🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖊𝖎𝖘.

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Su principal objetivo fue echo a un lado luego del relajante ambiente que se había creado. Hwang Hyunjin había permanecido sentado en aquella gruesa rama de árbol, con la diferencia de que su espalda se encontraba recargada en el firme roble y una de sus piernas colgaba, meciéndose de atrás hacia adelante.

El suave cántico que se escuchó a un costado hizo que Hyunjin abriera los ojos lentamente, su semblante era neutro pero la mirada que le lanzó al ave reflejaba la molestia que le había causado el que fuese interrumpido de sus siniestros pensamientos.

El aleteo que dio Noir fue una señal para el pelinegro que, antes de preguntarle qué era lo que sucedía, su mirada se dirigió hacia abajo al tiempo que las comisuras de sus labios se elevaron, mostrando una nueva sonrisa al ver que el intruso estaba regresando a su escondite.

Caminaba con cuidado, siendo sigiloso, viendo de un lado a otro y a sus espaldas, como si alguien estuviese asechándolo. Hyunjin rio por lo bajo ante lo ridículo que podía parecerle eso; una bestia de cuatro patas en su forma humana siendo cauteloso y atento por cualquier posible ataque.

Por suerte, el intruso no se esperaba que su principal atacante se encontrara justo arriba de él, así que decidido a divertirse un poco antes de acabar con su existencia, Hyunjin observó por unos segundos más a la figura cubierta por una capa. Las ramas secas tronaban bajo sus pies, haciéndolo voltear de inmediato hacia sus costados, en señal de alerta.

El ceño de Hyunjin se había arrugado ligeramente y una vez que ese foráneo estuvo justo debajo de la rama en la que él se encontraba, decidió sorprenderlo por la espalda bajando de un salto y haciéndolo quedar paralizado ante su inesperada presencia.

—Vaya, vaya —pronunció el pelinegro, con un tono burlón en su voz—. Así que has decidido regresar a tu escondite en tu forma humana, ¿no? Asquerosa bola de pelos.

Con fuerza bruta, Hyunjin hizo girar a la figura encapuchada para que quedase frente a él, llevándose la sorpresa que aquel par de ojos que lo miraban con un palpable temor, no destellaban el color dorado característico de los cambia formas, sino que eran tan ordinarios como los de cualquier otro mortal.

Observó su rostro buscando algún indicio de que aquel pudiese pertenecer a una especie de criatura desconocida, pero no parecía ser de ese modo. Lo único que pudo hallar fue un par de manchas cafés cubriendo parte de sus sonrojadas mejillas.

—Qué demonios... —las palabras de Hyunjin quedaron al aire cuando la voz del desconocido retumbó en sus oídos.

—¡Cuidado! —señaló a sus espaldas.

El gruñido hizo voltear de inmediato al pelinegro, y su reacción fue sorprendentemente tan rápida que cuando la bestia se lanzó para atacarlo, Hyunjin ya había tomado con fuerza entre sus brazos al extraño para echarse a un lado junto con él, haciéndolos caer y rodar a ambos por el suelo lodoso.

Hyunjin se incorporó de inmediato y su mirada se enfocó en su principal oponente. Con una imponente postura, el pelinegro mostró los colmillos mientras soltaba un sonoro siseo y en respuesta, se ganó un gutural gruñido por parte del cuatro patas.

—¿Qué haces en mis tierras? —cuestionó con voz firme, avanzando con cautela, atento a cualquier movimiento de ataque—. ¿Por qué no te muestras en tu forma humana? No eres tan fuerte sin tus estúpidas garras, ¿no? ¡Detestable animal!

Tensando la mandíbula en reflejo del deseo inhumano que Hyunjin sentía por acabar con la vida de ese cambia formas, se lanzó a él con una rapidez sobrehumana, casi imposible de percibir su figura, y la bestia de cuatro patas respondió de la misma manera mientras soltaba otro feroz gruñido.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora