🥀 ; 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖚𝖓𝖔.

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Sintiendo el pesar en sus piernas, Félix se detuvo a tomar aire por un segundo. Había llegado al límite del bosque, pero estaba muy lejos del templo.

Volteó a todos lados, buscando alguna señal de luz tenue que lo guiara de regreso a la aldea, pero todo lo que podía ver, gracias al resplandor de la luna, eran los enormes árboles y una laguna siendo rodeada por ellos.

La brisa era aún más gélida en esa parte del bosque, no había ningún atisbo de ser una zona habitada y lo único que lograba disipar el silencio eran los graznidos de algunos cuervos revoloteando entre las ramas.

Se abrazó a sí mismo porque no sabía a qué parte de aquella sombría naturaleza había llegado.

No lograba ver nada y deseó despertar de esa pesadilla con todas sus fuerzas ya que la desesperación comenzaba a hacerse presente.

En su mente se repetía una y otra vez el nombre del vampiro que más anhelaba ver. Solo así, sería capaz de sentirse protegido en medio de un bosque en el que merodeaba una enorme criatura que, aunque él no era su principal objetivo, era igual de peligrosa.

—Hyunjin... —murmuró, paseando la mirada de un extremo a otro. Su voz salió hecha un hilo y sus ojos comenzaban a nublarse debido a las lágrimas—. ¡Hyunjin!

Su grito resonó en medio de la laguna y se dejó caer de rodillas sin obtener ningún tipo de respuesta. Con el corazón oprimido por la angustia, Félix se aferró a la esperanza de ser escuchado por el príncipe de los chupasangres.

Los minutos continuaron transcurriendo y las siniestras sombras que cubrían el bosque parecían querer ahogarlo, pero él intentaba encontrar algún tipo de sosiego en la serenidad del paisaje para poder detener la agitación que envolvía su corazón, pues en ese estado no podía pensar con claridad.

Era cierto que, desde su llegada, había demostrado tener la osadía para adentrarse al bosque sin saber qué tipo de criaturas podía encontrarse, pero esta vez se estaba dejando consumir por el miedo de pensar que estaba perdido y la culpa por haber incumplido su promesa.

—Hyunjin, por favor... —susurró de nuevo, dejando que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Comenzaba a sentirse solo y eso lo estaba matando por dentro, haciéndolo más vulnerable a la vastedad del bosque—, perdóname, perdóname...

El crujir de varias ramas y hojas secas hizo que Félix alzara la mirada con esperanza que se tratara de Hwang Hyunjin, pero en su lugar, una silueta mucho más corpulenta logró distinguirse entre los árboles.

—Vaya, vaya, pero qué tenemos aquí —el dueño de la voz se dejó ver y Félix lo reconoció de inmediato, por lo que limpió rápidamente los rastros de las lágrimas.

Su cabello castaño brilló bajo la luz de la luna y sus dorados ojos se encontraban fijos en Félix, quien luchaba por mantener una postura firme ante su presencia cuando logró ponerse de pie.

Se trataba del chico que Hyunjin había desterrado hacia el sur de la región.

En los labios de Kim Seungmin se curvó una sonrisa que reflejó la arrogancia y la malicia luego de darse cuenta que el rubio estaba ahí, sin algún tipo de protección de otro ser inmortal.

—Pero si eres ese estúpido humano —comentó el castaño con una extraña y profunda voz, avanzando con cautela hacia el rubio como un depredador que había encontrado a su presa—. Parece que estás muy lejos de casa, ¿acaso estás perdido?

Félix tragó fuerte al tratar de lidiar con la mezcla de emociones que se habían apoderado de él porque, aunque sentía el temor correr por sus venas, no iba a permitir que ese licántropo lo viera aún más vulnerable de lo que ya se encontraba.

BISSED • HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora