🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊.

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Aldea de Bukchon, 1928.

Era una noche sombría y nublada, las criaturas del infierno habían sido liberadas y caminaban sobre las tierras de la aldea, acechando a los mortales. Las criaturas que los habitantes de Bukchon habían temido durante mucho tiempo, quedaron sin atadero; los habitantes, sin el poder de los dioses y los héroes, no tuvieron otra opción que hacer justicia por su propia cuenta y se levantaron en armas para terminar con el tormento que rodeaba la aldea al caer la noche.

El dolor y la valentía eran los únicos sentimientos aliados que los habitantes todavía conservaban, pero la valentía no sería suficiente para salvarles la vida en ese infierno en el que habían decidido meterse, y las bestias solo tenían como objetivo devorar los corazones de los mortales. Pero, en todos los presentes, resplandecía un último reducto de esperanza para ponerle fin a esa pesadilla.

La noche era más oscura que nunca. A raíz de los eventos recientes, Lee Sungjae había aprendido que ningún lugar era seguro en toda la aldea, y que, en el momento menos esperado, una de esas bestias de la noche se haría presente para cobrar el alma de cualquier humano desprevenido.

El lugar que alguna vez estuvo lleno de vida y carcajadas de alegría, ahora solo se llenaba de lamentos y gritos de desesperación ante los ataques constantes que habían estado sufriendo. El olor en el ambiente era rancio y fétido, lo que provocaba que las entrañas de todos los valientes, que se habían levantado en armas, se retorcieran apenas les llegara el aire de esa noche; una noche más en que los aldeanos temían salir de sus casas sin tener idea de cuánto tiempo más de vida les restaría, sin saber que cada noche que pasaba, podría ser la última.

Las mujeres y niños yacían en el interior de sus viviendas, mientras que los valientes hombres armaban una tropa encabezada por el cazavampiros Lee Jaehyun, quienes tenían como objetivo adentrarse al bosque para acabar con el miedo de sus familias, sin importar perder la vida en el intento.

Atentos ante cualquier posibilidad de ataque sorpresa, la tropa andaba sigilosa adentrándose cada vez más a las penumbras que abrazaban el gélido bosque. Y entonces, ante sus ojos, se hizo presente la sombría estructura del palacio de los chupasangres.

El ataque con bombas caseras al castillo comenzó. Las botellas de cristal tronaban y una furiosa llamarada se activaba en el mismo instante. Con las flechas de las ballestas humedecidas con agua bendita, empezaban a ser disparadas. Los gritos de los chupasangres que eran alcanzados resonaban por todo el lugar y sus cuerpos se desvanecían como arena.

La batalla se desató y con veloces movimientos, los chupasangres cambiaron a una forma más siniestra, desplegaron sus alas y sus rostros se deformaron, dejando ver la verdadera y demoníaca esencia que los caracterizaba.

Uno a uno, los habitantes de Bukchon comenzaron a recibir ataques desprevenidos. Era una batalla entre lo humano y lo sobrenatural; los gritos de guerra, el caos, el fuego y la sangre eran los protagonistas esa noche.

—¡Comiencen con las hogueras! —ordenó el cazador Lee Jaehyun a varios hombres, mientras él, junto a otro par, los cubrían para que no fuesen atacados.

¡Padre, padre! —con desesperación, Sungjae se acercó al nombrado—. ¡Es agua bendita, padre! Por favor, úsala en tu ballesta.

¡No tengo tiempo para tonterías, Sungjae! —bramó el hombre, sin mirarlo, pues se mantenía disparando hacia los demoniacos chupasangre que pasaban volando por encima de ellos.

¡Padre, por favor!

El desgarrador grito de su hijo llamó la atención del cazador. Un joven vampiro había llegado por detrás del muchacho y lo lanzó con fuerza al suelo para montarse encima de él, dispuesto a morderlo y matarlo, succionando toda su sangre.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora