🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖚𝖓𝖔.

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Después de ver a su mejor amigo desaparecer entre las sombras, Hyunjin se quedó pensando en todo lo que había visto en sus recuerdos.

Sus ojos se mantenían fijos en un punto de aquel árbol mientras pensaba en arrancarles la cabeza a todos los que se encontraban dentro de aquel palacio; empezando por la reina Hyori.

Sin embargo, tenía muy presente que, por el momento, debía ser cauteloso antes de volver a perder el control de sí mismo, pero era una situación que no requería de piedad dadas las circunstancias en las que se encontraba.

Apretando los puños con decisión, Hyunjin regresó al palacio de Lord Vlad, sintiéndose quemar por dentro debido a la rabia que estaba reteniendo en su interior.

Las puertas se abrieron con violencia, haciendo temblar las paredes y el suelo crujía bajo sus pies con cada paso que daba por el corredor.

Su presencia se había vuelto más imponente. El frío que se cernía en su entorno y la luz danzante de las velas, lograron que el infierno mismo brillara a través de su profunda mirada.

Al dirigirse hacia la habitación de la reina, sus pasos se detuvieron a mitad del pasillo, donde escuchó un par de voces provenientes desde esta.

Pudo distinguir perfectamente que se trataba de una conversación que la vampiresa estaba teniendo con el Conde Hwang así que, curioso, agudizó más su oído.

Del otro lado de la habitación, la atmósfera había cambiado completamente; podía sentirse la tensión, pero también la satisfacción porque las cosas estaban saliendo de acuerdo al plan.

—Lilith todavía no está convencida de que estemos haciendo esto para beneficio de todos —dijo el Conde, mostrando su preocupación a la reina—. Deberíamos tener cuidado porque sabe que hay algo oculto detrás de todo esto.

—Esa maldita vampiresa debería dejar de existir. No es más que otro obstáculo en mi camino —masculló la reina con evidente odio—. Ojalá pudiera deshacerme de ella tan fácil como lo he hecho con todos los que se atraviesan en mi camino.

—¿De verdad crees que has podido deshacerte de todos? —el hombre chistó, burlándose de ella–. Te recuerdo que ese mortal sigue vivo, ¿no crees que vaya a ser un impedimento en nuestros planes?

—Por supuesto que no —respondió Hyori, mostrándose llena de confianza—. Ya he logrado que Hyunjin lo odie y no dudo que, la próxima vez que lo vea, sí termine con su repugnante vida.

—Aun así, la impregnación continúa estando presente.

—Mi querido Minhyun, no hay nada de qué preocuparnos —esbozando una sonrisa orgullosa, la reina prosiguió—: Hyunjin se unirá en matrimonio con la hija de Lord Vlad en dos noches y todo saldrá de acuerdo al plan.

—Siempre he admirado tu brillante astucia, reina Hyori, pero si tu querido hijo se llega a enterar de todo esto, ni el mismo rey de las tinieblas se apiadará de nosotros.

—¿Acaso tengo que recordarte que ese mocoso no es mi hijo? —inquirió la vampiresa con desprecio, logrando calar en lo más profundo del gélido cuerpo del pelinegro—. De no ser porque Hyunjin era el último descendiente de un Gran Señor Vampiro, jamás le hubiese salvado la vida para convertirlo en un purasangre.

—Con uno de los vampiros más poderosos de nuestro lado, uniéndose a la princesa de Rumania, nos otorgará la mitad de poder que hay en este lugar —continuó diciendo el Conde, sintiéndose igual de orgulloso que su esposa.

—Justo como siempre lo deseamos. No sabes cuán satisfecha me sentí cuando decidí acabar con la vida de su mortal y despreciable madre.

—Ella sabía de tus intenciones, y también la clase de criatura que eras. Por supuesto que habría hecho de todo para proteger a su único hijo del destino que tiene ahora.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora