La noche había llegado y la tormenta se había disipado completamente. La armonía de los animales nocturnos abundaba en aquella oscura flora y el sonido único de los grillos se mezclaba con el del frío viento al soplar, haciendo bailar las hojas de aquel boscoso lugar.
Unos latientes ojos rojos se encontraban vigilando sus alrededores desde las alturas. El cuervo, cuyo nombre era Noir, no había descansado en la búsqueda de su objetivo. Las órdenes que estaba siguiendo eran estrictas y no regresaría a casa hasta obtener la información que su amo le había solicitado.
Para su suerte, el crujir de unas ramas secas lo hizo detenerse en la fina rama de un árbol. Mientras se mantenía mirando con atención para descubrir al intruso que se encontrara allá abajo, Noir se camufló entre las sombras gracias a su oscuro plumaje.
Un bulto saliendo de una cueva se hizo presente y se pudo distinguir un pelaje café gracias a la luz de la luna que comenzaba a asomarse entre las nubes.
Noir estuvo atento desde su rama para asegurar que se trataba de aquel de cuatro patas. Y entonces al darse cuenta de que era así, su andar sigiloso le resultaba sospechoso por lo que emprendió vuelo hacia el castillo de su amo para informarle sobre el escondite de aquella bestia.
Sin la tormenta interfiriendo, al ave carroñera se le hizo más fácil volar. Estaba seguro de que llegaría a tiempo a su castillo antes de que el lobo se alejara del terreno por el que andaba.
Echando un grave graznido anunciando su llegada, la enorme ventana de la habitación no tardó en ser abierta por su amo, quién dio la bienvenida a sus aposentos haciéndose a un lado.
Hwang Hyunjin estaba impaciente por recibir la información que el ave había obtenido, pero también comprendía el cansancio que su fiel compañero podía tener tras haber pasado el día vigilando en vuelo todo el bosque.
—¿Y bien? —con la impaciencia abundando en la voz de su amo, Noir ladeó en seco la cabeza y Hyunjin rodó los ojos— ¿Averiguaste dónde está esa detestable bola de pelos?
Con varios graznidos que echó Noir, fue suficiente para que en el pálido rostro de Hyunjin se dibujara una sonrisa que mostraba los colmillos.
Su mirada siniestra le había hecho sentir un escalofrío al ave, por lo que le lanzó un cántico más agudo, haciendo reír al pelinegro.
—Así que no se está ocultando muy lejos de aquí —volvió a comentar—. Bien hecho, Noir. Me agradará hacerle una pequeña visita a ese infeliz y arrancarle la cabeza con mis propias manos.
Noir, quién había aterrizado sobre la cama, retrocedió un par de pequeños pasos. Aun cuando él era el cuervo más grande e imponente de la bandada, su amo solía tener pensamientos bastante sombríos que le hacían marcar cierta distancia con él.
Hyunjin se encaminó hacia su armario para tomar su capa negra y envolverse en ella. Dio unos pequeños golpes sobre su hombro izquierdo que, a regañadientes, fue ocupado por Noir.
—Iremos a dar un nuevo paseo a la luz de la luna, amigo mío —anunció el pelinegro, dirigiéndose hacia la ventana.
Se subió sobre el marco de esta y sin pensarlo, se lanzó al vacío, al tiempo que Noir volvía a emprender vuelo.
Tocando tierra firme, Hyunjin se colocó la capucha y salió corriendo a una velocidad impresionante antes de que fuese descubierto por algún otro miembro del clan o por su propia madre.
Su gélido cuerpo sintió un peculiar ondeo cuando atravesó el escudo que esas tres brujas, las hermanas Ahn, habían colocado sobre su tétrico palacio y continuó con su camino.
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BISSED • Hyunlix
Hayran KurguLee Félix, un joven que vive bajo sus propias creencias e ideales, piensa que todo lo que se dice acerca de criaturas nocturnas solo son absurdos cuentos de terror para sembrar miedo en las personas y tenerlas controladas. Sin embargo, su perspectiv...