🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔.

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Los primeros rayos cayeron sobre los árboles que habían sido consumidos por las llamas, terminando de destrozarlos por completo y haciendo que los fragmentos salieran disparados hacia todos lados.

Un nuevo desastre natural se había desatado y, en medio de la tormenta eléctrica, Hyunjin se convirtió en una verdadera figura salida del infierno, pues la tierra comenzó a responder a su furia.

En el suelo se abrieron grietas profundas, serpenteando y expandiéndose hacia todas las direcciones en consecuencia a los sentimientos que albergaban en el príncipe.

Los truenos retumbaron, y los rayos continuaban cayendo sin detenerse, sobre las casas, prendiéndoles fuego a los tejados y derrumbando las estructuras rocosas.

Las bestias que se habían atrevido a atacar a su clan eran alcanzadas por la fuerte energía eléctrica, destruyéndolas en una fracción de segundo.

El aire se cargó de nuevo de una densa capa de humo y de olor acre por la madera quemada mientras, en la misma lejanía, se escuchaban los gritos desesperados de las personas que todavía corrían para salvar sus vidas.

Mientras, el cielo continuó llorando truenos, rayos y relámpagos cada vez más intensos, siendo un reflejo del gélido corazón herido de Hyunjin.

Su dolor y rabia se estaban manifestando en una destrucción total con la aldea ardiendo, cayendo en ruinas y con la tierra misma temblando por el peso de su poder.

Los siniestros ojos del príncipe se encontraron de nuevo con los de Lee Sungjae y su mente se encontró maquinando un castigo mucho peor que la muerte.

Al ver la amenaza que el vampiro representaba en ese momento, el hombre dio un par de pasos hacia atrás con un miedo palpable. Hyunjin sonrió, deleitándose con la absurda vulnerabilidad de aquel mortal que intentó levantar su arma nuevamente.

Pero todo su cuerpo estaba temblando tanto que apenas pudo sostenerse del grueso tronco de un árbol para no perder el poco equilibro que sus piernas le permitían mantener.

Con pasos cautelosos, el pálido chupasangre se acercó, disfrutando cada maldito segundo del miedo que la expresión contraria reflejaba. Justo así era como deseó verlo; a punto de pedir clemencia.

—Voy a hacerte pagar, maldito infeliz —dijo Hyunjin con una profunda voz, lejos de su tono neutral—. No voy a darte una muerte rápida porque te mereces todo el puto sufrimiento que pueda existir.

Alzó una mano en dirección a él y sus delgados dedos se rodearon de una niebla negra y espesa. Sungjae intentó hacer uso de sus fuerzas para salir de ese lugar, pero fue inútil.

¿Qué era lo que le estaba pasando? ¿Por qué su cuerpo no respondía a alguna señal de movimiento? ¡Estaba paralizado!

Los ojos de Hyunjin brillaron en la oscuridad y se adentró en la mente débil de aquel hombre, hurgando sin remordimiento entre sus recuerdos y sus pensamientos más profundos.

Todo el paisaje alrededor comenzó a desvanecerse para Sungjae y un vació oscuro y opresivo se hizo presente, como si no tuviese algún objetivo en concreto.

El aire comenzó a faltarle y las imágenes de la muerte de Félix comenzaron a repetirse una y otra vez en su mente. Cada detalle. Cada sonido se volvía un tormento. La espada atravesando su espalda, rompiendo huesos y ligamentos.

Los gritos de dolor del vampiro y la manera en que la vida abandonaba los ojos de su hijo volvían sin intención de detenerse, convirtiéndose en el bucle de una pesadilla sin final.

—No, por favor... no —murmuró Sungjae con los ojos abiertos de par en par, mirando algo invisible para cualquier otro mortal si estuviese presente.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora