Llegando un nuevo amanecer, el pastor Lee Sungjae se encontraba despidiendo con la última palabra sagrada a los habitantes de Bukchon que habían asistido a la ceremonia cristiana como todos los domingos antes de su llegada.
El clima era fresco y el cielo nuevamente estaba nublado, por lo que Félix y Jisung aprovecharon para salir al pueblo luego de despedirse de los señores Lee.
Cuando se encontraban yendo de camino a la aldea, se vieron rodeados de un silencio que, para Félix, parecía bastante incómodo, por lo que decidió buscar una buena manera de romper el hielo e iniciar una conversación amena con el castaño, a quién Félix terminó por echarle un vistazo de reojo y se dio cuenta de la expresión seria que adornaba su rostro. Aquello le dio a entender que quizá Jisung prefería no hablar.
El rubio se dio por vencido sin siquiera intentar cruzar alguna palabra con él, así que volvió su atención al frente y soltando un profundo suspiro al mismo tiempo, logró captar la atención de Jisung, quién terminó bajando la mirada hacia uno de los brazos ajenos que se encontraba lesionado.
—¿Tus heridas han amanecido mejor? —preguntó.
Tan pronto como lo escuchó hablar, Félix y él cruzaron miradas.
—Sí —respondió, regalándole apenas una pequeña sonrisa—. Creí que se habían hecho más profundas, pero solo se volvieron a abrir. De todos modos, cambié el vendaje al despertar.
—¿Tus padres no se han dado cuenta?
—No, y no quiero que lo hagan. Realmente no sabré cómo explicarles qué fue lo que me sucedió. No soy bueno mintiendo.
Jisung observó con diligencia el rostro de Félix. Su mirada trasmitía cansancio y las ojeras debajo de sus ojos confirmaban que, sin duda alguna, no había tenido una buena noche, lo que terminó preocupándolo.
A su cabeza llegó el recuerdo de la noche anterior, dónde Félix le contaba lo que había sucedido en el bosque. La situación continuaba pareciéndole una historia totalmente descabellada, pero al mismo tiempo cuestionable, pues la seguridad con la que Félix había hablado provocó que entrara en un conflicto interno entre creer o no todo lo que le había relatado.
«Realmente creo que está obsesionado».
Sus pensamientos se vieron opacados cuando el murmullo de los aldeanos llegó a sus oídos, indicando que ya habían llegado al pueblo. Las personas andaban de un lado a otro, susurrando cosas entre sí y miraban con cautela a todos lados, como si alguna otra bestia fuese capaz de salir de algún rincón para atacarlos.
Al ganarse las miradas curiosas de todos, Jisung se sintió ansioso por darse media vuelta y regresar nuevamente al templo, pero no era él a quien las personas veían, sino a Lee Félix, el hijo del pastor Lee Sungjae. Sin embargo, el rubio era ajeno a lo que sucedía alrededor, pues se mantenía leyendo los letreros de madera que colgaban sobre algunos puestos locales; Félix estaba en busca de la librería.
Para él, el ambiente de Bukchon era completamente diferente al que estaba acostumbrado. Sentía emoción, pero a la vez inquietud de explorar la aldea siendo un nuevo día, puesto que ya había conocido un poco el bosque a dónde nadie se atrevía a entrar, según Jisung. No obstante, su objetivo en ese momento era otro y creía poder encontrar varias de las respuestas a sus preguntas en un solo lugar.
—Por allá está la librería —señaló Jisung—. Date prisa, ¿de acuerdo? No tenemos mucho tiempo, debemos regresar para el desayuno.
Asintiendo con la cabeza, Félix le dio un par de palmadas suaves en el hombro y se alejó con prisa hacia el lugar que le había sido indicado.
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BISSED • Hyunlix
FanfictionLee Félix, un joven que vive bajo sus propias creencias e ideales, piensa que todo lo que se dice acerca de criaturas nocturnas solo son absurdos cuentos de terror para sembrar miedo en las personas y tenerlas controladas. Sin embargo, su perspectiv...