Capítulo 8

649 89 21
                                    

Capítulo 8

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 8

Quinn


Sabía que tenía que decirle a mi madre que estaba en una relación con Austin de inmediato, no quería que se enterara por otra persona y que acabara más enojada. No iba a estar feliz cuando se lo dijera. Si no se lo decía yo misma el enojo sería tres veces peor.

También quería quitarme de encima avisarle sobre el viaje al próximo gran premio de la F1 y mientras más rápido saliera de ello, más rápido podría convencerla de no hacerme la vida imposible.

Por ello, cuando Austin me dejó en casa después de que llegáramos a un acuerdo, fui directo a la oficina que mamá tiene en casa. Mi hermana está en la sala en medio de una sesión de estudio, y me alegra que esté centrada en otra cosa. Amo a la chica, pero puedo imaginar su emoción y no hará nada para que mamá esté feliz. Así que, aunque fue la que me dio el impulso que necesitaba para decir que sí, se queda por fuera de esta conversación.

Llamo a la puerta de la oficina de mamá y entro sin esperar que responda. Está detrás del escritorio y sus lentes están acomodados en el puente de su nariz mientras su vista está centrada a la tableta delante de ella. Me da una rápida mirada y me sonríe.

—Hola, cariño —saluda alegre, devolviendo su atención a la pantalla—. Tengo noticias de Siena Rossi.

Me olvido por un instante de lo que vine a hacer, la emoción buyendo en mi pecho. Espero que sean buenas noticias, y por su cara puedo apostar a que así es.

—¿Ha llamado? ¿Te dió una respuesta? —Hablo sin detenerme a tomar un respiro—. ¿Va a entrenarme o definitivamente me odia?

Mamá aparta la tableta y deja los lentes a un lado, sonriendo ante mi evidente desesperación.

—Ha llamado, sí, y ya tomó una decisión.

No dice nada más y espero a que acabe, pero ella cree divertido tomarse su tiempo. ¿Espera un redoble de tambores o qué?

—¿Y? —gesticulo, no puedo mantener las manos quietas—. ¿Qué dijo?

La sonrisa de mamá crece y termina gritando:

—¡Lo hará!

—¡Ah! —Salto, corriendo a abrazarla—. ¡No lo puedo creer, mamá!

Ella me abraza de vuelta, riendo más fuerte. Ella está tan feliz por este logro como yo, sabe lo importante que es esto, y que lo hayamos conseguido en el peor momento de mi carrera se siente como una lámpara en medio de la oscuridad.

Ahora solo falta Luce aquí para completar los gritos y sé que en este momento se muere por venir a ver qué pasa, pero sus clases no se lo permiten, lo que la tendrá muy desesperada.

Velocidad sobre hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora