Capítulo 4
Quinn
Sopeso la posibilidad de haberme caído anoche en el hielo y que todo esto es una alucinación, tendría más sentido eso a lo que está pasando ahora.
¿Austin MacQuoid, un playboy declarado, quiere una novia falsa?
Eso no tiene ningún tipo de sentido. Y si todo es real, ¿por qué demonios me quiere a mí? Debe tener una fila de chicas que lo persiguen, eso sin contar a sus fanáticas. Cualquier mujer estaría dispuesta, es un hombre sexy y adinerado, todo lo que le importa a las cazafortunas. Y puedo asegurar esas chicas podrían anexarle el sexo sin compromiso que al Austin le gusta tener. No soy la mejor opción, no entiendo por qué demonios me quieren a mí.
—Esto no tiene nada de sentido. Lo saben, ¿verdad?
Austin suelta el aire de forma ruidosa y mira a otro lado. René permanece imperturbable. Es una mujer de negocios, está en su elemento y quiere salir ganadora.
Parece que se va a estrellar con la realidad pronto.
—Para nosotros lo tiene, y estoy segura de que para ti también lo tendrá si lo piensas mejor.
Arqueo una ceja antes de bajar la cabeza, reprimiendo una sonrisa. ¿Qué sabe ella de lo que yo necesito? No me conoce, pero habla como si lo hiciera. Me gustaría aventarle un "¡Diablos, no!" rotundo en su maquillada y perfecta cara. No lo he hecho todavía porque Austin no tiene expresión de seguridad como la de su agente y ha tenido la decencia de parecer culpable un par de veces mientras su agente habla.
—Por más que lo pienso no le encuentro sentido, lo siento.
René –si ella me llama por mi nombre yo voy a hacer lo mismo– aprieta los labios en una línea fina que contiene enojo y me satisface molestarla. La chica no puede pretender salirse con la suya siempre.
—¿Estás segura de eso?
Inclino la cabeza a un lado, confusa.
¿Qué tiene esa mujer en la cabeza para creer que tiene poder sobre mí?
—No estoy segura de que...
No acabo de hablar cuando René me interrumpe.
—Es una excelente oportunidad para ti. —Me quedo en silencio, mirándola. No sé en qué me beneficia esto, pero quiero escucharlo—. Escuché por ahí que no has encontrado un entrenador y que, luego de que saliera la noticia de tu relación con Austin, has llamado la atención de algunos. —No respondo, toda mi diversión sale volando de mi cuerpo. Por el lado del chantaje no va a lograr nada conmigo y se lo voy restregar en la cara—. ¿Estás segura de que quieres negarte?
Sonrío, dejando ver con ese solo gesto todo lo enojada que estoy. Austin se tensa y se inclina hacia adelante, preparado para intervenir.
Muy tarde, amigo.
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Velocidad sobre hielo.
RomanceLa carrera de Quinn parece haber caído en desgracia. Desde que tuvo un accidente y pospuso el patinaje artístico el mundo la ha dejado en el olvido. Cuando vuelve tres años después, nadie quiere trabajar con ella. Una noche, cansada de todo, va a pa...