Capítulo 2

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Capítulo 2

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Capítulo 2

Quinn


El dolor sordo y las náuseas me despiertan esa mañana y por un momento olvido el motivo. Luego todo lo que hice la noche anterior me golpea y gimo de frustración.

Dios Santo, me emborraché con un desconocido, hice cosas tontas con el desconocido y besé a ese desconocido cuando nos despedimos a las 2 a.m.

Mamá va a matarme si se entera.

Me levanto y voy directo al cuarto de baño. Necesito una ducha y lavarme los dientes, adecentarse un poco antes de enfrentar a mi madre. Esa mujer huele cuando he hecho algo mal y emborracharme cuando estoy en época de entrenamientos está de primero en la lista de cosas que no debo hacer. Tampoco es que mis entrenamientos vayan muy bien, dicho sea de paso. El motivo por el que acabé en ese bar es porque nadie en el planeta tierra quiere entrenarme, y sin entrenador no llegaré a ninguna parte.

¿Y pensé que la lesión era lo peor?

Pues no, regresar al patinaje después de tres años está en la cima de las peores cosas que me han pasado. Todos me ven como una gloria pasada, alguien que pudo llegar lejos y las circunstancias de la vida no se lo permitieron. Tengo más de un mes buscando a alguien que quiera entrenarme para el próximo campeonato mundial de patinaje y todos se han negado, alegando que no tienen disponibilidad o que no quieren perder el tiempo conmigo.

Ayer obtuve mi sexto rechazo y no pude más con ello, por ello fui a ese bar.

Sonrío, recordando. Mentiría si dijera que me arrepiento, me divertí de verdad después de mucho tiempo.

Salgo de la ducha media hora después y me lavo los dientes. Debo hablar con mi madre para saber qué haremos ahora. Ella es la que lleva mi carrera, mi agente y demás. Amo tenerla siempre a mi disposición cuando se trata de mi carrera, pero a veces me gustaría que fuera solo mi madre.

Hoy, creo, no va a ser mi madre. Tengo el presentimiento de que será todo negocios.

Estoy a medio vestir, con solo la ropa interior y la camiseta puesta, cuando mi puerta se abre de un portazo. Miro en esa dirección, sorprendida, para ver a mi madre hecha una furia y a mi hermana detrás como si se hubiese ganado la lotería.

Se ha enterado que bebí anoche.

—¿Qué pasa?

Mamá entra hecha una furia.

—¿Qué pasa? —repite en un grito—. ¿Ahora te vas a hacer la que no sabe nada?

Sí, se ha enterado que llegué a casa mirando doble.

Pero feliz, he de decir.

—No entiendo, ¿ha ocurrido algo?

Mi hermana, detrás de mi madre, asiente, pero hay felicidad en sus ojos y ella no es de las que se alegra de mis desgracias.

Velocidad sobre hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora