiese el hecho de la mordida con su esposo y su muerte, para que así dejase a Aegan en paz y tu poder atacar...

–¡Callese!

–¿Con que ese era tu objetivo?—aegan miro a la nada para luego ir hacia Melissa—¿Que te da el derecho de querer perjudicar a Cassandra?¿Quien?

–Aegan lo hice por ti —rompe en llanto apenas termina la última vocal con voz entrecortada.

–Te deje en claro que nunca me tendrías joder. Nunca.

–No lo creí posible por eso me propuse acabar con esta zorra para llegar a ti.

–Cuida tu vocabulario con Cassandra.

–¿Ahora la defiendes?

–Siempre lo he hecho.

–Aegan estás irreconocible desde que esta chica se mudó para acá. ¿De donde salió?

–De la fábrica de tus peores pesadillas—decidi intervenir—¿algo más? ¿Necesita algo más en lo que pueda ayudarla?

–Tu no te metas.

–¿Que es lo que te duele realmente?¿Que no te besa como a mí?¿Que no te busca?—me acerque a ella para susurrar lo ultimo—¿Que no te ha hecho gritar su nombre como hizo conmigo?

Su semblante cambio a uno de odio enfrentando en choques paralelos de odio nuestras miradas.

–¿Que acabas de decir?

–Chicas..¿Que les parece si discuten dentro? No quiero morir.—solto Aegan abrazándose a si mismo.

–Esta me escuchará ahora —Melissa me miraba cada vez más alterada mientras que no sé cómo, pero mi mirada se mantuvo firme, decidida y a la vez tranquila.

El peso y la tención entre ambas ya me asustaba, y no sólo a mi, sino a todos que aún nos observaban desde el mirador. Cuando analice las cosas estábamos bajo la luna de sangre.

Meciéndose las ramas de los árboles y oyendo a los grillos característicos de la noche miraba el rostro de mi oponente, la trigueña hermosa a la que Aegan ignoro por mi simple presencia, también mantenía una mirada firme pero blogueada.

–Eres una cruel persona. Un ser humano sin nada en el cerebro. Llegaste a la vida de Aegan para complicarla y para acabar con todo. ¿Porque simplemente no te marchas?
¡¿Ah?!

–¡MELISSA BASTA!—el grito de Aegan ahuyento a los cuervos de los árboles cercanos.—Cassandra no tiene que irse a ningún lado. No vino a mi vida para joderla, al contrario, la lleno de colores eliminando el gris de mi alrededor. No es perfecta pero ante mis ojos es lo mejor, el mayor milagro que pudo llegar a mi vida y no se irá por una berrinche tuyo.

–¿Un berrinche? …¿Aegan porque me tratas así enterado ya de mis sentimientos?

–Porque no son recíprocos. Eso que sientes por mí yo lo siento, pero no hacia ti, sino hacia Cassi.

Ok, no.

–¿Cassi?!—oh oh—¿como osas decirme eso estando delante de mí Aegan?!

Aegan suspiro y yo solo los miraba mientras asimilaba todo.

Melissa dominada por la furia saco un arco. Yo me asusté y miré a Aegan preocupada pero este ya lo había notado.

Ella inmediatamente me apunto y disparó. Aegan adopto una posición defensiva cubriéndome asustado recibiendo el flechazo de Melissa.

Lo sentí, sentí el vibrar de su cuerpo al contacto con la flecha. Sentí como el amor de mi vida caía al suelo ensangrentado.

En ese mismo instante alguien le disparó a Melissa en la cabeza, tumbandola de inmediato al suelo.

No me importaba Melisa, sino Aegan y fue a quien me acerque. De alrededor de la flecha brotaba sangre. Mucha, mucha sangre.

Mi monstruo bipolar y sexy...:(

Luna De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora