Capítulo 1
Austin
—Hermano, esa rebasada a Lion Martin estuvo de película.
Sonrío sin mirar a Jonah. Que lo diga él me hace hinchar el pecho de orgullo, lleva más tiempo aquí que yo y sabe de lo que habla. Es una suerte que sea mi compañero de equipo y no mi contrincante directo.
—Creo que mi padre ha mandado a enmarcar el momento exacto —bromeo. Mi padre lo amó, pero no tanto como para hacer un cuadro en mi honor.
—Te lo mereces.
Hace unos años nunca me habría creído estar aquí, siendo piloto de una marca como Ferrari en la Fórmula 1. Todavía despierto algunas veces y me parece sueño. Pero todo es incluso más impresionante estando al lado de Jonah Lefebvre. Es el piloto con mayor cantidad de podios hasta el momento y el número sigue aumentando. Lo admiro y respeto, es un ejemplo a seguir y me alegra ser su compañero de equipo.
Así que, el hecho de que esté dándome dichas palabras, me pone sentimental. Sabes que estás en el buen camino a algo grandioso cuando los mejores te aplauden.
La puerta de la habitación se abre y Karla, la publicista, acompañada de mi agente, entran, y por sus caras puedo apostar a que no vienen con buenas noticias.
—Karla, René, qué gusto verlas —saluda Jonah, poniéndose de pie antes de mirarme—. Nos vemos luego, supongo.
Asiento en forma de despedida y suelto un suspiro cuando él sale y me deja solo con el par de mujeres más terroríficas de la historia.
—El 60% de los patrocinadores se están quejando de tu comportamiento —suelta mi agente sin tapujos—. Que hayas sido grabado anoche por unos fans mientras tú bebías de los pechos de una mujer cualquiera en un bar no da buena imagen, la prensa te está llamando "el rebelde de la F1", y antes de que sonrías por el apodo, al director general no le gusta para nada.
Tomo aire y lo suelto por la nariz lentamente. Ni siquiera se sentó para darme una reprimenda, y estoy seguro de que no ha terminado.
—Bebí de más. —Mi respuesta no la hace feliz, al contrario, veo la furia brillar en sus ojos.
Karla, por otra parte, luce más decepcionada que enojada, y creo que eso es tres veces peor.
—Austin, nadie te dice que no te diviertas, no somos unos radicales —inicia ella con su parte del discurso—. Pero no pueden verte noche tras noche hacer el imbécil en un bar al azar en la ciudad, la gente está empezando a hablar y no me gusta lo que se dice.
Y a ella no le gusta, al directivo tampoco.
—No podemos seguir aguantando esto —continúa René, dejando ir su ira contra mí—. Debes cambiar o...
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Velocidad sobre hielo.
RomanceLa carrera de Quinn parece haber caído en desgracia. Desde que tuvo un accidente y pospuso el patinaje artístico el mundo la ha dejado en el olvido. Cuando vuelve tres años después, nadie quiere trabajar con ella. Una noche, cansada de todo, va a pa...