Capitulo 20

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Patrick

Después de una conversación tan pesada, por fin seguimos hablando normalmente, sus padres preguntaban sobre mi trabajo, realmente no quice especificar demasiado. Un tanto como "Soy Jefe de las compañías de mi familia " fue todo para que quedarán realmente asombrados.

Pero a quien me gustaba ver mas cuando contestaba era Allison, sus ojos azabache se iluminaban como si fuera la estrella de oro en la cena.
(Posiblemente es así)

Cuando terminamos de comer, la madre de Allison se llevó los platos y tosió para que la ayudará. Nos dejaron solos con el señor Burdocks y no tuve más remedio que preguntar.

-Señor, espero que acepte tomar la mano de su hija - en cambio de que no fuera así, estaba listo para preparar mis movimientos de vendedor y atraerlo -.

-Sera un placer pertenecer a los Roffman - se notaba cansado, como si estuviera robando la joya de su vida, lo entendía, no tenía hermanas pero podía compartir el sentimiento -.

Allison volvió con un poco de espuma en su mejilla, esa chica era demasiado tierna para todo lo que pasaba por mi cabeza cuando sus ojos cruzaban por los míos.

-Puedo discutir a solas con Patrick - su padre nos miró con indecisión pero luego asintió con su cabeza, me sentía como un adolescente reprimido - -.

-Quiero la puerta abierta - fue lo único que nos dijo cuando subíamos las escaleras, su hija soltó un "Si, señor" y nos fuimos a su habitación -.

Estando en su recamara pude quedar hipnotizado, todo era justamente como ella, el balcón pintado de blanco celestial, su tocador con miles de cremas de todo tipo, no podía esperar a tener mi habitación llena de sus cosas de "mujer". Mis ojos pasaron por el armario un cuarto oculto qué tenía una puerta, finalmente su cama, me estaba conteniendo de no ir a hundirme en el olor perfecto de sus sábanas.

-Puede parecerte muy afeminada pero intento cada año cambiarla por... - no la deje terminar su frase, me moví rápido como una bestia en necesidad, mis manos tomaron sus caderas, hasta que la force estar apretada contra mi, nuestras frentes se tocaron, Allison cerro los ojos y yo me quede mirándola, su aliento era suave, pero ella podía sentir el mio sobre sus labios -.

-Mi padre está abajo - soltó en susurro tan perfecto como ella, pero no pude contener más las ganas, sometí sus labios contra los míos, los mordi poco a poco, movíamos nuestras caras hasta que necesitábamos serparnos para respirar, no podía dejarla así, no como la última vez, la guíe hasta su cama y la senté en el borde -.

Llevaba un vestido bastante precioso, sus ojos estaban en la cumbre de la pasión y yo rosaba mis dedos contra ellos. Ya se encontraban rojos pero debía dejar de molestarlos para centrarme en otra parte.

Me arrodillé, puse mis manos sobre sus piernas denudas, las acariciaba mientras Allison me miraba confundida, seguí el toco hasta sus rodillas y como si fuera poco abrí sus muslos de par en par. Aquello la puso muy nerviosa, agitada por mi, con mis manos moví su vestido doblandolo hacia atrás.

Mi cara se fue con gusto hasta dentro de sus preciosos muslos, primero fue un beso qué la puso a temblar, no conocía las palabras del "placer" pero pronto lo haría. Me sumergía más y más hasta que mis besos fueron brutales y quedo sin fuerzas sobre la cama. El punto que más quería se topo contra mi nariz, primero suspire en su intimidad, un quejido exquisito sonó de parte de Allison, era como si me apurara a chupar salvajemente.

-¿Cariño, todo bien? - su madre sonó desde abajo, la pregunta era para Allison, ella se levantó con un tono perfecto rojo en sus mejillas, no podía estimularme más pero lo hizo-.

-Todo está bien- su grito fue más de nervioso e inquieto. Su madre podía saber claramente que no estábamos haciendo nada correcto -.

Me reí bajo mientras Allison me miro enojada, pero era un desperdicio si su exitacion bajaba. Agarre su mano, camine hasta el armario qué tenía lleno de ropa, lo examine pensando en su tamaño, era el adecuado o eso supuse. Allison seguía hablando detrás mi, pero puse su cuerpo contra la puerta y cerré con llave.

-Que haces - puse mis manos de nuevo en sus piernas, acariciando hasta arriba y sintiendo el bulto de tela sobre mi brazo -.

-Terminar lo que empece - la tome rápido y su cuerpo choco contra el piso, abrí sus piernas lo más que pude, de nuevo suspire y un beso sobre su intimidad hizo gemir a Allison -.

Dios sabía que estaba en el cielo y aunque no fuera muy creyente, tenía fe en sus gemidos.

Seguí besando lentamente, seguía escuchando los pequeños gemidos de Allison, su intimidad comenzó a mojarse, finalmente estábamos llendo más que una "segunda base". La tela me estaba comenzó a incomodar, el bulto de mi pantalón creció lo suficiente, con mi lengua pase por todos sus líquidos, un gemidos más largo y tremendo sonó de la boca de Allison.

Esta vez no iba a parar por un segundo, comenzó a succionar, me encantaba como mi mujer se revolvia por el extasis, mis manos pasaron por sus caderas donde el panti se acortaba más y los baje delicadamente.

La poca luz del armario me volvía como una bestia, cuando baje por completo sus pantis, pude visualizar su perfecta vagina, era rosada, con varios líquidos derramandose. Y yo era un hombre que estaba pasando sed en el desierto y su cuño mi fuente de anhelo.

La poca cordura qué tenía se fue como el viento, mi lengua toco su piel al descubierto, ya no eran gemidos ahora eran gritos, succione lentamente pasando mi lengua por sus jugos, estaba exitado por ella, toque su boton varias veces, sus piernas ya no funcionaban pero podía sentir como se abrían más por mi.

Su vagina me estaba regalando el cielo en mi boca, succione más fuerte, arracando más de sus gritos perfectos, podía decirle a cualquier persona que los sonidos de mi pronto esposa serían mi melodía favorita. No tuve paciencia, no fui gentil como esperaba, ella tenía una necesidad y yo estaba por cumplirle ese pecado.

Mi boca entera estaba abierta sobre su coño, quería más, quería seducirla, qué se mojara al límite, qué reconociera quien la estaba atesorando con deseo, qué sintiera como pasaba por toda su vagina sin detenerme, exprimí tantas veces que ninguno de esos movimientos me cansaron, agarre sus caderas para que me sintiera más, la saliva y sus líquidos se enlazaron en una perfecta armonía.

Accidentalmente mi lengua se deslizó demasiado profundo y llego a su hueco. Mi lengua estaba en el paraíso, podía sentir lo cálido y perfecto qué era. Pase a penetrarla, lamiendo alrededor, sacando y volviendo a entrar. Sujetando sus caderas de la forma más violenta de todas, sus estremecimientos no pudieron más con ella y como manguera salió lo que tanto deseaba tragarme.

1950Donde viven las historias. Descúbrelo ahora