Capítulo 14

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Capítulo 14

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Capítulo 14

Quinn

Austin está de mal humor.

Estaba arreglándome en el baño para salir y, cuando lo encontré afuera, tenía cara de pocos amigos. Le pregunté si estaba bien y me dijo que sí, luego prácticamente me empujó fuera de la habitación y me llevó con el resto de los chicos. En el bar, se sentó en una esquina de la barra y no ha hablado con nadie desde entonces.

No tengo idea de lo que pasó en el tiempo que estuve encerrada en el baño, pero tuvo que ser muy malo para que esté molesto luego de haber ganado una carrera.

Elisa tira de mi brazo, llamando mi atención por quinta vez en veinte minutos y le dirijo una sonrisa de disculpa.

—¿De verdad no irás con nosotros a México? —dice en mi oído.

La música es alta y tiene que gritar para poder ser oída.

Lleva toda la noche intentando convencerme de que los acompañe a México y llevo la misma cantidad de tiempo negándome. Necesito empezar a entrenar o no estaré lista para las competencias de invierno. Ya estoy atrasada y va a ser difícil que califique, por ello no puedo perder más tiempo.

—No puedo, Elisa, tengo cosas qué hacer.

Hace un puchero y luego sonríe, bailando al ritmo de la música. Está borracha y no ha parado de beber, tal vez sea hora de que ella y su novio se retiren. Me toma de las caderas y las mueve al mismo ritmo que ella. No puedo evitar sonreír. Es una borracha graciosa.

—¿Al menos irás a Las Vegas? —insiste, mirándome a los ojos.

Está tan cerca que su aliento a whisky choca en mi cara.

—Puedo intentarlo.

No es una afirmación, pero ella chilla y salta como si hubiese dicho que sí. Suelto una risita, no puedo evitarlo cuando ella se comporta como una niña.

Su novio, Jordi, aparece detrás de ella y me la quita de encima, dándome una mirada de disculpa. Elisa grita al verlo, se prende de su cuello y lo besa con ímpetu. Él se deja hacer, riendo.

—¿Me extrañaste? —susurra él en su boca y no puedo evitar mirarlos con ternura.

Ahora que estoy con Austin y, además, me rodean muchas más parejas grandiosas, no puedo evitar querer algo así. Ser la novia falsa de alguien es divertido porque le mientes a todo el mundo y ellos te creen, pero cuando llega la noche y me veo sola una vez más, es triste.

—Mucho, mucho.

Él, sonriendo como el enamorado que es, me mira.

—Me la llevo al hotel, Quinn.

Agito una mano en su dirección.

—Qué vaya bien.

—¡Adiós, Quinnie! —chilla Elisa, llamando la atención de las personas que nos rodean.

Velocidad sobre hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora