Capítulo 9
Austin
Jonah no es del tipo de compañero que se burla de mí a menos que la situación lo requiera, y no recuerdo haber hecho que requiera que Jonah se burle de mí. Por eso, cuando se sienta a mi lado en el aeropuerto mientras esperamos que nos llamen a abordar, me pregunto qué demonios hice para que me mire con burla. Tal vez solo es un idiota, lo cual también es aceptable, el hombre no puede ser el maduro siempre de los dos, se le permiten sus momentos de idiotez.
Entonces, espero. Espero que hable, que suelte lo que tiene en mente. El muy imbécil no lo hace, solo me observa, intentando aguantar la risa. Al menos es una distracción mientras espero a que Quinn llegue. El vuelo sale en media hora y ella todavía no ha pasado a través de seguridad.
Miro mi móvil y no hay mensajes de ella y mi miedo aumenta. Le escribí hace una hora cuando llegué al aeropuerto y luego otra vez hace diez minutos.
—¿Sabías que Jeanine te sigue el TikTok?
Jeanine es su esposa y me sentiría ofendido si no me siguiera en todas mis redes sociales, lo cual ya sé que hace porque yo también la sigo.
—Sí, lo sé. —Sus labios tiemblan en su intento de aguantar las risas y me tiene aún más intrigado—. ¿Vio el video que subí de ti cayendo en medio de la pista mientras hacías el tonto?
Jonah niega.
—Ella lo vio, pero no es por eso que estoy así de feliz.
Extrañamente, lo suponía.
—¿Puedo saber qué es lo que te tiene tan feliz?
Miro de nuevo al puesto de seguridad y suelto un suspiro audible cuando no veo a Quinn. Desbloqueo mi móvil y le envío otro mensaje diciendo que el vuelo está por salir y se va a quedar, y agrego que René está molesta por ello para meter presión. Eso hace que responda.
Queen:
Estoy en el estacionamiento, había un tráfico terrible.
Dejo ir el aire de mis pulmones con alivio y pongo el móvil en mi bolsillo de nuevo.
Jonah me está observando, tan divertido como antes.
—Te han domado, hermano —dice teatralmente antes de romper a reír.
Dios Santo, no está ayudando en nada a mis nervios.
—¿Eso es lo que te tiene feliz?
Él asiente, riendo aún más fuerte. Es una pesadilla cuando se lo propone, cosa que nadie me cree cuando lo digo. Todos dicen que soy el revoltoso, y lo acepto con dignidad y orgullo, pero cuando digo que Jonah también puede serlo no me creen.
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Velocidad sobre hielo.
RomanceLa carrera de Quinn parece haber caído en desgracia. Desde que tuvo un accidente y pospuso el patinaje artístico el mundo la ha dejado en el olvido. Cuando vuelve tres años después, nadie quiere trabajar con ella. Una noche, cansada de todo, va a pa...