Capítulo 3
Austin
Despertar y ver mi cara adornando las noticias fue un shock por dos cosas en concreto: 1) la mujer más hermosa que alguna vez me he topado es patinadora artística, y 2) no están diciendo nada malo de mí, al contrario, alaban mi buen gusto y mi supuesta relación. Sin embargo, y aunque la segunda cosa era importante, la primera tomó la delantera por mucho. Digo, no todos los días conoces a una patinadora de hielo hermosa y la besas en medio de un plaza, creyendo que nadie los reconoce.
Pero eso no es todo, mi shock aumenta al buscar videos de ella en youtube. Es impresionante, se mueve sobre el hielo con una gracia incomparable y hace las volteretas más hermosas que he visto. No se puede confiar mucho en mi juicio, no soy un experto en patinaje y mi embelesamiento por ella nubla todo, pero las noticias dicen que es la mejor.
O lo era hasta que tuvo ese accidente.
Juro que, cuando puse el video con el título "Quinn Alonso se lesiona en medio de su presentación en el Campeonato Mundial de Patinaje", a mi cuerpo le recorrió una sensación extraña, y cuando vi lo que le pasó fue como si me quedara sin aire. No sé qué sería de mí si tuviera que dejar mi carrera por tres años y con la posibilidad de no volver nunca, pero me doy cuenta de lo afortunado que soy.
Ella me dio una lección sin saberlo.
Al momento en que mi agente entra a mi habitación con una sonrisa en la cara me pregunto qué hice bien para ganarme tal demostración de felicidad. Generalmente, cuando salgo en las noticias, ella llega con cala de querer matarme. Si hoy ha llegado con esa sonrisa es que se ha creído el cuento que están haciendo rodar por todo internet.
—No sé si es cierto o si lo has hecho para calmar al equipo, pero ha funcionado.
Inclino la cabeza sin entender nada.
—¿De qué hablas?
Su expresión risueña cae.
—No fue un plan tuyo —susurra con pesar—. Y yo creyendo que se te había encendido el foco y habías ideado todo lo que ocurrió anoche.
Sonrío, aunque me sale más como una mueca.
—No tengo esa capacidad.
Suelta un suspiro largo y cansado. La pobre debe quererme mucho para aguantarme, tengo que darle crédito.
O subirle el sueldo.
—O sea, que solo fuiste un imprudente una vez más.
Inflo las mejillas y suelto el aire de a poco mientras asiento.
—Sí, fui un imprudente de nuevo. —Le doy una sonrisa de disculpa—. Lo siento, estaba abrumado.
Pero René no parece tan enojada como debería estarlo. Al contrario, parece estar tranquila con todo el asunto. Me he despertado en un universo alterno, supongo.
—Por primera vez desde que estás en el equipo de Ferrari tu metedura de pata ha radicado en algo bueno. —Se sienta frente a mí y deja su cartera a un lado, en el suelo—. La directiva me ha llamado esta mañana para preguntar si es cierto o si es un juego de tu parte; no he sabido qué responder, pero les he asegurado que voy a sacarte toda la verdad.
Es muy temprano para esta mierda, no estoy seguro de querer hacer esto ahora.
—Fui a un bar, una chica linda se sentó a mi lado y hablamos, por primera vez en mucho tiempo no me sentí un idiota y me gustó, así que la besé. Por eso y porque es hermosa. No sabía que era patinadora y ella no sabía quién era yo.
ESTÁS LEYENDO
Velocidad sobre hielo.
RomanceLa carrera de Quinn parece haber caído en desgracia. Desde que tuvo un accidente y pospuso el patinaje artístico el mundo la ha dejado en el olvido. Cuando vuelve tres años después, nadie quiere trabajar con ella. Una noche, cansada de todo, va a pa...