Capitulo 25

3 2 0
                                    

Patrick

"Camionetas blancas" y "llegando a nosotros" significa que nos seguían.

Mire de nuevo a Allison, se encontraba fascinada por el paisaje qué mostraba afuera, pase los dedos qué habían estado en el paraíso hace un momento por mis labios y mire al conductor dándole la señal.

-Allison querida - sus pequeños ojos miel volvieron hacia mi en un rápido colapso, por un momento creí que no podria hablar - Te molesta que pasemos por un paquete.

-Oh no para nada - sus dulces palabras me volvían loco, le di un beso en sus labios y volví la mirada hacia Reinor el conductor -.

Cuando llegamos Allison decidió abrir la puerta pero de inmediato se la cerré, tuve que explicarle qué sería rápido, qué era "parte" de la sorpresa.
Ella sacó sus cosas de chica y empezó a ponerse algún extraño polvo.

Reinor dejo el sombrero en el auto despeinando su cabello y dejando la chaqueta, lo mismo fue para mi, lleve las mangas de la camisa de botones hacia arriba.

Entrando en la tienda, nos dimos cuenta que estábamos rodeados, el cajero, la mujer de la limpieza y un hombre nos miraban directamente.

No tardamos en dar un paso adelante, le di un golpe grande al anciano qué estaba detrás de mesa, saque mi cuchillo para cortar su garganta, Reinor fue detrás de la mujer que por lo visto sabía cómo dar su lucha.

Reinor tomo su cintura y la llevo contra el piso, el sonido de unos huesos rotos sonaron hasta donde me encontraba, el hombre con músculos grandes corrió a mi dirección esquive los cincos primeros golpes.

Tome la pistola para meterla en su boca, recordé a Allison sentada poniendo ese labial perfecto sobre sus labios y no pude disparar. Saque el arma y le di un golpe en su garganta dejándolo inestable.

No tardó en caer sobre el suelo rápidamente, me puse sobre el dándole golpes con mis puños, su cara se deformo por unos segundos hasta que Reinor me llamo la atención.

Mi camisa estaba empapada de sangre y dientes. Reinor no se encontraba tan mal, tuvimos que movernos para que el me diera su ropa y rogarle a los cielos qué Allison no se diera cuenta.

1950Donde viven las historias. Descúbrelo ahora